Mas AllÁ De La Amistad

CAPITULO 7

OWEN

No había llorado desde que mi madre murió y ahora no puedo evitarlo, mis piernas ya no me respondían y solo me deje caer…

-. ¿Owen? – la voz de un hombre hizo que levantar mi vista

-. Tío – mi voz se quebró y ya no pude decir más, solo sentí como unos brazos me rodearon y lloré como un niño

-. ¿Qué pasó? ¿Por qué estas así? – trataba de calmarme para explicarle, me costó mucho

-. Mi prometida – no pude más y señale por donde se la habían llevado

-. Tranquilo – dijo - iré a ver su estado - se alejó y yo solo asentí

No me moví, no tenía fuerzas así que no me importaba estar en el frío suelo de un hospital… espero que ella este bien

-. Hijo – mi padre estaba ahí de pie frente a mí – vamos debes ser fuerte

-. Papá… yo – no sabía que decir – ella… necesito

-. Lo sé – puso su mano sobre mi hombro – pero debes ser fuerte por ella y por tu hijo- me ayudo a ponerme de pie y me llevó a la cafetería… de mala gana acepte y pedí un café.

Regresamos a la sala de espera y tomamos asiento, los minutos se me hacían eternos

-. ¿Qué fue lo que pasó? – mi padre rompió el silencio

-. Una jóvenes del instituto la estaban golpeando cuando llegué – dije recordando la escena que había encontrado al abrir las puerta – yo debí llegar antes

-. Tranquilo – me dio un apretón en el hombro – no podías saberlo

-. Sí le pasa algo – mis ojos se cristalizaron de nuevo – yo no me lo perdonaría y ellas van a pagar caro el haberla atacado

-. Lo sé, hijo – dijo tenso – y yo te apoyaré

-. Gracias – murmuré con la vista fija en el suelo - ¿por qué se demoran tanto?

-. Tranquilo – me consoló mi padre – tu tío debe estar moviendo a su personal para que ella este cómoda

-. ¿Cómo es que estas aquí? – Lo mire extrañado – yo no recuerdo haberte llamado

-. Tu tío me llamo y yo solo vine – sonrió

-. Gracias y… - un nudo se formó en la garganta – lamento no haberte avisado de inmediato

-. Ya no te atormentes ahora ya estamos juntos y esperemos que ella salga bien

Después de unos minutos vimos salir a mi tío, un impulso más fuerte que yo me hizo levantarme y en un par de zancadas estar a su lado

-. ¿Cómo está? – dije una vez a su lado

-. Estable – esas palabras me aliviaron de sobremanera – algo golpeada, sobre todo en su rostro; pero en un par de semanas se recuperará

-. ¿El bebé? – Su rostro se tornó serio y supe que había descubierto la enfermedad de Lucía – no te preocupes tío se lo que tú acabas de descubrir, solo no se lo digas a mi padre – él asintió – ella insistió en continuar con el embarazo

-. De acuerdo – respondió serio – el bebé está bien

-. Gracias – dijo mi padre llegando a nuestro lado - ¿puedo verla?

-. Aun esta inconsciente, no creo que sea prudente

-. Por favor – suplique, necesitaba confirmar que estaba bien

-. De acuerdo, nos llevó por un pasillo y abrió la puerta de la derecha, ella estaba con muchos cables que se conectaban a una máquina; parecía dormida sino fuera por los moretones que se notaban en su rostro.

Apreté mis manos en puños; me sentía impotente por no haber estado ahí para protegerla… de a pocos me acerqué a su lado y besé su frente

-. Discúlpame – susurré cerca de su oído

Salí y encontré a mi padre conversando con mi tío, me acerqué a ellos para saber si era posible que ella despertará y mi tío como todo un profesional me dijo que lo aseguro era que lo hiciera la mañana siguiente.

Le pedí a mi padre que se quedará con ella debía ir al internado para arreglar el asunto con esas jovencitas. Él accedió y me dijo que la cuidaría.

-. Vendré por la noche – le dije dirigiéndome a la salida, levantó las manos restándole importancia.

Conduje al internado con una sola idea en mente, ellas no sabían el problema en el que se habían metido.

Llegué y azoté la puerta estaba realmente molesto… fui a la dirección, encontrándome con las jóvenes, sus padres y al directora

-. Señor... – levante mi mano y la interrumpí

-. ¿Por qué? – grité

-. Cálmese – dijo la directora

-. No me pida eso – dije intimidándola con mi mirada – mi prometida esta en al cama de un hospital muy mal – voltee y dirigí mi mirada hacia las jovencitas – todo por culpa suya y si ella no despierta ustedes irán a la cárcel

Todos estaban asustados y mi coraje no disminuía

-. Ella empezó – hablo la misma joven del día anterior

-. Y piensas que te voy a creer – la mire queriéndola matar – tú eres la cabecilla, en todo caso si ella hubiese empezado porque tú estabas con compañía

Se quedó callada

-. Crees que no sé de todo lo que le hacías – peine mi cabello con mis dedos – es mi prometida y aunque te me hubieses regalado ella era mejor que tú

-. Esa zorra se lo merecía – dijo con odio

-. Mañana presentaré la denuncia en contra de ustedes tres y el internado

-. Señor – la directora intervino – no puede hacer eso

-. Claro que puedo – dije con una sonrisa de medio lado - ¿por qué no protegieron a una alumna que vivía aquí?

-. Señor estoy seguro que podemos llegar a un acuerdo – un hombre algo mayor se puso de pie – soy el padre de Leyla

-. Vaya – dije con ironía – quiere ocultar que su hija, intento matar a mi prometida

-. El dinero compensa todo – se encogió de hombros, eso me enfureció aún más; pero no le daría el gusto

-. Haré pública esta agresión y nos veremos en el juicio – sonreí

-. Señor Rivas – la directora habló – la señorita Leyla y compañía ya han sido expulsadas de la institución

-. Eso es para el bien de la institución – dije airado -pero ¿Qué hay de ella?

-. Nosotros nos haremos cargo de pagar su recuperación – habló una señora junto a una chica rubia – soy madre de Sam y le aseguró que ella está muy arrepentida




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