El grupo de jovenes habia llegado a la hermosa ciudad portuguesa, con un aire veraniego incluso desde e mismo tren. Violet se levantó, y se fijó que los demás dormían, incluso Aarón.
Toco al muchacho en las mejillas, y deslizo su mano hasta su barbilla, hasta donde había algunos pelos igualmente rojos.
Se despertó de un sobresalto.
- Hemos llegado – respondió.
- ¿Llegamos? – preguntó Thiago. Violet asintió, el muchacho levantó a los otros dos.
Los demás se levantaron y comenzaron a caminar, con dirección a la salida.
- Al fin – respondió Bruno. – Tomaremos un taxi allá fuera.
El resto lo siguió, dejando a una de las chicas y a Aarón atrás. No exactamente la chica que él quería que estuviera ahí.
Violet hablaba animadamente con Bruno, Thiago se limitaba a escuchar lo que los dos anteriores decían.
Beatriz se apegó a Aarón contándole coas que en verdad el no entendía, pero por no se mal educado simplemente asentía y sonreía, observando desde la distancia a Violet.
Al llegar a fuera pidieron el taxi más cercano, en un auto para seis personas, Aarón entro en la parte de atrás, a donde lo siguió Violet, delante de ellos iban la pareja de primos y más adelante Thiago, concentrado en su teléfono.
Violet saco su teléfono y se tomó una foto, a la que Aarón se metió con una mueca.
- Qué raro eres – argumentó Violet. Aarón cogió su teléfono y se tomó una foto en la que hacia una mueca graciosa. Violet se acerco a el e hizo lo mismo, pareciendo a la mirada de los demás, dos amigos haciendo el tonto.
- ¿Estan seguros que no están saliendo? – pregunto Bruno con una sonrisa.
- ¡Que no! – respondieron los jóvenes al unísono, pero continuaron tomándose fotos ridículas.
Thiago puso música en la radio del auto, haciendo que Violet se pusiera a bailar. El joven pelirrojo se dio cuenta que a ella solo había que ponerle música, amaba bailar.
El grupo de jóvenes llego a la playa de Tavira a las tres y media de la tarde. No había mucha gente, así que podrían ponerse donde quiera. Era un día hermoso y soleado.
- Necesito un buen bronceado – comentó Beatriz. – Lila, ¿me acompañas a ponerme el traje de baño?
- Violet – respondió con seriedad. – Vamos.
Nosotros buscaremos un buen lugar cerca de la orilla – respondió Bruno.
Las dos chicas caminaron juntas hacia el cambiador más cercano, había preparado bien su mochila, pero tan solo le quedaba una muda de ropa, aun así no se preocupó y se colocó el traje de baño rojo, era de tiros, con una abierto al frente muy sensual, no se sintió incomoda, ella no le importaba mucho que pensara el resto de las personas.
La chica que andaba con ella se había puesto un traje de baño de dos piezas, de color negro, con flores en las esquinas, también era muy bonito.
Violet se puso una camiseta grande que le cubría hasta el muslo, se puso sus lentes rojos y peino un poco su alborotado cabello antes de salir.
- ¿Ya nos vamos? – preguntó con desanimo.
- ¿Cómo me veo? – preguntó la muchacha colocándose unos lentes negros.
Violet se quedó en silencio, tenía muchas ganas de decirle que en verdad no le importaba mucho, pero no quería ser irrespetuosa, así que simplemente hizo un gesto de bien, restándole importancia.
- ¿Crees que le guste? – preguntó pasando su cabello lacio y rubio por detrás de su oreja.
- ¿A quién? – interrogó la castaña.
- A Aarón – dijo con una sonrisa.
Violet no respondió, simplemente se quedó callada. Ambas chicas salieron, en busca de los muchachos, minutos después los encontraron junto a la orilla, con las toallas puestas en la arena, cerca de una palmera.
Violet no odiaba el sol, pero prefería no exponerse a él todo el rato, así que se acomodó en la sombra más cercana mientras que el resto simplemente se recostaba en la arena a tomar el sol.
- El sol es una bendición, pero ¿Saben el daño que puede causar? Envejecimiento prematuro, quemaduras de primer grado, manchas en la piel, incluso cáncer.
Aarón que estaba acostado a su lado, con unos lentes de sol, y sin camiseta. La miró por un momento, sonrió de lo más encantador y volvió a tomar el sol.
Violet sacó su protector solar y se quitó la camiseta, dejando ver su lindo escote.
Aarón miro de reojo lo que la muchacha hacía, pero inmediatamente al darse cuenta de lo guapa que se veía no pudo dejar de observarla, cada movimiento cada centímetro de lo que podía ver, se cabello ondeando con la brisa marina y su manera de rozar sus manos contra su piel.
Wow. Eso fue lo único que el muchacho pensó al verla. Se preguntaba como nadie se daba cuenta de lo hermosa que era.
- ¿Quieren ir al agua? – preguntó Bruno. Violet asintió, y Aarón no iba a quitarle la mirada de encima por un buen rato.