Más allá del tiempo

El parque de diversiones. - Parte 2.

Zoe

Llegamos al carrito de helados y lo miro Noah.

 

— ¿De qué sabor quieres? —aprovecho a preguntar ya que el hombre del carrito, está atendiendo a una pareja.

 

— Mm... —piensa. Yo ya sé lo que voy a elegir y es el mismo sabor de siempre. — Quiero chocolate, es mi sabor favorito desde que pequeño. —comenta él alegre.

 

Me sorprende un poco, pero a la vez no, porque el chocolate es tan rico, que sé que cualquiera puede tenerlo como su favorito.

 

La pareja se va y el hombre, nos mira con una sonrisa muy parecida al del puesto de tirar las botellas.

 

— Buenas tardes, jóvenes. —Nos saluda el hombre— ¿Qué gusto quieren?

 

Le sonrío al hombre y le respondo:

 

— Buenas tardes, quiero dos helados de chocolate.

 

— Con mucho gusto, ya se los sirvo.

 

— Gracias. —le respondo por último y me giro a verlo a Noah.

 

Este tiene sus manos en los bolsillos y mira como las personas caminan a nuestro al rededor.

 

— Aquí tienen. —dice el señor y nos extiende los helados.

 

— Agarra tú los helados, así puedo pagarlos. —le digo a Noah.

 

— ¿De verdad vas a pagarlos? —pregunta sorprendido.

 

— Quedamos en eso, es lo más justo. —digo mientras le entrego el dinero al hombre. Agradecemos por los helados y nos vamos. — Me gustaron los juegos. —digo así de la nada.

 

— Si quieres, podemos volver después de los helados.

 

Me parece una buena idea.

 

— Sí, estaría bue...

 

No termino la oración, porque un chico como de mi edad, un poco más alto que yo, ojos marrones y linda sonrisa, me toca el brazo.

 

¿Lo conozco de algún lado? La verdad que no sé, pero es bastante atractivo.

 

— Disculpa, se te cayó un papel. —me dice y señala el piso.

 

¿Qué papel? Miro el suelo y no encuentro nada.

 

— ¿Qué papel? —pregunto confundida.

 

— El que te envuelve bombón. —responde con una sonrisa en el rostro.

 

Siento arder mis mejillas y no sé que responder. ¿Un gracias, un salí de acá idiota o salgo corriendo? Optaría por la última, pero sería ridículo. La segunda nunca me atrevería, así que, la primera se convierte en mi única opción.

 

— Eh... gra-gracias. —y sin esperar respuesta, me voy.

 

Unos segundos más tarde, lo tengo a mi lado a Noah.

 

— ¿Qué fue eso? —pregunta tomando su helado.

 

La verdad, no sé, estás cosas nunca me habían pasado y creo que por eso no sabía que decir. No sé si a otras chicas les pase pero, el compararme siempre con mi mejor amiga, es algo muy normal en mí. Estoy bien con mi físico, no soy una chica hermosa que destaca en cualquier lugar que va, pero tampoco creo que sea fea.

 

Me parece que lo que más vale, es tener una buena personalidad, una en donde los demás se puedan divertir y reír contigo, no de ti. Porque nuestro físico no nos define, lo de adentro sí. No puedo decir que me gusta cada parte de mi cuerpo, porque eso no me pasa y estaría mintiendo, pero comprendí que por más que yo quisiera envidiar y desear tener el cuerpo de otras, las cosas no iban a cambiar.

 

Ya acepté cada parte de mi y no las odio como antes, aprendí a quererme, porque... si yo no me quiero ¿quién me va a querer? ¿Por qué vivir mi vida, preguntándole al chico que me gusta, el por qué está conmigo? Un chico no merece que pongamos en duda su cariño y más si lo demostró un montón de veces.

 

No digo que sea fácil, pero el reprocharnos todo lo que no nos gusta, no mejoran las cosas. Se sabe que este pensamiento no se cambia de un día para el otro, pero si pusiéramos un poco de nuestro empeño para levantarnos cada mañana, sin maquillaje sin nada y poder decir frente al espejo: "Sos hermosa y en el día de hoy, vas a triunfar, porque sos especial y maravillosa".

 

Cuando entiendas que el físico y las personas no te definen, ahí vas a ver, que realmente sos una persona hermosa y maravillosa. Que lo que digan los otros no importan, porque vos sos genial y los comentarios ajenos no son validos.

 

Dirijo mis ojos hacia Noah y sin importancia en mi respuesta, le digo:

 

— No lo sé. Mejor vamos a los juegos.

 

Y sin decir más nada, caminamos hasta donde se encuentran los juegos.

 

 

××♡××

 

 

— ¡Te gané! —le grito en la cara a mi vecino y empiezo hacer un baile de victoria, olvidando que no estaba sola.



#49177 en Novela romántica

En el texto hay: niños, amor, amistad

Editado: 08.12.2018

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