Daphne Bonavich.
Mi mente procesa sus palabras, pero. No me llega nada, veo a Bastian aún recostado en la camilla esperando el momento en que le quiten cada cable sobre su cuerpo. Bajo mi vista a mi mano sintiendo el frío calar en mi piel hasta llegar a mis huesos, a lo lejos en el suelo veo mi abrigo. Pienso una respuesta a las repetitivas palabras de Emi en mi mente.
—No lo sé, ¿Que es?
—De verdad que piensas cuando te conviene —una risa baja brota de mi pecho sin que yo lo quiera—. Bien, entonces, yo te lo voy a recordar. Hoy es el día en que tu madre fue a un hospital y el doctor te saco por el orificio por dónde orina, baby.
—Oye, estas mal ubicado con la anatomía del cuerpo femenino, eh —me río esta vez por cada una de sus palabras.
—¿Que?, es verdad, en teoría. Y creo que fue la única vez que esa mujer visitó un hospital y lo hará cuando muera, ¿Que esa mujer no se enferma o no le pasa nada para que pare en uno?, entre nos para mí que tiene un trato con el diablo.
—Tal vez, quien sabe si la próxima vez termine en la morgue.
—Lo veremos, por lo pronto te informo que la bruja de blanca nieves y ricitos de oros se fueron de Alemania hace tiempo y esperemos a que lleguen con buenas noticias.
—Sí.
—Bueno, te dejo y dile a Bastian que se cuide mejor, lo quiero pero que no se muera tan pronto, bay —la llamada se corta, despegó mi vista del abrigo.
Parece que salí de un trance, mi mente está en blanco, las palabras no salen de mi boca por lo que solo me limito a observar a mi alrededor, mi nariz pica por los olores en la habitación mis ojos escuecen y para eso no tengo excusa alguna, la primera lágrima rueda por mi mejilla limpiando y trazando el camino para las que le siguen, las limpio rápidamente obligándome a dejar de llorar, suspiro viendo cómo terminan de sacar los cables del cuerpo de Bastian quién se sienta para solo empezar a torcer voy a levantarme e intentar acercarle un vaso de agua pero Thiago es más rápido, me mantengo en mi lugar Bastian voltea su rostro para recibir el agua y sus ojos se posan en mí me analiza. Me escanea como una bestia a sus presas. Un imán, eso es lo que parece su mirada un imán algo que me atrae a él como la miel a las abejas. Su vista se aparta de mí pero aún puedo sentir como cada bello de mi piel se eriza como si tuviera su tacto en mí.
Sacudo mi cabeza alejando mis pensamientos, me concentro en mis manos una gota tras otra, sorbo mi nariz. El lugar a mi lado se hunde con suavidad una mano pequeña se posa entre las mías volteo mi rostro pero mi cabello obstruye mi vista, otra pequeña mano aparta cada mechón dejando libre mi rostro Bonnie está frente a mí unas risas me instan a voltear pero no lo hago, otros ojos verdes pero un poco menos intensos están ahí, frente a mí.
—¿Por qué lloras?, Bastian está bien.
—Bonnie, no es nada solo son lágrimas de alegría.
Y ojalá lo fueran.
Asiente acariciando mi cabello, sus ojos se mantienen fijos en cada pequeño rizo, la mano que mantenía sobre las mías desaparece y con ella la calidez que me proporcionaba dejando que el frío se vuelva a apoderar de ese lugar. Sus mejillas están sonrojadas, pequeñas risas llenas mis oídos de nuevo, mis ojos viajan hasta las personas que producen el sonido.
—¡Bonnie, ven! —Ross extiende su mano y las caricias en mi cabello desaparecen por completo Bonnie corre a su encuentro.
Sonrío un poco viendo como Thiago la ayuda a subir, Eleonora camina en mi dirección, Bastian le dice algo a Thiago que lo hace salir de la habitación. Despegó mi vista de los hermanos para fijarla en su madre.
—Creo que antes no hubo una buena presentación, mucho gusto Me llamo Eleonora Bergmann —dice sonriente.
—Un gusto Eleonora —le devuelvo la sonrisa extendiendo mi mano—. Soy Daphne Bonavich.
—Un placer conocerte —acepta mi mano.
—Daphne —la voz de Bastian nos interrumpe, Eleonora sonríe y se levanta para ir con las gemelas.
Aunque me quiera levantarme el cuerpo se mantiene en su lugar, solo temo levantarme de aquí y que sea mi mente o mándame una mala pasada. Pero su mirada no miente, está molesto. Eleonora se despide de mí al igual que las gemelas, la puerta se cierra sus espaldas dejándome a mí con Bastian, quien está ahí sin ningun cable o yeso que cubra su muñeca, mi cuerpo pesa de un momento a otro. Me levanto escondiendo mis manos a mis espaldas, y si no la estuviera ahí me estaría comiendo las uñas hasta dejarlas en carne viva.
—Lo siento —es lo primero que sale de mi boca al estar frente a él—. Siento haberme comportado con inmadurez.
—Sí piensas que esta situación es tu culpa, tienes que saber que no lo es, Mein Leben¹.
Muerdo mi labio asintiendo, una de sus manos se levanta pero la vuelve a bajar, sus ojos me examinan, su rostro está sereno, tranquilo. Sus pómulos siguen pálidos al igual que sus labios, desquicia en mi mente y sé que no voy a resistir. Y me dejó llevar, sucumbo a la tentación latente en mi interior. Me siento a su lado dejando que mis manos vayan a su rostro atrayéndolo al mío sus ojos y los míos se encuentran antes que nuestros labios se unan alejando cualquier pensamiento racional de mi mente, en lo único que puedo pensar ahora es en sus labios encima de los míos y su olor se cuela por mis fosas nasales un olor amentolado muy ligero, sus labios suaves encima de los míos en un beso tranquilo lleno de sentimientos una lágrima cae por mi mejilla, me separó de él limpiando el rastro que ha dejado nuevamente.
—Voy a la cafetería, ¿Tú quieres algo para comer? —me levanto dándome la vuelta.
—Un café sin azúcar —su voz es gruesa como si recién acabará de despertar.
Asiento caminando a la puerta, el pomo frío bajo mi mano se siente bien para mi piel extremamente caliente, abre la puerta saliendo de la habitación el pasillo está silencioso y un poco oscuro, cada paso que doy resuena haciendo eco no solo en el pasillo sino que también en mi mente que hasta ahora permanece vacía. Tanto como el pasillo que me une a su soledad, aborrezco el silencio, me observan o eso es lo que siento unos ojos clavados en mi espalda intento encontrar a la persona viendo de reojo pero no hay nadie, devuelvo mi vista al frente suspiro intentando alejar el sentimiento. Consigo salir del pasillo dirigiéndome a la recepción para salir de este hospital.
Editado: 30.04.2025