Mas alla de la luna: La leyenda de Mein Yin.

Capitulo 45

Las páginas del libro seguían moviéndose sin control mientras el maestro Xu recitaba palabras en voz baja. De sus dedos brotaba aquella intensa luz azul, y la presión que sujetaba mi cuerpo se volvía cada vez más insoportable. Sentía mis brazos tensarse hasta el dolor, y cómo mi piel crujía bajo la fuerza invisible que me aprisionaba.

Intenté liberarme, pero cuanto más luchaba, más fuertes se hacían esas otras energías que empezaban a despertar en mi interior. ¿Será la desesperación? pensé. Pero no... aquello era diferente. Era como si tres almas dormidas dentro de mí cobraran vida al mismo tiempo, provocando una tormenta en mi cuerpo.

—Yin, respira... tranquilízate —escuché la voz del maestro Xu, no con los oídos, sino dentro de mi cabeza.

Lo observé. Tenía los ojos cerrados, aún concentrado en guiar las energías del libro.

Las fuerzas dentro de mí comenzaron a chocar entre sí, y mi cuerpo exterior se retorcía en el suelo por el dolor. Me sentía como en una de aquellas noches de luna llena donde perdía el control... pero esta noche no había luna. Entonces, ¿por qué?

Mi respiración se volvió errática. Cada célula de mi cuerpo se agitaba como si estuviera electrificada. El frío invadía mis extremidades, pero por dentro sentía que me quemaba viva. Fue entonces cuando algo estalló en mis manos: una energía desconocida, salvaje, que rompió las piedras cercanas con solo un impulso.

Mi voz, hasta ahora apagada por el hechizo, regresó. Y lo primero que brotó fue un grito de puro dolor, desgarrador, como un animal siendo despellejado vivo. Era el mismo grito de cada luna llena... pero esta vez no había luna, ni ciclo que justificarlo. Algo dentro de mí estaba cambiando.

—¡Yin, calma! ¡Ya casi termino! —gritó el viejo Xu, esforzándose por mantener el control.

—¿Qué... qué me está haciendo? —jadeé entre espasmos.

—Es simple —respondió sin detener el flujo de su energía—. Dentro de ti habitan tres almas. Cada luna llena luchan por el control de tu cuerpo. Lo que intento hacer ahora es fusionarlas en una sola, para que tú tengas el dominio absoluto. Y, sobre todo, despertar a la Yin verdadera... a la que duerme dentro del libro.

—¡No...! ¡Déjeme...!

—No puedo. El Rollo Sagrado me dio una visión. Es hora de que despierte. La Yin real debe regresar, y no puedo irme de aquí hasta que eso ocurra.

Durante los siguientes treinta minutos estuve sumida en ese infierno. Las almas en mi interior luchaban sin tregua, y cada grito mío alimentaba la fuerza del libro. El viejo Xu solo actuaba como guía. Era yo, sin saberlo, quien estaba despertando esa esencia dormida dentro de las páginas.

Mi cuerpo comenzó a descomponerse. Internamente, mis órganos vitales dejaron de funcionar uno a uno. Solo mi corazón y cerebro seguían activos. Mientras tanto, el alma dentro del libro ganaba fuerza, vida, poder.

El maestro Xu aumentó su energía para contenerla, pero no fue suficiente. Aquella alma tomó el control de la situación. Su poder era tal, que incluso el maestro fue dominado. En ese momento, una conexión invisible comenzó a formarse entre aquella alma antigua y mi cuerpo, que yacía en el suelo, casi sin aliento.

Pero antes de que pudiera completarse la fusión, mi corazón se detuvo. Mi respiración cesó. Había muerto.

La conexión se interrumpió.

—¿Qué haces ahí parado? ¡Despiértala! —bramó una voz poderosa desde la presencia fantasmal que se alzaba frente al maestro.

El viejo Xu se inclinó con respeto. —Su alteza... Yin ya se ha ido. No puedo intervenir en las almas que ya han partido. Rompería el equilibrio... sería contra mi código.

—¡Te di una orden! —tronó la voz, como un rayo cayendo desde los cielos. Su autoridad era incuestionable.

Xu, temblando, no tuvo más opción que obedecer. Cruzó entonces la frontera entre los vivos y los muertos, adentrándose en el Inframundo.

Allí encontró a Yin caminando entre las almas, acercándose a la escalinata que marcaba el paso hacia su siguiente vida.

—¡Yin, espera!

Ella se giró, desconcertada. —¿Viejo Xu? ¿Qué está haciendo aquí?

El anciano sonrió con ironía. —¿No lo sabes? Soy un sabio maestro. Puedo estar donde quiera —dijo con exagerado orgullo, burlándose de sí mismo.

—¿Y yo... qué hago aquí?

La sonrisa del maestro se desvaneció.

—Verás, Yin... lamento lo que ocurrió. No tenía otra opción.

—¿De qué habla?

—De que esto... tenía que pasar. El libro que trajiste no es un libro común. Es un sello. Dentro de él están resguardadas las almas de las Portadoras.

—¿Las Portadoras? Eso mismo dijeron los ancianos cuando Xiao encontró el libro. Le rogaron que no lo tomara... decían que sería una catástrofe si las Portadoras despertaban.

—Así es. Ese anciano que cuidaba el libro fue elegido para protegerlo... para evitar que las Portadoras lo obtuvieran. Pero tú formas parte de una profecía, Yin. Y es hora de que despiertes.

—¿Profecía? En el clan donde crecí, hablaban de una, pero nunca me dijeron qué era...

Xu la miró con ternura y le extendió la mano.

—Ven conmigo. Si realmente quieres saberlo, te lo mostraré.

Yin lo dudó por unos segundos, pero finalmente colocó su mano sobre la de él. Al hacerlo, una ola de humo los envolvió, llevándolos de vuelta al mundo de los vivos.

Allí, aguardaba el alma de la Portadora de la Gema del Invierno. Apenas Yin mostró signos de vida, esa alma abrió nuevamente el canal que las conectaría.

En cuestión de minutos, ambas se unieron. Yin y la Diosa ya no eran dos. Eran una sola esencia.

Así, la verdadera Yin —aquella que durmió por siglos encerrada en las páginas de un libro sellado— por fin había despertado.

Ahora debía prepararse. Cultivarse. Cumplir con su destino.

Porque ya no era solo Yin.

Había logrado fusionar las tres almas en una sola, como antes de aceptar la misión del Rollo Sagrado. Su cuerpo sanó por completo, tanto interna como externamente. La Diosa volvió a la vida. La Portadora que une los tres mundos. La mujer que puede decidir entre la muerte y la vida, entre el equilibrio y el caos, entre el y el no del universo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.