LUCÍA
Llegue a la habitación que me asignaron y me tire en la cama al menos mis padres tuvieron la genial idea de pedir una habitación para mí sola, porque muchos las compartían.
No puedo regresar con mis padres, bueno el único al que le importara será a mi padre; porque mi “madre” si es que la puedo llamar así solo le importa aparentar frente a la sociedad y el dinero.
Maldita sea – golpeaba la almohada por la rabia y la frustración
Creí haber encontrado a mi mitad perfecta con él cual disfrutar de mi embarazo y al final termine… con una gran decepción “Mi niña, sé que será una hermosa nena”.
Debo protegerla, ya no hay vuelta atrás tengo que contactar a mi hermano Esteban, él me podrá ayudar; pero por hoy lloraré todo el dolor que tengo y ya mañana será otro día.
Llore y llore hasta que me quede dormida con todo y uniforme.
Los rayos de sol que caían directamente en mis ojos me despertaron, me sentí muy descansada. Me levante y fui a bañar hoy debía comenzar a contactar con mi hermano.
Me demore un buen rato tomando una ducha caliente, para relajarme era lo más necesario; mis ojos estaban hinchados pero nada que el maquillaje no pueda solucionar.
Eran ya casi el mediodía, había dormido más de lo normal. Salí hacia el comedor para comer algo de fruta o una ensalada no lo sé.
Mi dormitorio queda en el segundo piso al fondo lo que sería como tener que caminar un campo de futbol; y encima para ir al comedor debía descender por la primera escalera que era la que más cerca nos quedaba.
Al bajar debemos voltear a la derecha y pasar cerca de la oficina de la directora y si la encontrábamos debíamos saludar por su nombre completo.
Bajaba un poco más relajada con un plan en mente, estaba volteando cuando me choque contra algo duro, cerré mis ojos esperando el golpe; aunque nunca llegó y al abrir mis ojos otra vez me encontré con el joven que me ayudo ayer, esto se estaba volviendo una costumbre rara entre nosotros.
OWEN
La reunión con la directora fue muy productiva se logró abonar unas doce becas más para estudiantes con gran potencial pero de bajos recursos.
La conversación se extendió un poco debido a que no llegábamos un acuerdo dentro de lo que comprendía las becas, sin exceder el presupuesto destinado que teníamos para dicha causa.
Le dije que iba a caminar un poco por los alrededores ya que necesitaba un descanso, mientras ella pensaba los puntos que le había propuesto, ella accedió y yo salí; sentía que me asfixiaba.
No conocía el internado a la perfección, decidí grabar por donde caminaba para poder regresar aunque en realidad no me importaba a donde iba siempre y cuando me encontrara con la jovencita de ayer.
Pensé en ir hacia los jardines estaba por llegar a donde el pasadizo se conecta con una escalera cuando golpee a alguien y mi sorpresa era aun mayor cuando me encontré justo a la persona que quería.
-. ¿Te encuentras bien? – aun la sostenía en mis brazos; pero por alguna extraña razón me sentía cómodo
-. Sí – dijo con sus manos en mi pecho y su contacto era tan cálido y placentero
-. Deberías tener más cuidado – comenzó a moverse supongo que deseaba incorporarse
-. Me podría poner derecha – dijo algo sonrojada
-. Oh! Claro – dije lo más neutral que pude – no lo había notado
-. No soy la única distraída entonces – sonrió a medias
-. Al parecer no – me arregle el saco - ¿A dónde vas?
-. A la cafetería/comedor – respondió segura
-. Qué casualidad – me estoy convirtiendo en un gran mentiroso – yo quería llegar ahí; pero creo que me perdí
-. Vamos, yo lo llevo – se adelantó hacia mí, la seguí y pude detallarla más, era hermosa su cuerpo era proporcionado tanto como puede ser para una adolescente; su caminar era delicado y a la vez un poco infantil, sin pensarlo una sonrisa se dibujó en mi rostro.
Cuando llegamos vi que ella tomo una bandeja y comenzó a servirse; pero vi que tomo una ensalada de frutas yogurt y cereal.
Yo tome un café y unas tostadas, había mucha variedad nos dirigimos a una de las mesas con vista al pequeño huerto que tenían.
Una vez en la mesa ella comía muy despacio como si fuera una exigencia y no un placer.
-. ¿Te sientes mejor? – en serio no pensaba con claridad mi boca se adelantaba mi cerebro
-. ¿Eh? – me miró; pero sus ojos solo reflejaban tristeza
-. Ayer te veías un poco alterada
-. Ah! Sí, ya estoy mejor – bajo la mirada a su plato como si las frutas le fueran a comtar algo interesante
-. Puedes contarme – me miro asombrada – claro si lo deseas – bebí un sorbo de mi café
-. Mmm… bueno – parecía tener un conflicto en su cabeza en sobre si podía o no confiar en mí- necesito un consejo… pero apenas te conozco
-. Lo entiendo – dije, en serio pensaba que ella de buenas a primeras me iba a contra que era lo que le pasaba “Tonto”
-. Pero pareces de fiar – hizo que pasara al comida de un solo trago por la impresión – así que – coloco su dedo sobre su barbilla – no sé por dónde debería empezar
-. Que te parece si yo comienzo – me miro sumamente extrañada – Soy Owen Rivas – le extendí mi mano
-. Oh! – Sonrió – Soy Lucía Morrillo, mucho gusto – le dio un leve apretón a mi mano
-. El gusto es mío – dije con una sonrisa – ahora que a nos conocemos puedes empezar a relatarme lo que te aqueja
-. Si no te molesta preferiría que no me hablaras tan formal no creo que tengas 40
-. Lo siento – dije un tanto nervioso – es la costumbre de estar en el plan de gerente de la empresa de mi padre
-. No te preocupes, relájate – dijo con una sonrisa de oreja a oreja
-. Bueno cuéntame que es lo que te preocupa – coloque mis manos juntas para poder dejar reposar mi mentón en ellas y prestarle atención a ella.
LUCÍA
Editado: 03.05.2022