en ese momento en el Palacio el rey arreglando unos asuntos debido a que estaban teniendo unos problemas con unos villanos de la ciudad de maludia
ya que durante toda la semana avían estado ocurriendo robos hacia el oro del rey y de los ciudadanos con mayor riqueza
Pero el rey no sabía quién fue así que decidio enviar a sus guardias a vigilar la ciudad y a otros de los guardias los mando a vigilar la barrera
mientras eso sucedia, en el reino de maludia Liam estába escribiendo una canción para dedicarsela a su dulce amada Letizia
Empezó así
Dulce Letizia
Dulce como el plátano
Linda como las flores
Valiente como el viento que cruza montañas.
Tus ojos son estrellas,
Que iluminan mi camino
Y aunque barreras nos separen,
Mi corazón siempre te encontrara.
después de ese tremendo poema
Liam, decidido a entregar su poema, se encuentra con un viejo artesano en Maludia que le ayuda a enmarcar la canción en un cuadro hecho con madera de un árbol mágico del reino. El artesano, al ver la determinación de Liam, le da un consejo sabio sobre cómo cruzar la frontera sin ser detectado. ✨
Mientras tanto, en Auradia, Letizia se siente cada vez más presionada por el concurso y los pretendientes que no la entienden. Una noche, se escapa al jardín y se encuentra con una anciana que le cuenta historias de amor prohibido entre Auradia y Maludia, sembrando una semilla de esperanza en su corazón.
después de hablar con la anciana Liam se fue a poner en marcha su plan así que le pregunto a su abuelo como podría crusar la frontera
a lo que el le respondió querido nieto solo pueden salir de la frontera las personas que demuestren tener una buena perseverancia y que no se rinden
tan fácilmente
Liam le pregunta al abuelo como hacerlo y el responde primero tienes que encontrar tu objetivo porque quiress crusar la barrera a lo que el responde que no sabía porque quería crusar la frontera
abuelo levantó una ceja.
—¿No sabes por qué quieres cruzar la frontera? —repitió—. Entonces, todavía no estás listo.
Liam sintió un golpe en el pecho.
¿Cómo no iba a saberlo? ¿No era por Letizia? ¿No era por amor?
Pero el abuelo parecía leerle la mente.
—Amar a alguien no es solo querer verla —dijo suavemente—. Es saber qué estás dispuesto a enfrentar, sacrificar o cambiar… por ella.
Entonces Liam comprendió algo.
No bastaba con sentir amor. Debía definirlo. Debía entenderlo.
Debía descubrir qué significaba Letizia para él… más allá de su belleza.
Miró el cuadro de madera mágica y apretó los puños.
—Voy a descubrir mi objetivo —dijo con determinación nueva—. Y cuando lo sepa… cruzaré esa frontera.
El abuelo sonrió satisfecho.
—Ese es mi nieto.
Esa misma noche, después de hablar con su abuelo, Liam salió al pequeño mirador de Maludia. Desde allí podía ver, a lo lejos, la luz dorada de Auradia brillando como una estrella lejana. El viento soplaba frío, pero él no se movió.
—¿Qué significas para mí, Letizia? —susurró al vacío—. ¿Qué es lo que realmente quiero?
Cerró los ojos y recordó su risa, aunque solo la había escuchado una vez, de lejos, cuando la princesa visitó la frontera años atrás. Recordó cómo ella ayudó a un niño maludiano perdido, sin miedo, sin importar las diferencias entre los reinos.
Ese día, Letizia no fue una princesa.
Fue una luz.
Y entonces, poco a poco, lo entendió.
—Quiero cruzar la frontera para protegerla —dijo finalmente—. No por mí… sino porque sé que está en peligro.
Las palabras salieron solas, como si hubieran estado atrapadas dentro de su pecho desde siempre.
Y con ellas llegó una sensación inesperada: claridad.
Recordó los robos del oro de Auradia. Él sabía que no todos en Maludia eran inocentes. Sabía que algunos villanos querían una guerra. Sabía que Letizia estaba atrapada en un concurso que no deseaba y rodeada de gente que no veía su corazón.
Él no quería solo verla.
Quería salvarla.
Y eso… eso sí era un objetivo verdadero.
Corrió a casa de su abuelo, emocionado, casi sin aire.
—¡Abuelo! —gritó al entrar—. Ya lo sé. Ya descubrí mi motivo.
El anciano lo miró en silencio, pero sus ojos brillaron.
—Dímelo.
Liam apretó el cuadro con el poema en sus manos.
—Quiero cruzar la frontera porque quiero proteger a Letizia. No porque sea hermosa, no porque yo esté enamorado… sino porque sé que la necesito. Y sé que ella… quizás también me necesita a mí.
El abuelo puso una mano sobre su hombro.
—Ahora sí, Liam. Ahora tienes un objetivo.
Y con un objetivo claro… la barrera empezará a escucharte.
Liam sintió un escalofrío.
¿La barrera podía escucharlo?
¿Podía sentir sus intenciones?
Pero no había tiempo para dudar.
Al día siguiente, probaría cruzarla.