Más allá de la imaginación

C2 "Encuentros"

La escuela en la que Jack asistía no era más que un par de salones con unos pupitres dentro, muy pocos para las personas que existían en realidad, en su aula, había un chico llamado John, el cual siempre lo molestaba y se burlaba por la pérdida de su padre, un sentimiento que sin duda alguna no le gustaba nada, de ahí que su odio creciera cada día que lo veía por los pasillos de ese intento de colegio, al final como siempre lo único que podía hacer era confiar en sus dos mejores amigos.

Estaban a punto de comenzar las clases cuando chocó accidentalmente contra John, el cual no se miraba muy feliz por lo sucedido, a Jack se le cayó un libro de su mochila aparentemente de la clase de Biología.

—¿Por qué siempre tienes que cruzarte en mi camino? —dijo John.

—Quizás tengo algún imán atrapa bobos.

De inmediato aparecieron sus dos amigos detrás de él llevándoselo del lugar.

Sabía perfectamente que John lo odiaba, ya que había problemas entre sus 2 padres de hace tiempo, quizás era por eso por lo que lo odiaba tanto o simplemente no podía soportar verlo todos los días en el mismo lugar.

—Tienes que dejar de encontrarte así con él -dijo su amiga Elena

Jack solo asintió, pero no dijo nada. Siguieron caminando hasta la cafetería.

Llegaron a un lugar donde habitaba el silencio, no parecía una cafetería, más bien un lugar sin vida donde no habitaba una sola persona, los chicos tomaron su comida habitual, un par de trozos de carne secos, un pan tostado con mantequilla y un vaso de jugo de naranja, siempre la misma rutina, se sentaron en un lugar apartado de las pocas personas que estaban y comenzaron a hablar.

—Tienes que dejar de buscar esos artículos en Internet Jack, no te hace bien estar tan obsesionado con todo eso de los símbolos extraños además de cosas de otros mundos y todos esos rollos, de personas con magia y seres fantásticos, sabes que nada de eso es real —dijo su amigo Eric.

—Es algo muy simple, cada uno de nosotros cree algo diferente acerca de la concepción del mundo y de las cosas, al igual que tenemos nuestras teoría conspirativas de todo, ese es mi punto de vida y se acabó.

—Simplemente tienes que dejar de obsesionarse con eso Jack no te hará ningún bien —anunció su amiga Elena.

La verdad es que estaba demasiado obsesionado con todo el asunto de la magia como si algo dentro de él, le dijera que era real, todas las personas a su alrededor consideraban su comportamiento como inadecuado, inclusive su madre había visto un par de psicólogos para su ayuda, aunque dijeron que eso era normal en una persona que había perdido a su padre, quizás buscaba una manera de desahogarse, quizás tuviera razón, todo eso se intensificó después del suceso.

Después de que terminaron de desayunar corrieron a su salón de clases, su campana había sonado, así continuaron las clases con el profesor favorito de los chicos, llamado Frederic, era una persona caucásica, de complexión delgada, con unos lentes redondos, tenía una edad promedio, y siempre utilizaba el mismo pantalón café y la playera gris oscuro, esos zapatos negros, en la misma clase, comenzaban a preguntarse si era la única ropa que tenía o era una norma vestirse así para dar clases. Todos los días parecía ser una eternidad en esa escuela, lo único que lo favorecía era el comportamiento de aquel profesor, muy amable en efecto con Jack, fue uno de los pilares principales cuando su padre falleció, si no hubiera sido por él, su madre y sus dos amigos se hubiera embarcado en un viaje del que nunca podría regresar.

Fue así como transcurrió de nuevo aquel día tan aburrido, terminando de la misma manera que el anterior, dando a entender que aquella rutina no terminaría pronto.

Al día siguiente, estaba listo para ir a la escuela, estaba muy aburrido de que todos los días fuera la misma historia, como de costumbre se levantó se puso unos pantalones ajustados, una camisa tipo polo roja y unos zapatos deportivos negros, bajo y se encontró con su madre, no habían sostenido una plática formal desde la muerte de su padre.

—Buenos días cariño, siéntate vamos a desayunar —dijo su madre.

—Gracias, pero creo que no tengo demasiada hambre mamá, además voy tarde a la escuela.

—Hijo debes de...

—Te dije que no tengo hambre —dijo en un tono algo malhumorado.

Al salir, como era de costumbre aquel pueblo estaba tan sólo, tan silencioso que no sabía cuándo era la última vez que había visto más de dos personas en el mismo sendero.

Iba caminando tan apresurado que no se dio cuenta de que un auto casi lo atropella, saltó hacia atrás de un golpe, su corazón se aceleró, pero después de eso no le tomó importancia y siguió caminando, hasta que pasó algo muy raro, en el otro lado de la calle había una mujer, una mujer muy poco usual en realidad, algo que él jamás había visto, ella vestía varios pañuelos sucios y arrugados en la cabeza, tenía una larga falda de color rojo muy fuerte, con algunos dibujos que él nunca había visto, llevaba también una especie de camisa de diferentes colores que le cubría casi por completo ambas manos, el pelo le caía por ambos lados, de un color gris muy llamativo, una nariz bastante puntiaguda y lo que pareciera ser un lunar bastante distintivo en la punta de la misma, unos zapatos negros que apenas y se alcanzaban a divisar y además llevaba muchos collares con símbolos extraños, pero lo que más le sorprendió fue que esta mujer tenía la vista clavada en él, tenía una edad muy avanzada, los ojos con un negro muy oscuro, a simple vista esa mujer daba miedo, Jack de pronto se asustó, su corazón volvió a acelerarse. Estuvo así por aproximadamente 2 minutos uno viendo al otro, la mujer lo miraba con odio. No sabía que era lo que debía de hacer o cómo reaccionar, conocía a todas las personas del pueblo, sin embargo a aquella anciana jamás la había visto, todo alrededor se tensó, por un segundo creyó estar cayendo en un vacío muy oscuro y profundo, la dificultad con la que respiraba era demasiado evidente, el corazón le latía demasiado rápido, sentía que se le iba a salir en cualquier momento del pecho, estaba sudado demasiado, por un momento se quedó ahí plantado frente a aquella anciana horrible que no le quitaba los ojos negros penetrantes de encima, pudo jurar que aquella anciana decía algo con los labios más demacrados que hubiera visto jamás, aunque no pudo entender lo que decía.



#11037 en Fantasía

En el texto hay: aventura, magia, hechiceros

Editado: 09.01.2021

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