Mas AllÁ De La Amistad

CAPITULO 1

LUCÍA

-. ¡Estoy embarazada! – grité en un susurro con emoción, siempre quise ser madre aunque con 15 años mi familia no estaría feliz y mi novio está… (Ahora voy a averiguarlo)

-. Es broma – su rostro no tenía rastro alguno de alguna emoción

-. No – lo mire seria – es la verdad – saque un sobre de mi mochila – son mis exámenes me los entregaron hace una hora – se los di

-. Pero… - miraba el resultado – lo lamento, yo no lo quiero y…

-. ¡No lo digas! – le grite y comencé a llorar – pensé que me querías

-. Somos jóvenes y no estoy listo – se levantó y trato de acercarse… lo aleje, me ha decepcionado demasiado

-. ¡VETE! – camino en dirección opuesta a la mía sin decir más y espero no volverlo a ver.

Regresé al internado cabizbaja, con mil ideas y preocupaciones en mi cabeza…

“Por ahora todo bien; pero que pasará cuando comience a notarse los cambios en mi cuerpo”

Por Dios que idiota fui quería ser madre y de eso no me arrepiento… pero elegí a la pareja menos adecuada… ¿Qué hare? ¿Qué ha…?

Me tomaba la cabeza tratando de sacudir las ideas que estaban dentro de ella, estaba tan perdida en mis pensamientos que no me fije por donde iba y choque con alguien; su reacción fue súper rápida ya que evito que terminara en el piso.

OWEN

Iba saliendo de la oficina de la directora junto a mi padre, él era un benefactor del internado en memoria de mi madre.

Ya había terminado mi carrera de Ingeniería Civil y me haría cargo de la empresa de mi padre, con solo 22 años ya tenía toda mi vida hecha y el futuro no era una preocupación para mí.

-. Hijo – coloco su mano en mi hombro - ¿deseo que formes una familia pronto?

-. Padre – suspire – sabes que te complazco en todo lo que me pides – me rasque la nuca - pero una familia

-. Lo sé, lo sé – dijo con una media sonrisa – tu plan de vida es adoptar una niña o niño y criarlo para que sea la sucesora o sucesor de nuestra pequeña empresa

-. Así es – me tranquilice – el amor es una variable en mi vida que no la pienso incluir.

-. Está bien, hijo – me dio una palmada y seguimos nuestro camino hacia la salida, justo unos metros antes de la puerta principal una jovencita que parecía estar en su mundo choco conmigo, debía haber terminado en el piso; pero pase mi brazo por su espalda para poder sostenerla y no se golpeara.

Era muy linda su piel blanca, su nariz pequeña, su cabello castaño claro lacio le llegaba hasta su cintura, sus ojos estaban hinchados (supongo que de tanto llorar) pero era del color de sus ojos miel, me quede hipnotizado por esos ojos tan bellos que me pareció que el tiempo se detuvo.

Mi padre se aclaró la garganta para llamar nuestra atención, así que la enderece y volví a mi postura.

-. Lo… lo sien… siento – susurro

-. Tranquila – arregle mi saco – solo debes estar más atenta

-. Permiso – se fue sin más.

Seguimos nuestro camino, y ya en el auto mi mente traía el recuerdo de esos hermosos ojos color miel a mi mente y no podía pensar con claridad.

Llegamos al edificio en donde tenemos un piso rentado para el funcionamiento de nuestra pequeña empresa de construcción. Nuestras oficinas estaban en el cuarto piso.

Para que yo vaya aprendiendo el manejo de la empresa mi padre acondiciono un escritorio junto al suyo en la oficina, para que me adapte de a pocos.

Llegamos y fui directo a mi escritorio necesitaba despejar mi mente, así que entre por unos minutos en mis redes sociales para ver si de alguna manera mi cerebro al olvidaba.

Fue un total fracaso, mis ojos estaban en la pantalla y mi cerebro estaba en el internado.

-. ¡HIJO! – el grito de mi padre me saco de mis pensamiento

-. ¿Por qué me gritas? – respondí

-. Llevo hablándote unos minutos y tú pareces ido – replica algo molesto

-. Lo siento – respondo avergonzado

-. Te decía, ¿si mañana puedes ir solo a la reunión con la madre María? – se recostó en su silla

-. ¿Y tú? – me golpee la frente se supone que quiero volver a aquella jovencita

-. Mañana tenemos la reunión con un posible inversionista en un hotel ¿lo olvidas? – explico

-. De acuerdo – dije sin demostrar emoción alguna, aunque por dentro estaba saltando de emoción.

Un poco más tranquilo me dedique a avanzar en el trabajo y mañana poder estar libre para averiguar quién es esa jovencita.




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