Más Allá.

(Cap. 3) - El día que el mundo se quedó sin ella

Hoy es el día. Hoy le daré el último adiós a mi Monstruito. Hoy será la última vez que la vea. No puedo controlarme; todo me recuerda a ella. Nuestro departamento, nuestra habitación, la cama en la que tantas veces nos amamos… ¿Cómo voy a poder vivir si no la tengo conmigo? ¿Cómo voy a enfrentarme a todo esto sin ella dándome fuerzas? Sin ella escuchándome y protegiéndome del mundo entero.

Una vez más despierto dando gritos, ansiando abrir los ojos y encontrarla a mi lado; abrazarla y ya nunca dejarla ir. Pero no… he vuelto a despertar sola. Con espacios vacíos en las paredes, pero con su olor por doquier.

—¡Tar! Tar, despierta —mi madre me agita hasta que abro los ojos y solo la veo a ella.

—Ma-má… —digo al comenzar a llorar nuevamente. Ella me abraza y deja escapar un sollozo en mi oído.

—Está bien, linda… Tranquila, mamá está aquí…

Si sirviera de algo que ella esté aquí… Yo no quiero a ninguno de ellos en estos momentos. Yo solo quiero a mi pequeña Stefani. Solo ella puede calmar el dolor en mi interior. Y no… no está, y me cuesta creer que jamás va a volver a estarlo. Pero debo afrontarlo; así deba despertar cada mañana solo pensando en ella, y con menos ganas de vivir que el día anterior. Solo quiero tenerla entre mis brazos… ¿es mucho pedir?

Pasan un par de horas en que solo seco mis lágrimas sobre la cama. Mi madre acaricia mi cabello mientras yo solo recuerdo a Stefani en cada rincón de nuestra habitación.

“My mama told me when I was young
We are all born superstars
She rolled my hair and put my lipstick on
In the glass of her boudoir”

Un fuerte coro comienza a oírse afuera del edificio, y mi corazón se desgarra al imaginar a sus pequeños gritones —como los llamaba— cantando eso para ella. Entierro el rostro en las almohadas mientras ellos terminan lo que, en algún momento, fue su himno.

—Tar… —susurra casi inaudible Freddie al sentarse a mi lado.

Levanto la vista y veo a Freddie de traje y corbata. Entre sus brazos trae a Fozzi; tengo días sin verlo. Lo deja sobre la cama y el cachorro lame desesperado mi rostro. Me siento y me lanzo a los brazos de mi mejor amigo. Ninguno de los dos nos contenemos y rompemos en llanto. Hay tanto sentimiento en nuestras lágrimas que es difícil mantenernos abrazados.

—Linda, tenemos que irnos, ¿sí? Tienes que salir de esta cama…

Asiento sin mediar palabra y me dejo guiar por Freddie hasta la tina. Entro en el agua tibia con la mente totalmente en blanco. Solo observo las burbujas en el agua mientras Freddie trata de ocultar las lágrimas, hurgando entre mi armario.



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En el texto hay: perdida, lgbt+, luto

Editado: 22.12.2025

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