Violet estaba lista para salir de su cuarto a comer algo, bajo al restaurante para ver que encontraba.
Al entrar sentado solo al final del restaurante, el chico pelirrojo estaba sentado leyendo un libro, tomando su “desayuno continental”. Violet se acercó al buffet, tomó el desayunó, y se dirigió a la mesa de aquel muchacho.
Se sentó frente a él.
– Buenos días – dijo con una sonrisa.
– ¿Por qué sigo encontrándome contigo? – preguntó el muchacho, del cual aún no sabía el nombre.
– Me llamo Violet – informo estrechando su mano. El muchacho miró su mano, enarco una ceja y la estrecho.
– Aarón – respondió con una sonrisa muy leve. Demasiado leve.
– ¿Y cuéntame, cuanto estarás por aquí, Aarón? – preguntó la chica.
– Aun no lo sé , Violet – respondió algo divertido.
La chica tomó su café y sonrió.
– Hoy voy al Palacio de Quinta da Regaleira, me dijeron que es un lugar mágico y misterioso – comentó la chica.
– ¿Y qué quieres? ¿Qué vaya contigo o algo? – preguntó levantando su vaso de jugo. La muchacha frente a él asintió con seriedad fingida. - ¿Sabes que podría ser un tipo de secuestrador? ¿O un violador? ¿Un asesino en serie o algo por el estilo? – interrogó él.
– Si lo fueras, no me lo hubieras dicho. Nos vemos en la salida en media hora – dijo mordiendo el pan tostado por última vez, se levantó de la mesa dispuesta a ir a cambiarse de ropa.
Corrió a su cuarto, tomo una ropa al azar de su maleta, desato la trenza que se había hecho el día anterior, y dejó libre su frondoso cabello castaño, rizado y enredado, tomo sus lentes, una mochila con agua, dinero y muchos mapas, se puso los tenis más cómodos para caminar y corriendo volvió a donde se suponía que encontraría al pelirrojo.
El muchacho la esperaba igualmente con una mochila y sus gafas puestas.
– Si nos vamos ahora alcanzaremos un autobús para…- anunció la chica.
– ¿Autobús? – preguntó – No querida, aprende a viajar con estilo – sacó una llaves de su bolsillo. – Tenemos un auto. – Aarón caminó al auto y se detuvo al ver que ella no lo seguía. - ¿Qué esperas? ¡Camina!
Violet sonrió y caminó detrás del pelirrojo, el muchacho abrió el lado del conductor y ella a su lado.
– Enciende Google Maps – sugirió el pecoso.
La chica encendió la radio en donde sonaba “Con calma” a Violet le gustaba esa canción, así que animadamente luego de ponerse el cinturón comenzó a bailar.
– Ya basta – el muchacho se sonrío – Eres pésima.
– Pero es muy sugestivo ¿No crees? – comentó con una sonrisa.
– ¡No! ¡Basta! – respondió riendo.
– Wow, si te ríes, creía que tu cara se había pasmado en la seriedad y que habías perdido toda habilidad de reír – comentó.
Sus pecas se movieron en una sonrisa forzada.
– Es que eres insufrible – respondió.
– Y tú eres algo amargado – Violet esperaba que volviera a la seriedad, pero al parecer el pelirrojo era más amigable de lo que parecía. A la chica le dio una gran curiosidad saber más acerca de él.
– ¿De dónde vienes? – preguntó el pelirrojo.
– Podemos dejar eso en un misterio – sugirió
– ¿Por qué? – preguntó él acomodándose en su asiento.
– No quiero saber de dónde eres, eso haría que se perdiera la “magia”– respondió. – Pero te propongo un juego.
– ¿Cuál? – cuestionó el muchacho, con cierto tono de interés en su pregunta.
– El que adivine primero de donde viene el otro, pues tiene que cumplir un reto – informó.
– Suena bien, pero con la condición de que me tienes que dar una pistas, yo te daré pistas ¿Aceptas?
– Trato hecho. Mi nación es un país pequeño – respondió ella colocándose los lentes de sol.
El muchacho sonrió pero no respondió nada.
– En mi bandera, está el color verde – el muchacho dio como primera pista.
Al llegar a Palacio de Quinta da Regaleira, compraron dos boletos formar parte del tour.
Esperaron a que un grupo de ocho o diez personas llegara.
Cuando el tour comenzó, Violet saco su celular dispuesta a fotografiar todo lo que veía.
El guía hablaba pero los jóvenes estaban demasiado fascinados con lo que veían como para prestar una atención muy relevante a lo que decían.
Las cosas de época siempre le habían gustado mucho a Violet, pero Aarón descubrió esa fascinación en aquel mismo momento.