Más Allá de Nosotros

13:

EMMA

Emma parecía la viva imagen de alguien completamente en su elemento; su cabello castaño, recogido en un moño desordenado, tenía pequeñas manchas de pintura azul. La camisa del uniforme estaba desarreglada, fuera de su falda, y la corbata que tanto odiaba hacía rato que había sido abandonada en algún rincón. Solo le había hecho falta unas pocas clases de arte para sentirse cómoda, e incluso había empezado a charlar con algunos de sus compañeros sobre lo que trabajaban en clase, algo que jamás había imaginado.

—¡Terminé! —exclamó Emma con una sonrisa triunfante, alzando los brazos como si hubiera ganado una gran batalla. Sostuvo el lienzo con orgullo y lo giró hacia su amiga—. ¿Te gusta?

—Está precioso, Em. Obvio que me encanta —respondió Claire, inclinándose hacia adelante para observar mejor el trabajo de su amiga. La sonrisa que le dedicó fue cálida y sincera.

Claire, que normalmente asistía a la clase de costura, había logrado colarse en la de arte debido a la ausencia de su profesora. Emmet, como siempre relajado, no había puesto ninguna objeción. Ahora, Claire estaba acomodada en la silla de Iván, mientras él, despreocupado, se había dejado caer al suelo, recostado contra la pared con su laptop sobre las piernas, aparentemente concentrado en algo más interesante que la clase.

—La usurpadora tiene razón, te quedó bueno —dijo Iván, quitando la atención de su computador solo por un instante.

—¿Qué hace él en esta clase si literalmente no hace nada? —preguntó Claire en un intento de susurro fallido.

Emma quiso reír, sabía que Iván tenía un enamoramiento platónico por Claire de hacía un par de años que se besaron gracias a un juego en una fiesta, pero hacía tan buen trabajo ocultándolo, que Claire siempre había pensado que le caía mal a él. A Emma le encantaba tener las dos versiones de la historia y ser espectadora de la interacción entre ellos.

—Mi meta era no tener que compartir otra clase más contigo, eso es seguro —respondió él a secas, sin molestarse en mirar a Claire.

La situación era divertidísima de observar para Emma.

—Yo digo que dejemos de hablarle, Em. Arruina el ambiente con su vibra negativa.

—No dejaremos de hablarle a nadie, ¿okay? Por alguna razón a mí sí me agrada. —Claire hizo rodar sus ojos en respuesta—. Mejor tómame una foto, quiero enviársela a mi mamá. —Emma le entregó el teléfono a Claire—. Esto definitivamente me ayudará cuando le diga que reprobé el último examen de matemáticas —añadió con un tono de broma, pero con cierta resignación en la voz.

Claire soltó una risa ligera, abrió la cámara del teléfono de Emma y capturó la imagen de su amiga posando con una gran sonrisa junto con la pintura de una playa con relieve que había hecho. Le dio un vistazo rápido y le dio a compartir la foto.

—Podría poner “no me salva de que me vaya fatal en todo lo demás, pero mira lo bonito que me quedó” —dijo Emma, Claire desvió la vista del teléfono al momento de elegir a quién enviarla, dio por hecho su tarea y se lo tendió a Emma.

—¿De verdad te fue tan mal en la prueba? —preguntó Iván, pareciendo más interesado en la conversación ahora, incluso dejó a un lado la laptop.

—Sí, según mis cálculos debo aprobar los siguientes dos para que me vaya bien… Historia también me está costando un poco —soltó un bufido con desánimo—. De verdad estoy contando los días para marcharme de aquí.

—Suelo tener las pruebas un par de días antes que tú, te puedo ayudar.

—¿Como hacer… trampa? —Claire susurró la última palabra.

Iván se encogió de hombros, restándole importancia al asunto.

—Algún día me deberás buenos favores, West —respondió con una sonrisa ladeada—. Te puedo conseguir un par de respuestas, las suficientes para que apruebes.

—Y no tantas como para llamar la atención y que parezca que me convertí en una genio en tan solo unos días. —El rostro de Emma se iluminó—. Si lo haces, cuenta conmigo para el favor que quieras. —Miró de reojo a Claire con una sonrisa descarada.

Claire miró de uno al otro, repasando lo seguros que se veían con su pequeño acuerdo. ¿Acaso a ninguno le daba miedo que los atraparan y los suspendieran?

De vuelta en casa, Emma cerró la puerta detrás de ella mientras Toto, su perro, brincaba a su alrededor, reclamando atención. Unas dos horas antes recibió un mensaje de su padre: había sido llamado de urgencia al trabajo, por lo que estaría sola el resto del día. Le había dejado comida lista en el microondas.

No era nada nuevo para Emma estar sola. Desde niña había aprendido a disfrutar de esas tardes de tranquilidad. Con el tiempo, incluso había logrado convencer a su padre de que le permitiera tener a Toto como compañía, una excusa perfecta para no sentirse tan sola.

Subió a su habitación, enchufó su teléfono a cargar y se preparó para tomar una ducha. El agua caliente ayudaría a quitar las manchas de pintura y el cansancio del día.

Una vez estuvo lista salió de la ducha con una bata de baño color lila y quitando el exceso de humedad de su cabello, intentando evitar dejar un camino de gotas de agua hasta su habitación. Su padre siempre peleaba porque ella solía dejar todo el pasillo mojado cada vez que se lavaba el cabello.

Después de bajar a la cocina a calentar su comida, volvió a su habitación, dejándose caer sobre su cama. Tomó su teléfono, que ya tenía batería nuevamente, para revisar si su mamá le había respondido a su foto.

No tenía ninguna notificación de su mamá, pero sí una de Luke. Frunció el ceño cuando abrió el chat, porque Claire le había enviado la foto fue a él y no a su mamá.

—Joder, Claire —murmuró por lo bajo.

Luke:

Vaya, Emmita. Resulta ser que también eres toda una artista.

Casi mejor que los garabatos que puedo dibujar.

16:40 pm

Emma:




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