Más allá de mis ojos

Sin color

Desde el día que me dijeron que me quedaría ciega por el resto de mi vida, llore, maldije, rompía todo lo que podía tocar con mis manos.


Mis padres y mis hermanos han tratado de animarme pero no, ellos pueden ver el resplandor del sol cada mañana, pueden ver las estrellas en el cielo cada noche, pueden ver el hermoso arco iris que se forma después de un día lluvioso.


Mi alegría, esa que muchas veces estaba presente aunque todo me saliera mal se ha ido.
Los cuadros que pintaba, han dejado de existir, todo esos colores con los que yo misma me manchaba ya no existen en mi visión.


He perdido el amor, he perdido mi trabajo, he perdido mis sueños, sueños que por mucho tiempo fueron motivación a mejorar en el arte.


Las ilusiones se han ido, se ha ido el hombre con el que me casaría en tres días.
El amor que antes era cálido, acogedor hoy es frío, vacío de emociones.
Mi cuarto se ha convertido en mi nuevo hogar, aquí desayuno, almuerzo y ceno.
No quiero que mi familia tenga que estar mirándome con nostalgia, pena.
Ni si quiera estoy en la terraza como antes, las miradas de las personas solo sería un recordatorio de lo que he perdido. Me observarían con lástima.


—Hija, traigo tu almuerzo — el olor a pasta hace que mi estomago me recuerde lo vacío que esta por no haber desayunado hoy.


—Gracias mamá — siento como mi mamá se acomoda a mi lado y escucho como deja la charola en el escritora donde solía leer.


—Hija, cariño no te alejes del mundo en estás cuatro paredes, tus amigos llaman todos los días preguntando por ti — me he recluido en mi habitación, mi cárcel, alejándome de todos.


Si yo no hubiera distraído a mi prometido mientras conducía, hoy estaríamos cada quien en nuestras despedidas de solteros.
Tomando alcohol, bailando, riendo, mis amigas me haría la fiesta más alocada de todos los tiempos, sus amigos lo llevarían a un teibol dance, a gritarles a las bailarinas, toda clase de comentarios.


—Mamá por favor, vende, regala o tira el vestido de novia, no quiero tenerlo aquí has lo que quieras con el.


—Pero hija..


—Solo llevate lo por favor — mi madre se levanta sin decir nada, busca dentro de mi armario, escucho como mueve las perchas y se va.


Sería un recuerdo de lo que pudo ser mi vida.

 




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