Era Mary Vallejos, la nieta de una amiga de mi padre; para acortarles un poco la historia lleva tres años detrás de mí buscando que pueda amarrarme a ella.
Cuando subo una foto a mi red social es la primera en comentarla y darle un me gusta; sus comentarios van desde precioso, hermoso y demás adjetivos.
Aún no presento a Lucía como mi prometida ante la “sociedad” y ahora me arrepiento porque eso lo debí hacer para sacármela de encima.
Y ahora entra en mi casa con vestido súper ajustado que debe ser una talla menos, para resalar sus atributos producto de cirugías (obviamente); su cabello rubio teñido y sus ojos azules (con lentes de contacto) a parte del excesivo maquillaje.
Prácticamente se me reglaba en cada oportunidad que tenía, y yo la rechazaba lo más educadamente que podía.
Estaba molesto y nerviosos al mismo tiempo… caramba de cuando acá yo nervioso!!
-. Aquí estás – venía prácticamente corriendo y sabía que intentaría besarme, así que prácticamente de un brinco me puse de píe.
-. Hola, Mary – mi tono fue más duro y frío de lo que yo mismo espere, me acerque a Lucía y tome su mano – te presento a mi prometida, Lucía – ella estaba clavada en su lugar y parecía que no respiraba – Lucía – la mire a ella – ella es Mary Villalobos la nieta de una amiga de mi padre.
-. Mucho gusto – dijo Lucía un tanto molesta (debe ser mi imaginación)
-. Owen – Mary ignoro a Lucía – es una broma ¿verdad querido?
-. No, no es una broma – digo ya molesto en serio – y te he dejado en claro mil veces que yo tan solo te considero una conocida, nada más ni siquiera una amiga y te voy a pedir que respetes a mi prometida – Lucía apretaba mi mano, supongo que debió notar lo tenso que me puse.
-. Por favor – su mirada de odio fue directo a mi pequeña – esta zorra de seguro logro meterse en tu cama y ahora va por tu dinero… - ella seguía en su parloteo y juro que si no fuera mujer ya tendría mi puño en su rostro
-. Cállate – grité y asuste hasta la pobre de Lucía – no eres nadie para venir y ofender a mi futura esposa en mi casa, retírate – señale la puerta de salida
-. No me rendiré – dijo colocándose en su pose de diva – no lo haré – y se alejó haciendo sonar cada paso con sus tacones.
-. Lamento que hayan tenido que presenciar este lamentable espectáculo – me disculpo y abrazo a Lucía y ella me corresponde – lo lamento – le susurró en su oído
-. Tranquilo - Acaricia mi cabello – pero en verdad la odio, me cae muy mal; espero no la invites a nuestra boda – sonreí
-. Creo que si lo hare – ella se aleja y me mira muy seria - solo para que vea que soy feliz a tu lado – ella sonríe y vuelve a abrazarme.
-. Owen – Carlos el padre de Lucía – reconozco que tenía mis dudas porque no creo que haya un hombre lo suficientemente bueno para tener a mi hija; pero tú - me señala - estas muy cerca de serlo – me abraza y aunque me demoro logro corresponder a su abrazo.
-. Gracias – digo y no puedo evitar que una sonrisa se plasme en mi rostro – y prometo que cuidare de ella – él palmea mi espalda
-. Lo sé – veo que sus ojos están cristalizados
-. Estoy algo cansada – Lucía se pone de pie y se tambalea, sin pensarlo fui y la tome de la cintura
-. Yo te llevaré – ella asiente – permiso – me disculpo con todos
La llevo a su cuarto y la acuesto sobre la cama, se ve tan frágil que me da miedo tocarla y lastimarla; es mi culpa no debía tener sobresaltos, angustias, peleas o discusiones y viene ella a arruinarlo todo.
-. Lo siento – susurro retirándole algunos cabellos que están sobre su rostro
-. ¿Por qué? – me pregunta sin abrir sus ojos
-. Debo evitarte esta clase de situaciones y… - sus labios están sobre los míos
-. No fue culpa tuya – susurra – simplemente es una mujer que no sabe aceptar un NO como respuesta
-. Pero… - coloca su mano y niega con su cabeza
-. Me has demostrado que me cuidaras y protegerás al darme mi lugar – se sonroja - frente a esa mujer – no sé qué hacer así que solo la abrazo y al apretó contra mi pecho.
-. Descansa – beso su cabeza y la arropo ya que está prácticamente dormida.
Voy a la sala y solo me encuentro a mi padre, me dice que Carlos salió junto a Esteban para que conozca la ciudad, me siento en un mueble y froto mi rostro estoy muy molesto.
-. Hijo – mi padre se sienta a mi lado – lamento lo de Mary
-. Papá – digo mirándolo – te dije que ella estaba obsesionada conmigo
-. Ahora lo veo – dice muy serio – creo que debemos anunciar tu compromiso y poner algo de seguridad extra – levanto mi mirada porque no estoy comprendiendo
-. ¿Por qué? – es lo único que logro preguntar
-. Una mujer celosa y rechazada es muy peligrosa – dice él con su cara de negocios
-. Está bien – digo seguro – no me perdonaría si algo le pasase a ella o a mi bebé, siento una opresión aquí – señalo mi pecho – y no sé lo que es
-. Eso es angustia – dice mi padre colocando su mano sobre mi hombro – y temor de perder algo que amas, en este caso tu familia.
Las palabras de mi padre suenan una y otra vez en mi cabeza como un disco que no deja de repetirse; será posible que en tan solo unas horas una linda señorita me haya hecho sentir vivo, hacer que mi corazón no solo lata para mantenerme con vida.
-. Padre – él me miró aguardando que haga algo – llama a Micaela necesito que organice la boda lo antes posible
-. Lo haré – dijo y se puso de pie – le contaré lo sucedido y no dudes que hoy mismo es capaz de llegar – una sonrisa se dibujó en sus labios
-. Sí – dije sonriendo – es lo más seguro, ella está loca
-. Y por eso la quieres – me dijo y fue a su despacho
-. Cierto – lo susurre para mí mismo
Me quede un momento más ahí, el pensar que mi hermana estaría aquí alivio mi dolor de cabeza sé que ellas se llevaran muy bien.
Editado: 03.05.2022