Más allá del tiempo

Nuevos vecinos...

Hola, mi nombre es Zoe Anderson. Mi rara historia comienza cuando llegaron al vecindario, nuevos vecinos.

 

Tenía unos 10 años cuando se mudó la nueva familia. Un auto se asomó por la calle y a este le seguía un camión de mudanza. Todos los chicos pararon sus juegos y como si fuera de película, quedaron como estatuas mientras contemplaban a los que recién llegaban. Obviamente, yo también estaba en el mismo estado que ellos.

 

El auto paró casi enfrente de mí. Con la que era mi mejor amiga, Jenny Miller, nos miramos asombradas. Ya con sólo ver su auto, te podías dar cuenta que era una familia que estaba bien económicamente.

 

Del vehículo anteriormente mencionado, bajó una mujer muy hermosa y joven, con su marido y un niño rubio.

 

Ese niño. Ese niño, me trajo un millón de problemas. Me hubiese gustado nunca haber estado en la calle en ese horario.

 

Aunque si lo pienso mejor, lo hubiese visto en la escuela. Porque sí, había dos colegios en el pueblo y él, terminó yendo al mismo colegio que yo.

 

Me acuerdo que apenas escuché su nombre, nunca más me lo olvidé.

 

Noah Baker, niño rubio y futuro rompe corazones.

 

Volviendo al inicio, él con su papá, comenzaron a bajar las cosas del camión. La mamá fue directo a la casa; no me acuerdo bien qué fue hacer, pero vamos a decir que se fue a limpiar.

 

No podía dejar de verlo. Solo que en ese momento, lo que me pareció muy vergonzoso, fue que percibió mi mirada. Por unos segundos, nuestros ojos se mantuvieron viéndose. Pero como yo era una niña tímida y sin relación alguna con los niños, salí corriendo para mi casa.

 

Como toda niña acosadora, lo había comenzado a espiar desde la ventana de mi casa.

 

Obviamente, a mi mejor amiga Jenny, no le podía esconder nada. Le tuve que contar que me gustaba mi nuevo vecino.

 

Jenny Miller, era muy amorosa y confiable. Se podría decir que era una excelente amiga. Físicamente era, o mejor dicho, sigue siendo, muy hermosa.

 

Compartíamos gran cantidad de cosas y pasatiempos, como la lectura, juegos y el pasar el rato con la señora Marshall; que para ese momento, la pobre señora ya había partido de este mundo.

 

  1. de cuatro meses sin ser habitada su casa, la familia Baker, la ocuparon.

 

Yo, en mi colegio no era muy bien vista por mis compañeros, por el simple hecho de que no estaba bien económicamente.

 

En el colegio se podían ver a los dos niños que llamaban más la atención. Kendall Jones y Caleb Johnson, los populares en ese tiempo.

 

Les llegue a tener cierto odio y rencor, pero con el tiempo, mi odio hacia ellos, fue cambiando.

 

Kendall, era una chica que siempre tenía lo que quería. Y fastidiaba a los demás porque ella se creía superior a todo el mundo.

 

Caleb, era un estúpido y lo sigue siendo. Pero ahora un poquito menos que antes. Otro chico que se creía superior a los demás. Yo lo odiaba, no lo podía ni ver. No me gustaba nada ese aire de superioridad que cargaba. También entre sus características entraban, molesto, inútil y egocéntrico.

 

A Jenny le gustaba, pero por más que ella fuera hermosa, él ni la registraba. Más que nada porque estaba conmigo, el problema era yo.

 

Pero como cambiaron la cosas en el futuro.

 

Ya habían pasado unas semanas desde que la familia Baker, se habían instalado. No podía dejar de ver desde la ventana de mi cuarto, a Noah jugar con los chicos. Era algo que me atraía, parecía toda una loca obsesionada, realmente daba miedo, hasta Jenny me lo dijo.

 

Un día, era una tarde de otoño, —Si es que no me equivoco— mi abuela me encontró mirando por la venta. Yo escuche unos pasos y rápido me di la vuelta, encontrándome con ella.

 

Mi abuela era y es, una mujer excelente, alguien que te aconseja y te da mucho, pero mucho cariño. Es como mi segunda madre. No sé que haría yo sin ella, seguramente nada.

 

Entró a mi habitación y se sentó en una pequeña silla que estaba junto a la ventana, y sobre ella, reposaban almohadones que estaban bordados por ella misma. Una mano la apoyó en su pierna, y el peso de la otra, estaba mantenida por su bastón de madera.

 

Cuando ya estaba sentada, giró su cabeza en dirección mía y permaneció en silencio.

 

—¿Pasó algo abuela? —mi pregunta sonó un tanto nerviosa. Bien sabía que me había agarrado mirando por la ventana.

 

—¿Qué tanto te llama la atención la calle, como para que la mires con esos ojitos de amor? —su pregunta ahora me causa risa, pero en ese momento de los nervios, me quede muda.

 

Me acuerdo, que después de caer en cuenta en lo que dijo, arrugue toda la cara. Mi abuela se echó a reír en ese momento por mi expresión.



#49177 en Novela romántica

En el texto hay: niños, amor, amistad

Editado: 08.12.2018

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