Después de esas intensas reflexiones sobre su futuro incierto y las posibles soluciones a sus problemas, Liam, agotado tanto física como mentalmente, sintió que el peso del día lo vencía. Con cada célula de su cuerpo clamando por descanso, se fue a dormir, buscando refugio en los brazos de Morfeo con la esperanza de encontrar un respiro a sus tribulaciones. Esa noche, el sueño lo envolvió rápidamente, llevándolo a un mundo de fantasía donde las preocupaciones se desvanecían y las soluciones parecían brotar con facilidad.
Al día siguiente, impulsado por una renovada determinación y un atisbo de esperanza que había florecido durante la noche, decidió ir a cruzar la frontera. La idea lo había estado rondando hacía tiempo, y ahora sentía que era el momento de tomar las riendas de su destino. Sin embargo, al acercarse al punto fronterizo, se dio cuenta de que no pudo llevar a cabo su plan con la facilidad que había imaginado. La tarea era mucho más ardua de lo que había previsto; era muy complicado sortear la vigilancia, los controles y las barreras que custodiaban el límite entre ambos territorios.
En medio de su frustración y desconcierto, cuando parecía que toda esperanza se desvanecía como arena entre los dedos, de repente sintió una voz misteriosa que resonaba en su cabeza, como si proviniera de un lugar desconocido. La voz, enigmática y llena de promesas, retumbó en su interior, ofreciéndole una solución inesperada a su dilema. "Si cruzar la frontera quieres, al mago tendrás que buscar," le dijo la voz, dejando a Liam perplejo y lleno de interrogantes.
Pero, ¿cómo? se preguntó Liam, sintiendo que la confusión lo invadía por completo. La idea de buscar a un mago sonaba descabellada, casi como un sueño febril. A lo que le responde la voz, con un tono paciente y misterioso: "Si quieres saber primero, resuelve este acertijo:" Y entonces, la voz planteó un enigma que desafiaría su ingenio y lo pondría a prueba. "¿Qué cosa tiene mar, árboles, calles, pero no tiene vida?"
Mmm, déjame pensar, dijo Liam, sintiendo cómo su mente comenzaba a trabajar a toda velocidad, tratando de encontrar la respuesta correcta. Mmm, ya sé, ¡un mapa!," exclamó Liam, con un brillo de satisfacción en los ojos al darse cuenta de que había resuelto el acertijo.
A lo que él le dice, "¡Correcto! Un mapa es lo que necesitas para encontrar al mago." La voz resonó con aprobación, confirmando que Liam estaba en el camino correcto. El mapa, entonces, se convertiría en su guía, la herramienta esencial para emprender la búsqueda del enigmático mago que podría hacer realidad su sueño de cruzar la frontera.
Al día siguiente, con el mapa en su poder y la determinación renovada, Liam decidió usar el mapa para comenzar su búsqueda. Pero antes de prepararse para ir, alista su maleta con todo lo necesario para la travesía: comida, agua, ropa abrigada y una linterna para iluminar su camino en la oscuridad del bosque. Luego, impulsado por la urgencia de su misión, va a la casa de Clara, su amiga, para despedirse y compartir sus planes. "Chao, Clara, me voy a una misión para encontrar al mago y poder cruzar la frontera," le dice Liam, con una mezcla de emoción y nerviosismo en su voz.
A lo que Clara le responde, "¿Estás seguro de que es una buena idea? Intentar cruzar la frontera podría ser peligroso," le advierte Clara, con preocupación en sus ojos. Ella conocía los riesgos y las dificultades que implicaba esa empresa, y temía por la seguridad de su amigo. Liam, sin embargo, estaba decidido a seguir adelante. Liam dice, "No, no creo que sea peligroso, y además voy preparado." Su convicción era inquebrantable, y nada ni nadie podría disuadirlo de perseguir su objetivo.
Clara le responde, "Chao, Liam, espero que te vaya bien en tu aventura," le dice Clara, despidiéndose con un abrazo y deseándole lo mejor en su arriesgada empresa. Luego, Liam también se fue a despedirse de su abuelo, la persona que siempre había sido su guía y su apoyo incondicional. Su abuelo, con su sabiduría ancestral y su amor incondicional, siempre tenía las palabras justas para alentar a Liam a seguir adelante.
Su abuelo le dijo, "No te olvides, si quieres lograr tus objetivos, rendirte es lo que menos debes hacer, y que te vaya bien en tu aventura, nietito," le aconsejó su abuelo, con una sonrisa cálida y un brillo especial en sus ojos. Luego, con un gesto de cariño, y con un beso en la frente, se despidió de su abuelo, sintiendo cómo su amor y apoyo lo llenaban de energía y motivación para enfrentar los desafíos que le esperaban.
Y así, con el corazón lleno de esperanza y determinación, se fue directo al bosque para comenzar su aventura. Liam caminaba con cuidado por el bosque. Cada paso que daba lo acercaba más a su destino, pero también lo adentraba en un territorio desconocido y lleno de peligros. Las hojas crujían bajo sus pies, creando un sonido melancólico que resonaba en la inmensidad del bosque. El viento movía las ramas como si susurraran secretos, transmitiendo mensajes ocultos que solo los más valientes podían comprender. A veces, parecía que alguien lo observaba, pero cuando volteaba, no veía nada. La sensación de ser vigilado lo acompañaba constantemente, generando una mezcla de intriga y temor en su interior.
Sacó el mapa y lo revisó una vez más. Necesitaba asegurarse de que estaba siguiendo el camino correcto, de que no se había desviado ni un ápice de la ruta trazada. La ruta hacia el mago no estaba marcada con claridad; tendría que confiar en su instinto y en las pistas que encontrara en el camino. El mapa era solo una guía, pero la verdadera clave para encontrar al mago residía en su intuición y en su capacidad para interpretar las señales del bosque.
De repente, escuchó un ruido detrás de un árbol. El sonido, proveniente de un lugar oculto, lo sobresaltó y lo puso en alerta máxima. Liam se detuvo y contuvo la respiración. No quería hacer ningún movimiento brusco que pudiera alertar a la posible amenaza. Nada apareció... pero su corazón latía con fuerza. La adrenalina recorría sus venas, preparándolo para cualquier eventualidad.
"Esto apenas comienza," murmuró para sí mismo, apretando el cuadro con el poema que llevaba consigo. El poema, un regalo de su abuelo, contenía palabras de aliento y sabiduría que lo inspiraban a seguir adelante a pesar de las dificultades. Con paso firme, siguió adelante, decidido a encontrar al mago y demostrar que estaba listo para cruzar la frontera. Su determinación era inquebrantable, y no permitiría que nada ni nadie lo detuviera en su camino.
Así que después de cruzar todo el bosque, tras días de caminata incansable y noches de incertidumbre, Liam se dio cuenta de que el mapa no era el correcto y que lo habían engañado. La desilusión lo invadió por completo al comprender que había sido víctima de una cruel artimaña. Todos sus esfuerzos, su esperanza y su determinación parecían desmoronarse como un castillo de arena frente a la furia del mar. Así que, sin nada más que hacer, decidió ir a tomar un bote para ir a cruzar el río. A pesar del engaño y la frustración, Liam no se dejó vencer por la desesperación. En lugar de rendirse, optó por buscar una alternativa, una nueva forma de alcanzar su objetivo.
En el camino, un tiburón se lo quería comer. La travesía en bote no resultó ser tan tranquila como había imaginado. De repente, una aleta imponente surgió de las profundidades del río, revelando la presencia de un depredador hambriento. Liam intentó con todas sus fuerzas salir de ahí, pero el tiburón era un tiburón de color azul con negro y unos dientes inmensos. La ferocidad del animal y su tamaño intimidante hacían que la tarea de escapar pareciera imposible.
Así que le fue imposible salir hasta que se encontró en el mar a Ariel, la sirenita de su película. En medio de la desesperación y la lucha por sobrevivir, un evento inesperado e irreal cambió el rumbo de la historia. Según él, pensaba que las sirenas no existían, así que ese encuentro le sorprendió. La aparición de Ariel, la famosa sirenita de los cuentos y las películas, dejó a Liam atónito y sin palabras. No podía creer lo que estaba viendo: una criatura mítica, un ser de leyenda, apareciendo frente a él en el momento más crítico.
La sirena, al verlo así en peligro, decidió cantar una canción que hizo que el tiburón fuera hipnotizado. Ariel, conmovida por la difícil situación de Liam, decidió utilizar su magia y su poder para ayudarlo. Con su voz melodiosa y encantadora, entonó una canción ancestral que tenía la capacidad de hipnotizar a las criaturas marinas más salvajes. El tiburón, al escuchar la melodía, quedó completamente embelesado, perdiendo su agresividad y su instinto depredador.
Y mientras el tiburón estaba hipnotizado, Liam decidió huir en su bote y logró cruzar el río de forma segura. Aprovechando la momentánea vulnerabilidad del tiburón, Liam no dudó ni un segundo en escapar. Remó con todas sus fuerzas, alejándose lo más posible del peligro y aprovechando la oportunidad que se le había presentado. Gracias a la intervención de Ariel, logró cruzar el río de forma segura y llegar a la otra orilla, dejando atrás el peligro y la incertidumbre.
Al llegar, le agradeció a la sirena y continuó con su camino, pero de repente se encuentra con un mono que le intenta robar su comida. Tras superar el peligro del tiburón y agradecer a Ariel por su ayuda, Liam prosiguió su camino hacia lo desconocido. Sin embargo, su aventura estaba lejos de haber terminado. De repente, un nuevo obstáculo se interpuso en su camino: un mono travieso y hambriento que intentó robarle su comida. El mono, ágil y astuto, saltó sobre su mochila e intentó arrebatarle sus provisiones, obligando a Liam a enfrentarse a una nueva situación inesperada.