Más allá de mis ojos

Remordimiento

Cada noche sueño con el momento del accidente, sueño cada momento, cada instante. 


Lloro por las noches, extrañandolo, extrañando los felices que eramos, las veces que Caminábamos tomados de las manos, las veces que veíamos películas abrazos, las miles de palomitas que compartíamos cuando platicabamos, la veces que veíamos el cielo mientras hablábamos de nuestros sueños.
Me quedado sin nada, por mi estupidez estoy así, por mi imprudencia el esta muerto, me he quedado en una oscuridad que ni los rayos del sol pueden iluminar, me he quedado vacía, me he quedado sin nada.
Simplemente lloro, lloro como hace mucho no lo hacia, ni siquiera tuve el valor de ir a su entierro, no me despedí de el.


—¡Perdoname! ¡Yo te maté!


Lágrimas recorren mis mejillas como un río, alguien entra en mi habitación y me abrazan. Mi madre ha venido a consolarme, me acurrucó en ella como al fuera una niña.
Pero lo he perdido, te he perdido.


—Tranquila mi niña, mamá esta contigo y nunca te dejara, estaré contigo, a tu lado para cuidarte.


No puedo responder nada, las lágrimas siguen y yo solo puedo abrazarla y sacar todo lo que pensé ya no tenia, mi corazón tiene lágrimas en vez de sangre. Tengo remordimiento en vez de paz.
Me levanto y recuerdo lo que paso en la madrugada, lo que soñé y se que es tiempo de pedir le perdón a la persona que tanto amo aún.


—¡Mamá! ¡Mamá! ¡Ven!


Los pasos de mi madre se escuchan desde abajo, viene corriendo, hasta quedan hincada frente a mi.


—Aquí estoy hija, que necesitas.


—Necesito que me busques la ropa adecuada para ir a un cementerio, quiero que me lleves a a ver lo.


Me cuesta un poco de trabajo bañarme y buscar con mi mano todo, tentado donde está todo.
He tardado mas de lo usual.
Me he puesto la ropa interior y me ha llevado más tiempo el vestirme.
No puedo maquillarme por que simplemente no se en donde esta cada cosa. 
Peino mi cabello con las manos a como lo hacia antes .


—Mamá ¡ya termine!


—Aquí estoy Ximena — doy un pequeño brinco al escuchar si voz inesperadamente.


—Ya podemos irnos, pero quiero comprar flores.


—Esta bien, compraremos flores.


Bajo lentamente las escaleras, con ayuda de mi mamá, siento el viento en mi rostro, me ayuda a subir al auto y lo pone en marcha.
Me siento una completa desconocida.
Me siento en la grama del cementerio, busco su lápida con mi mano, cuando la encuentro la toco una y otra vez, mi madre se aleja para darme privacidad.


—Perdóname, no fue mi intención matarte, me gustaría poder cambiar nuestros destinos, que fuera otro y no lo que hoy es — limpio mis lágrimas que se deslizan por mis mejillas — tenias muchos sueños y anhelos como yo, pero eso ya no podrá ser.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.