Mas AllÁ De La Amistad

CAPITULO 5

NARRADOR

Owen se sentía feliz de haber actuado así, ella era la joven que le traía problemas a su pequeña y ella debía estar tranquila y relajada por su estado.

Lucía por otro lado se sorprendió por la forma de actuar de su prometido, aunque la manera en que Leyla iba vestida era una clara advertencia para ella; ella no se sentía capaz de competir con ella

-. ¿Estás bien? – le preguntó él tomándola por la barbilla

-. Algo trama – dijo apretando su agarre en la cintura de él – y sé que eso no será bueno para mí – refugio su rostro en su pecho e inhalo su fragancia eso la tranquilizaba

-. Ya no estás sola – él la envolvió en sus brazos

-. Ahora…

-. Señorita Morrillo – la voz de la madre superiora y directora del internado no la dejó continuar – a mi oficina – ambos asintieron

Él tomo su mano y entrelazo sus dedos, caminaban uno al lado del otro detrás de la directora, esa joven buscaba que la expulsaran o la castigaran.

Leyla estaba escondida cerca de la dirección, cuando vio que todos entraron se acercó en silencio para poder escuchar.

La oficina de la directora tenía una biblioteca en la pared de atrás, al lado derecho un estante con los documentos del internado, en el centro su escritorio con una computadora; y en frente de este un par de sillas, la silla de ella era acolchada. Todo estaba pintado en colores de madera, el piso parecía ser de manera aun cuando era de loseta.

La madre superiora, tenía una mirada neutral; pero había un ligero atisbo de enojo en sus ojos.

Owen estaba seguro que aquella joven tan vulgar había ido con el chisme, su plan era que la expulsen o la castiguen; pero él no estaba dispuesto a que ninguna de las dos opciones pasara.

OWEN

-. Madre superiora – inicié con calma

-. Señor Rivas – dijo con voz seca y casi ruda

-. La señorita Morrillo, es mi prometida – juro que me gustaría tener una cámara para tomar la foto de la cara de la directora es un poema – y desde la próxima semana se mudara conmigo.

-. Señor Rivas – alce mi mano para que se detenga

-. Solo Owen por favor – dije - el Señor Rivas, es mi padre

-. Owen – asintió – para que la alumna Morrillo se mude, debe contar con el permiso de sus padres

-. No hay problema – lo tendrá en su escritorio el lunes

-. Eso espero – dijo más calmada

-. Otra cosa – dije y mi mirada se puso algo dura

-. Dígame – sus ojos estaban fijos en los míos

-. Espero que mi prometida – temé la mano de Lucía – se encuentre cómoda ya que la señorita que vino con la noticia buscaba algo más; espero no la moleste más

-. Aquí no hay preferencias – por poco y no se pone a gritar

-. Directora – dije lo más calmado que podía – no estoy pidiendo preferencias solo algo de comodidad; pero si no se puede en este momento me la llevo conmigo

-. No puede hacerlo

-. Claro que puedo y lo haré – estaba comenzando a enfadarme – y de paso retirare mi apoyo, veremos si los padres de la otra jovencita compensan nuestras contribuciones

-. Señor… Owen – se corrigió al mismo tiempo – no puede hacer eso

-. Es su decisión – suspiré y Lucía tomo mi brazo dando suaves caricias, acerque su mano y deje un beso en ella – no la mía

-. Creo que será mejor que la alumna se quedé con usted – vaya no era capaz de poner orden con las alumnas y lo reconocía en este instante

-. Mañana – hablo Lucía – mañana me iré contigo, hoy no habrá tiempo para arreglar mis cosas

La miré confundido esa jovencita no se detendría para verla dañada y yo no la quería dejar sola.

-. Directora – necesito hablar un momento a solas con mi prometida – asintió y salió de la oficina

-. Lucía – la miré directo a los ojos – por favor. Ven conmigo. Mañana recogeremos tus cosas

-. Estaré bien – acaricio mi mejilla y mi rostro busco más su calor – solo hoy, me cuidare

-. No – la asuste con mi grito – lo siento, no quiero – acaricié su rostro

-. Soy chiquita – me sacó una sonrisa – pero te aseguró que se defenderme

-. No siento que estés segura – me rehusaba a dejarla, ella era vulnerable y si la podía llevar conmigo sabría que estaría bien – te pueden hacer daño

-. Me cuidaré – toma mi rostro con ambas manos y me mira directo a los ojos – son tan solo unas horas, mañana en la tarde estaré junto a ti ¿vale?

-. No… - sus labios se unieron a los míos y olvidé lo que estaba por decir

-. Mañana vienes por mí – asentí – dale tu número a la directora y si algo me llegara a pasar, lo cual dudo te llamarán ¿sí?

-. Está bien – dije abrazándola – pero a la próxima no dejare que hagas trampa

Ella rio y ese dulce sonido inundo mis oídos, esta chica en serio me gusta y tal vez solo tal vez pueda llegar a enamorarme de ella

Amigo enamorado ya estas

Sonreí negando, podría ser

-. Debo ir a descansar – dijo hundiendo su rostro en mi cuello – me siento agotada – acaricie su cabeza

-. Ha sido un día con muchas emociones – solo sentí un leve asentimiento, cuando al miré estaba dormida de pie y en mis brazos, la cargué estilo princesa mientras una sonrisa boba se dibujaba en mis labios y como si hubiese llamado a la directora con el pensamiento esta apareció por la puerta.

Le pedí que me indicara el camino al cuarto de mi pequeña y me llevo, suavemente… la deje en su cama y ella se removió un poco, la cubrí y salimos en silencio.

Le di mi número a la directora encargándole que cualquier cosa me llamara de inmediato y fui a casa.

Era extraño, algo dentro de mí me decía que no debía dejarla que de alguna u otra forma corría peligro, respiré profundo tratando de convencerme a mí mismo de que ella estaría bien y nada le pasaría.

Llegue y me di una ducha con agua caliente para relajarme, en mi cama no dejaba de dar vueltas; mire al techo y vino a mi mente su sonrisa con ese pensamiento mis ojos se fueron cerrando poco a poco.




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