Más allá de la muerte

Capitulo 5

Eran las altas horas de la noche y Samuel sentía que algo o alguien le jalaba lentamente la sábana hasta las rodillas. Un tirón brusco la arrancó por completo, lo que lo hizo levantarse repentinamente

Se quedó sentado unos segundos en la cama, inmóvil, mirando alrededor. Todo parecía en silencio, pero su instinto le decía que no estaba solo. Con voz baja, apenas audible, preguntó

—¿Hay alguien ahí? —preguntó en voz baja, casi más para sí mismo que esperando respuesta.

No hubo respuesta. Gracias a Dios. —pensó

Se puso de pie con cautela, tanteó la pared hasta dar con el interruptor, y encendió la luz. Nada. Todo parecía estar en su sitio.

Caminó despacio hacia la puerta de su habitación y asomó la cabeza al pasillo. Estaba vacío.

Encendió la linterna del celular y, con pasos lentos, caminó por el pasillo. Cada crujido del suelo bajo sus pies sonaba más fuerte de lo normal, A medida que avanzaba, trataba de convencerse de que solo estaba sugestionado, pero algo no le dejaba en paz.

Justo cuando pasaba frente al baño, escuchó el ruido. Un crujido sordo, corto, proveniente de la cocina. Se detuvo en seco. Su mente se llenó de mil posibilidades en cuestión de segundos. ¿Un ladrón? ¿Un ratón? ¿Un asesino profesional con pésima suerte?

(Si esto fuera una película de terror, yo ya estaría muerto por revisar ruidos en lugar de salir corriendo por la ventana)

Entre en la Cocina y suspiré aliviado al ver al gato negro, aún con el corazón latiendo fuerte por el susto. "Qué estúpido... todo esto por un gato." El felino lo miraba con ojos dorados, como si lo estuviera evaluando, antes de girar y saltar hacia el fregadero, donde se acomodó en una esquina, completamente indiferente.

El sonido de la ventana abierta se hacía más notorio ahora, y Samuel se acercó para cerrarla. Al hacerlo, el gato dio un pequeño maullido, como si reprochara el ruido, y se estiró, dejando escapar un largo y perezoso bostezo.

Samuel no pudo evitar sonreír al verlo,Se agachó lentamente, extendiendo la mano hacia él. El gato lo miró por un segundo, luego se levantó y se acercó sin prisa. Con una suavidad inesperada, frotó su cabeza contra la palma de Samuel.

“Qué lindo eres... no tienes a dónde ir, ¿verdad?” murmuró, acariciando al gato con ternura.

El gato, aparentemente satisfecho con la atención, comenzó a ronronear. Samuel sonrió, completamente relajado por el sonido suave constante.

Sin pensarlo mucho, Samuel lo levantó en brazos con cuidado. El gato no protestó y se acomodó de inmediato, como si ya lo conociera desde siempre.

—Vamos dormir, ¿vale? —dijo, con una sonrisa en los labios, mientras se dirigía a la cama.

Se acomodó bajo las sábanas y, con el gato acurrucado en su regazo, se recostó a descansar. El felino, tranquilo y sereno, cerró los ojos, dejando escapar un ronroneo bajo que llenaba la habitación de una extraña calma.

Samuel cerró los ojos también, sintiéndose más tranquilo de lo que había estado en toda la noche. El miedo que lo había perseguido desapareció, reemplazado por el cálido y constante ronroneo que lo acompañó hasta quedarse dormido.

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Cass : ya que no puedo besarte,
voy a pensarte.
ya que no puedo tocarte,
voy a soñarte,
ya que no puedo ir a verte,
voy a esperarte.

Dean : ...

Autora : ya correspondele wey :(




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