Martin y la carrera contra el reloj

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Capítulo 10: Cambios inoportunos.

    • ¡Oigan ya está lista la cena! —Grito Martín desde la cocina —

¡Espero que estén listos!

Martín había preparado una cena entre amigos magníficos, por un pequeño momento él pudo sentir la sensación de tranquilidad y paz, esa sensación de no tener problemas encimas; Sin embargo, dicha sensación no le iba a durar por mucho tiempo.

    • ¿Oye me pasas la salsa? —Silvia mirando a Deiver.

—Por supuesto —Le respondió Deiver, agarrando la salsa que estaba al lado de la ensalada —Ten —dijo dándole la salsa a Silvia.

Mientras del otro lado de la mesa estaba Andrew muy sorprendido por la cena que había montado Martín. Todo lo que estaba en la mesa lucía espectacular para él.

—No pensé que cocinaras tan bien Martín —dijo Andrew agregando lo delicioso que estaba el pollo al horno y las papas fritas, después de una pausa solo agregó — Enserio valoro y agradezco mucho la invitación a esta deliciosa cena.

  • ¡Gracias!, mi mamá siempre que cocinaba me pedía que la ayudara y así fue como aprendí —Añadió Martín, recordando aquellos momentos de su infancia donde su única preocupación era no rasparse las rodillas al ir a jugar fútbol —Espero algún día tener el talento que tenía mi madre, ella era excepcional en la cocina.

Después de un par de horas de charlas en la mesa, el reloj marco las once de la noche cuando ya todos habían terminado de comer, Martín se levantó de la silla dirigiéndose al sofá de la sala donde estaba sentado

Deiver reposando.

—Entonces aquí estamos —dijo Martín al sentarse al lado de él.

—cuánto ha pasado el tiempo no? —preguntó Deiver observando un retrato de ellos dos de cuando eran pequeños —apenas siento como si hace 10 años hubiera sido ayer.

—Es increíble cómo pasa el tiempo —Decía Martín y después de mirar el retrato por unos segundos se dio cuenta que llevaba tanto intentando resolver sus problemas que había olvidado lo maravilloso de solo sentarse a ver la vida.

—Voy a mudarme, Martín —dice Deiver, haciendo que solo haya un silencio durante unos cuantos segundos.

En ese momento, Martín olvidó la sensación de paz y el mundo comenzó a dar vueltas a su alrededor. "Voy a mudarme", esa frase resonaba una y otra vez en su cabeza.

La cuestión es que en todas las líneas temporales en las que Martín había vivido, Deiver nunca le había dicho que se mudaría. Para él, esta decisión fue causada por los cambios. Cambios que él mismo estaba provocando. Martín, en el fondo, encontraba difícil entender todo lo que estaba sucediendo a su alrededor. Hace solo unos días, apareció alguien que se suponía que no existía en ese tiempo, y ahora Deiver iba a mudarse. Todos estos sucesos solo le llenaban de preguntas.

—No lo entiendo —dije tartamudeando mientras solo observaba ese retrato que yacía frente a él.

—Mi mamá murió —Dijo Deiver sintiendo como si tuviera un collar de espina justo rodeando su cuello, a él se le hacía muy difícil decir que su madre había fallecido. Por dentro Deiver libraba un caos que ni él sabía que dentro de poco lo llevaría al borde del suicidio.

  • ¡Co-Como... como que murió tu mamá! — Martín sintió miedo por todo lo que estaba pasando, para él se le hacía difícil el hecho de ver cómo de un día a otro estaba ocurriendo eventos que antes no habían ocurrido.

—No hace falta que me des tus condolencias, sé que para ti ella era una segunda madre y ya sé que lamentas su muerte, pero, solo espero entiendas que me voy porque quiero iniciar de nuevo.

Fue en ese preciso momento que Martín sintió aquella presencia que sintio cuando aquella figura se le aparecía, la presencia provenía de su segundo piso. Fue en ese preciso momento que Martín empezó a sentir pánico.

—Para cualquier decisión que tomes siempre tendrás mi apoyo Deiver — Dijo mirándolo a los ojos y estirándole sus brazos para darle un abrazo— iré a ver cómo está todo por allá —En el fondo Martin no le había dado tanta importancia, estaba enfocado en subir al segundo piso para poder investigar.

Levantándose del sofá y acercándose a las escaleras para subir, la presencia se hacía cada vez más pesada para él. Aunque, a diferencia de las primeras veces, Martín ya había perdido un poco el miedo. En su mente, sabía que si no soltaba su miedo, no podría salvar a Silvia.

Justo antes de llegar al segundo piso, miró hacia atrás y notó a

Silvia. Con solo verla, él pudo detallar todo lo que ella estaba pasando.

La verdad es que el amor a veces puede ser extraño para las personas. Cuando se llega a amar a alguien, se deja de necesitar palabras para comunicarse entre sí. Se crea un vínculo, una conexión. Martín sintió eso, Martín sintió el caos de Silvia dentro de él, por dentro se preguntaba qué estará pasando por ella.

—Aquí estoy —Dijo al acercase a ella. Ella solo lo mira a los ojos y vio en él esa sensación que sus ojos le provocaban, eso era tranquilidad —Mi padre va a morir Martin —soltó en un llanto silencioso.

Ahí hacia otra vez Martin, con esa sensación de miedo al darse cuenta que están ocurriendo eventos que nunca antes ocurrieron, hasta el momento él solo lidiaba con muertes diferentes, pero esto, esto para él era algo nuevo.

—Aquí estoy para ti. — dijo después de acercarse y abrazarla fuertemente, él no tenía palabras que decir, su mente estaba totalmente nublada —qué tal si descansas y mañana me cuentas todo? —le pregunto mientras pasaba sus dedos por sus mejillas para limpiarle las lágrimas.

Después de un par de minutos, Martín se levantó al observar que Silvia ya estaba dormida. Él seguía procesando todo. "Ven" escucha un susurro que venía del segundo piso, el solo observa para después levantarse y empezar a subir lentamente. Cuando llegó al primer escalón noto que estaba el diario en el piso, pero estaba abierto por la mitad.

  • ¡Que carajos hace esto aquí! —dijo agachándose y tomando el diario. Fue en cuanto noto lo que estaba escrito.




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