Marzo 2024, el señor rico y Lázaro

El señor rico y Lázaro

En la biblia se habla del señor rico y del mendigo Lázaro que cuando hubieron muertos ambos; el primero, fue a parar al infierno y el mendigo fue a parar al seno de Abraham.

Porqué fue a parar al seno de Abraham y no fue a estar con Jesucristo, si es Jesucristo quien reina en el reino de los cielos.

Es que ambos hubieron muerto, pero ellos murieron sin haberse manifestado aún la resurrección del hijo de Dios. Deben esperar por todos los justos que es un gran número y no todos han cumplido con realizar el llamado de Jesús.

Hasta que se llegue a tener a todos Jesús no volverá, pero gobierna en quiénes siguen sus enseñanzas y las ponen por obra. Gobierna desde hoy, pero su gobierno no es de este mundo.

Sin embargo, el señor rico, muerto, ya está en el infierno y el mendigo Lázaro ya recibe consuelo, pese a no haber llegado la hora de la segunda venida de Jesucristo, recibe el consuelo de Abraham.

A eso se refiere Jesús cuando indica que su gobierno no es de este mundo, si nosotros hacemos lo que nos ordena, tendremos desde este instante el reino de los cielos gobernándonos o lo que es el consuelo que recibe Lázaro de su padre Abraham.

Pero igual debemos esperar el momento en que todas las escrituras se cumplan, el momento en que la humanidad entera obtendrá la salvación.

Si el espíritu de Lázaro nos llama a una vida de conversión tenemos este consuelo revelado en nosotros y pese a no llegar aún el momento del fin, el reino de los cielos está de manifiesto hoy a través de nosotros.

Es por eso por lo que Jesús indica a Pedro, sobre quien edifica su iglesia, que apaciente a sus ovejas. Lázaro es aquella oveja que está apacentada en el seno de Abraham. Antes Abraham, Moisés, los antiguos profetas y en nuestra generación, Pedro, haciendo esto que le pidió, Jesús su maestro, apacentar a sus ovejas hasta que su hora llegue.

En la tierra en que nos encontramos se tiene aflicción, pero la paz que nos da el confiar en Dios en todo instante es lo que nos hace estar bajo el gobierno de Jesús. Jesús cuando indica el reino de los cielos es como aquel tesoro escondido que, al ser hallado por un hombre, lo entierra de nuevo, vende todo lo que tiene y compra aquel campo.

No hay comparación; aquel tesoro es el más grande como ninguno hallado jamás a tal punto que nada en la tierra es de más valor por lo que todo lo entrega con tal de que aquel campo sea suyo.

Y Jesús habló del reino de Dios, el cual no va a venir de forma visible no se podrá decir “aquí está” o “allá está”, es porque en realidad Dios ya reina entre nosotros. Verán que el demonio está en procura de vencer a través de los hombres, pero es el hombre que tiene que dominarlo con valentía.

El demonio persigue a quienes se están acercando a Dios. No se verá que el demonio vaya a ir contra los que están caminando en su misma dirección. La dirección en que va es el que lleva a la condenación.

También Jesús dijo cómo sería en el final “cuando vean que las ramas están verdes y van a brotar las hojas, entonces erguid la cabeza está próximo el día de su salvación”

Es cuando la maldad se terminará, es cuando todo va a cumplirse.

Entonces unos irán a su derecha, a reinar con Él y a otros pondrá a su izquierda a ser echados fuera. A eso se refiere cuando indica Dios ya reina entre ustedes; somos a quienes escogió para estar a su derecha. Desde el momento que hemos cambiado de vida y seguimos sus designios ya reinamos con Él en el reino de los cielos, somos la generación que conoce el triunfo de Jesús sobre la muerte.

Así como Lázaro es consolado así estamos nosotros colocándonos en nuestro cuerpo sus llagas que los perros lamían. O mejor, estamos como Jesús azotado, y siendo objeto de burlas. Así podemos llevar el gobierno de Jesús. Solo así.

Dios reina a través de los hombres, a través de quienes respondieron a su llamado. No son los hombres que lo buscamos. Él nos buscó y nos halló.

El llamado de Dios nos hace caminar por sendas de fe, amor, justicia y verdad; pero Dios llama a todos y quienes no acuden a su llamado, son los que van a parar a su izquierda en el juicio final; son los que habiendo sido llamados no son escogidos.

Muchos son los llamados pocos son los escogidos.

El demonio va en busca de los que sienten el llamado de Dios. Sabe que en ellos se cumplirá las sagradas escrituras, el demonio cae en cuenta de que su final se acerca cada vez cuando un pecador se convierte.

Al final el enemigo de Dios será echado al infierno, al tormento eterno y sobrevendrá la redención de toda la humanidad.

Entonces son dos destinos distintos para los hombres.

Dios está yendo por quienes están apartados o apartándose de sus caminos en procura de devolverles la promesa de Dios que se cumple con ellos, pero que Satanás viene arrebatándoselas.

También el diablo va en busca de los que dudan porque oyendo el llamado no perseveran y estarían cayendo, por su obra, en el infierno que fue hecho para el demonio y sus ángeles.

Verán que los que están con Dios en su reino celestial deben de permanecer y los que están en las garras del enemigo son los que Dios traerá de regreso, pero el diablo lo impide con las mismas leyes que fue echado, él, del cielo y no pudo permanecer más allí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.