El mar estaba tranquilo, y las olas rompían suavemente en la orilla. La luz del sol bañaba la playa y la brisa soplaba suavemente. De pronto, la arena bajo ella se movió y notó que estaba consciente. Levantó la vista y vio un barco cerca de la costa, con una bandera azul y blanca ondeando en su mástil. A lo lejos, vio una aldea con casas pintadas de distintos colores, y algunas personas con trajes oscuros y sombreros de cuero caminaban por las calles. Una pequeña nave se acercó a la orilla, y un grupo de hombres se bajó de ella. Uno de ellos dijo: "Hemos encontrado a un mujer con ropa extraña que flotaba en el mar, inconsciente".
La mujer se enderezó y miró a su alrededor. No tenía ni idea de cómo había llegado allí. Cuando los hombres se acercaron, se dio cuenta de que no hablaban su idioma. Trató de comunicarse con ellos, pero no podía hacerse entender. Uno de los hombres le dio un pequeño empujón, y Abigail cayó de nuevo sobre la arena. Al mirar a su alrededor, se dio cuenta de que los hombres le estaban apuntando con una espada.
La mujer trató de enfrentarse a los hombres, pero parecían imponentes y fuertes. Por un momento, temió por su vida. De pronto, oyó una voz que dijo: "Paren". El hombre que habló tenía una corona sobre su cabeza y llevaba un manto de seda sobre sus hombros. Su aspecto era majestuoso y poderoso, y la mujer tuvo la impresión de que el hombre era un rey. Cuando los hombres le vieron, se postraron en el suelo, como si se arrodillaran ante su soberano.
-¿Porqué te vistes así mujer? ¿eres una bruja?
-No entiendo que esta diciendo...
Cuando el rey iba a hablar nuevamente, se acercaron hombres que vestían armaduras blancas con una cruz roja en el medio y llevaban espadas en sus cinturones. Cuando uno de ellos se acercó, la mujer observó que tenía un rostro familiar. El hombre dijo: "¿no me conoces?". Ella lo miró de nuevo, y vio un reflejo de sí misma en sus ojos. Comprendió que aquel hombre era su ¿padre?. Le temblaron las rodillas.
Pero como era posible, este había muerto hace años, a demás hablaba español perfecto, no como esa gente rara que la encontró.
Por otro lado al Lord Farmington Le preocupaba que a su hija le hubiera pasado lo mismo que a él; haber muerto y viajado a otro tiempo. Mientras tanto, Abi se sentía algo confusa. ¿Cómo era posible que su padre estuviera allí? ¿Era posible? ¿O estaba todo esto sucediendo en su mente? Trató de controlar sus pensamientos y se concentró en lo que estaba sucediendo.
-Lord Farmington, es su hija cuídela, como es posible que ande vestida de esa forma tan vulgar, a demás tiene ojos de bruja... llévatela lejos de aquí antes de que Dios nos castigara por brujería.
-Disculpe su majestad, no es lo que piensa, la llevare a Jerusalén para que sea entrenada y mi sucesora.
-¿La llevara al reino del Leproso?
-Adiós su señoría.
El Lord tomo a su hija de la muñeca y se la llevo lo más rápido posible, sus hombres iban detrás callados, no sabían que decir, sabían que Farmington estaba enojado.
Había un carruaje esperándolos y una criada le ofreció una manta para que se cubriera. Se sentaron en el carruaje y empezaron a viajar por una carretera de tierra hacia Jerusalén. Durante el viaje, el padre le contó a su hija todo lo que sabía acerca del viaje en el tiempo. Le contó que había aprendido que su familia tenia ese poder de moverse a través del tiempo.
"Pero -dijo Abigail- ¿no estás preocupado por alterar el curso de la historia?". El padre sonrió y dijo: "No, ya que es posible cambiar la historia de manera incruenta. Podemos ser parte de la historia y aun así mantener intacta la continuidad del tiempo".
La mujer quedó intrigada. Nunca había pensado en eso. "Pero ¿no puede pasar algo malo? -preguntó la mujer- ¿No podemos causar una paradoja temporal?" El padre sonrió y dijo: "Las leyes del tiempo son más complejas de lo que parecen, pero no deberías preocuparte por eso. Lo único que necesito que hagas es todo lo posible para no alterar los acontecimientos cruciales de la historia, y todo saldrá bien". La mujer se relajó y dijo: "Me siento más tranquila ahora". El padre la miró y le dijo: "Lo más importante de todo es que estemos juntos, ya que la familia es lo único que importa en realidad". La mujer sonrió y pensó que finalmente estaba a Salvo.
(. . .)
Luego de tres días de carruaje a Abigail le dolía todo el cuerpo, a demás su padre le había comprado un vestido exageradamente largo y colorido de seda roja y dorada para que pasara más "desapercibida".
El carruaje se detuvo y los dos bajaron. Enfrente de ellos estaba la inmensa ciudad de Jerusalén, con sus paredes de piedra y sus calles llenas de gente. La mujer notó que había una sensación de vitalidad y actividad en el aire.
-Antes de Ir a casa, necesito ir al palacio, el rey solicito mi presencia hija, ¿quieres venir?...
Quedo pensando un rato, aun no asimilaba bien la situación de haber viajado en el tiempo, aun creía que estaba en un sueño o que simplemente estaba divagando en el hospital.
-Esta bien, iré contigo Lord- Menciono lo ultimo con un tono sarcástico.
(. . .)
Caminaron unos cuantos minutos y al llegar los guardias los dejaron pasar al ver al Lord, Abigail casi no pasa porque pensaron que quería colarse. "es mi hija".
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Editado: 04.04.2024