🌹~Eva~🌹
Sentada en la sala de espera me disponía a leer una revista de moda donde se recalca los colores que se debían de utilizar en el verano, con una sonrisa discreta levante mi vista para ver quienes se encontraban presentes además de la Sra Collins, su cabello corto le luce muy bien al igual que sus mejillas rosas que la caracterizaban, deje la revista en su lugar y después tome mi mochila con cuidado para sacar de ella una caja de chocolates suecos, ya con estos en la mano me puse de pie y se las entregue a la Sra collins, - Muchas gracias Ana, tu siempre tan linda -. Le sonreí para después darle un cálido abrazo.
-Ana Ferrol -. Hablo mi psicólogo mientras salía de la habitación un chico de cabello negro, su tatuaje en forma de dragón llamo mi atención pero lo ignore y continúe mi camino a la sala, claro mientras le di una última sonrisa a la recepcionista Collins.
Entre y me senté en la silla, como era de costumbre comencé a mover mi pie hacia los lados,
- ¿Aún te sigues levantando por las noches a llorar? -. Pregunto el doctor Rafael Romero.
- Sinceramente en los últimos días ya no he llorado, pero encontré algo nuevo -. El doctor me pidió que continuará con una seña por lo que obediente seguí hablándole del tema.
- Recuerdo aún unas botas rojas, y las llaves doradas, pero solo eso, y como si fuera una maña cada vez que miro botas de ese color tapó mi boca y una lágrima sale de mi, pero no entiendo el ¿por que sucede eso? -. El psicólogo Rafael me observaba con el ceño fruncido mientras escribía lo que le relataba.
- Ana, ayer hable con Lucia y me autorizó que te aumentará la dosis de tus medicamentos, ¿Estas de acuerdo con ello? -. No me gusta para nada el tener que medicarme por mis ataques de ansiedad pero sabía que eso era mejor a tener que estar internada.
- Si es lo mejor yo estoy de acuerdo -. Sonreí nerviosa mientras pasaba un mechón de mi cabello detrás de mi oreja derecha, - Mire señorita Ferrol, debería tratar de calmarse y respirar lo más profundo posible, cuando mire las botas rojas o las llaves doradas tome un respiro profundo y continúe observando, el problema que tenemos con usted es que está bloqueada por su pasado, pero si intentará quitarse todas esas telarañas podrá saber que fue lo que pasó con "El hombre" o quién era "La mujer"-. Sabía que tenía toda la razón, tenía que descubrir que fue eso que llegue a olvidar.
- Usted esta en lo cierto -. Solté mientras tocó un poco mi cabeza, un mensaje llego a mi celular por lo que le baje al volumen.
-Supongo que ya te puedes retirar, y por favor tómate tus medicamentos -. Me miro con una ceja alzada mientras me daba la caja del medicamento.
Me puse de pie mientras guardaba la caja de medicina en mi mochila, salí de la habitación y continúe mi camino hacía la primaria, hoy tendría que recoger a Renata ya que se lo había prometido, camine por las calles tratando de recordar que fue lo que realmente sucedió aquella noche que llegue con los Ferrol, pero por más que lo intente jamás logró conseguir alguna respuesta a mis dudas existenciales.
Camine por unos siete minutos ya que la primaria no quedaba muy lejos de la clínica, Renata estaba sentada en las bancas jugando con el aire que recorría sus manos, - Ana... -. Grito mientras corría a mis brazos, quizás ya tenía nueve años pero su estatura era de una pequeña de seis años,
- ¿Iremos al parque? -. Sonrió de medio lado para tomar de su mano, - Sólo un rato ya que mamá se preocuparía mucho por nosotras -. Me miro por unos segundos para así soltar mi mano y correr al auto, Las dos nos subimos con alegría para irnos al parque pues este quedaba cercas de nuestra casa.
-¿Hoy tuviste cita con el doctor?-. Pregunto para después perder la mirada en la ventana, - Si, por eso mismo debemos de volver a casa pronto por que mamá pensará que aún sigo allá -.
(...)
Me encontraba sentada en una banca saboreando un helado de vainilla mientras observaba como Renata se deslizaba por el tobogán más alto de todos, las dos nos sonreimos mutuamente.
Ella volvió a subir al tobogán por lo que continuaba viéndola, una niña rubia corrió frente a mi por lo que llamo mi atención, con una sonrisa triste la analice con cautela, esa niña era tan parecida a mi, era un tanto triste el tener que teñir mi cabello de negro aunque fuese rubia, pero ahora era Ana y no la rubia Eva.
Me paré en seco al no mirar a Renata, mi corazón latía al mil por lo que solté el helado y comencé a buscar a mi hermana, a unos cuantos metros mi vista me dejo ver al chico del psicólogo junto a ella por lo que corrí tratando de ver por que se había apartado de aquí sin avisar,
- Renata Ferrol Herrera, ¿Por qué diablos te has ido sin permiso? -. El chico me miro con una sonrisa grotesca pero no me importó en lo absoluto, al parecer lo confundí de persona ya que esté tenía un parecido similar más no era el mismo, tome la mano de mi hermana y la lleve al auto.
- Que sea la última vez que hagas esto ¿Entendido? -. Los ojos de Renata estaban llorosos pero no dijo ni una sola palabra en el camino ni cuando llegamos a casa, no entendía el por que actuó de esa manera si jamás lo había hecho antes, por alguna razón Lucía ni Ernesto estaban en casa por lo que sólo me dispuse a entrar a mi habitación.
Me recoste en la cama imaginando como estaría en estos momentos si no fuera Ana si no Eva, talvez tuviera una desnutrición severa o quizás hubiese sufrido de abuso sexual, se que obviamente viviría en la calle, pero se que cada sacrificio que he hecho es por un bien hacia los Ferrol y también personal.
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Cada detalle importa...
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Editado: 22.11.2019