Edan
El camino a la casa de Ari se me está haciendo eterno y estoy ansioso por esta salida, es nuestra primera salida como amigos o “conocidos” como ella le llama da igual, por lo menos, me habla no como las de mi otro insti que ni me pelaban, era como un Zero a la izquierda y no estoy tan feo he, tengo lo mío.
Sigo caminando hasta que llego a la entrada de la casa, los nervios me abarcan que no me animo a tocar tan siquiera el timbre, cuando por fin me animo veo que la puerta se abre y veo a una chica que se ve un poco mayor que Ari son un poco parecidas, debe ser su hermana.
—H... Hola.
—Hola chico que quiere salir con Ari— ¿Aria le hablo de mí? creo que ahora estaré entrando a un ataque de nervios.
Me ve y se da cuenta de que no le contesto.
—Lo siento no quería incomodarte tan pronto, pasa—me invita y lo primero que se ve es la sala, es una casa muy acogedora—. Soy hermana de Aria me llamo Hannah.
—Mucho gusto, soy Edan—me presento y como supuse, si es su hermana.
—El gusto es mío, mi hermana bajara en un momento, ¿gustas algo de tomar?
—Así estoy bien, gracias.
—Bien, para mientras que baja Aria cuéntame ¿cuántos años tienes?
Ella es más extrovertida que su hermana bueno no importa.
—Tengo 18 pero pronto cumpliré 19 y tú.
— ¡Qué bien! Tengo 23, y cuéntame.
¿Mas?
— ¿Sobre qué?
— ¿Te interesa tener algo más que una amistad con mi hermana?
No sé qué decirle, va directo al grano además con Aria nos conocimos a penas hoy.
Cuando estoy por contestar, escucho los pasos que bajan por las escaleras y vienen directo hacia aquí, y se de quien se trata porque la veo y se ve hermosa con ese short y esa playera que le queda perfecta, su rostro es muy hermoso a pesar de que sea demasiado seria, pero todo en ella me llama demasiado la atención.
—Ahí viene Ari—avisa su hermana como si no me hubiera dado cuenta ya.
—Hola.
—Hola, ¿podríamos irnos ya? —bueno no es que esperara un saludo más amigable.
—Sí, claro como gustes.
—Bien.
Me despido de su hermana que al parecer le agrado conocerme.
Salimos de la casa y no se ni que decir y ella está en su mundo y no quiero incomodarla desde ya.
—Qué raro.
— ¿El qué?
—El que estés muy callado a mi parecer, en el insti parecías loro y ahora pareciera que te comieron la lengua los ratones.
—Quería hablarte, pero te veías en tu mundo y pues no quería molestarte.
—No me molestas.
— ¿Cómo?
—Digo no me molesta que me hables, aunque a veces te pones un poco preguntón y llega a incomodar, pero me tengo que acostumbrar a eso porque no creo que te despegues de mí en todo el año o sí—al estar con ella me siento bien, y claro que no me alejare de ella.
—Pueda que no.
—Ves.
Seguimos caminando y ninguno de los dos ha vuelto a decir una sola palabra, llegamos a la entrada del lugar y cuando volteo a ver ya no tengo a Aria a mi lado.
— ¿Aria? —no puede ser, primera salida y ya se me perdió.
Busco por todos lados hasta que la veo y está en nada más y menos que haciendo fila para subirse al dragón ¿en qué momento llego hasta allá?, ella sí que está loca sigo el camino que me dirige hasta donde ella se encuentra.
—No pensé que te agradaran las ferias.
—Un poco.
—Cuando te invite, no estabas tan segura de venir conmigo—avanzamos en la fila y ya casi es su turno.
—Ya se—y volvemos a la frialdad.
Bien… aquí vamos otra vez, cuando llega su tuno se sube y de hecho del poco tiempo que llevamos siendo “conocidos” no la había visto tan emocionada como ahora.
Espero abajo mientras ella se divierte sobre esa cosa, que siento que en cualquier momento saldrá volando.
Cuando por fin baja, caminamos a un puesto de churros en donde compramos una porción para cada uno, mientras recorremos todo el lugar la miro y veo, como sus ojos toman un brillo que no había visto en sus ojos, sé que esto le está gustando, aunque trate de ocultarlo todo en ella grita «Esto me encanta», y esto me gusta, me gusta que disfrute y se la pase bien.
Seguimos caminando y ciento un tirón de mano que hace que corra a la dirección en la que ella se dirige y es un juego de tiro al blanco, desde cuando acá hay confianza de agarrarme de mano, como sea, llegamos al lugar y aun me tiene tomado de la mano, pero al darse cuenta la suelta inmediatamente.
— ¿Vas a jugar esto? —pregunto señalando el puesto.
—Si.
—Bien, juguemos entonces, el que pierda le compra algo al otro—espero acepte.
—Va, espero estés listo para perder.
—Soy el mejor en estos juegos.
—Eso ya lo veremos.
Llega mi turno para disparar y fallo el tiro, la veo burlarse de mí y hace una mueca de superioridad.
— ¿No que eras bueno en esto?
—Lo soy, es el arma la que no sirve.
—Por favor, admítelo, no puedes con esto.
—A ver inténtalo tú—la animo.
—Prepárate para perder—molesta.
Se pone en posición para tirar y en un abrir y cerrar de ojos le da a la estrella y hace que quede como un perdedor delante de ella.
— ¡Ja! Que decías.
—Fue suerte nada mas— me defiendo.
—Ahora se le llama suerte a ganar.
—Pues sí. Solo. Fue. Suerte.
—Hay si lo que tú digas. —rueda los ojos. —Perdedor.
— ¿Cómo me dijiste?
— ¿Qué te dije? —finge demencia.
—Ya nada olvídalo.
Bueno ya que perdí me toca que invitar a lo que ella quiera.
—Bueno, como perdí.
—Que bien que ya lo aceptes.
—Si ya, como sea. Ahora puedes elegir lo que quiera yo invito.
Le echa un vistazo a todo el lugar y se le queda viendo a un puesto de ¿Tacos?
— ¿Quieres tacos?
—No, solo estaba viendo como los hacen.
—Ja, ja, chistosita.