Más allá del Tiempo y la Guerra

Capítulo 2

Por unos momentos no supo que decir al estar en una situación nunca antes experimentada, pero al parecer no fueron tantos como pensó en un primer lugar pues el chico siguió hablando casi de inmediato.

—Tendrá que disculpar mi atrevimiento, pero deseo pedirle algo, por favor —dijo sin dejar de lado esa sonrisa alegre o apartar la vista. De repente se levantó energéticamente causando un sobresalto en la chica que todavía estaba perdida en sus pensamientos—. Disculpe, se me olvidó presentarme. Soy Haide Ruggiero Ferrati —extendiendo una mano en un mudo saludo.

—Eleonore Lombardi —musitó la chica dándole tímidamente la mano, la cual fue levemente tocada por unos cálidos labios.

Haide solo pudo seguir sonriendo tratando de coordinar sus pensamientos, fascinado por el pequeño sonrojo que había adornado las mejillas de la chica de cabellos marrones—. Disculpe, no quería…

—Por lo que veo usted tiene mucha tendencia a disculparse —señaló Eleonore un poco divertida al notar que ya era la tercera vez que repetía la misma palabra.

—Lo siento —pronunció el hombre apenado sintiendo sus mejillas calientes y apartando la vista tratando de disimular este hecho, pero fue agarrado desprevenido cuando la chica soltó una limpia carcajada provocando que el sonrojo aumentara.

—Sigue siendo una disculpa —dijo Eleonore sin dejar de reír al ver la cara estupefacta que ponía el hombre.

“Es un sonido muy bonito…” caviló al escuchar la risa tan libre de la chica, pero una señal de advertencia sonó en su cabeza al ver su repentina timidez y pensó… que tal vez eso no lo había dicho solo en su mente.

Eleonore estaba bastante sonrojada debido a las palabras del hombre. Y aprovechando esos momentos de silencio lo detalló un poco mejor quedándose algo sorprendida por su apariencia tan… relajada comparada con lo rudo de sus rasgos. Era una criatura muy peculiar…y como un foco, se le ocurrió un nuevo personaje para una historia.

Olvidándose por un momento de que estaba acompañada buscó una página en blanco para anotar sus pensamientos, pero nuevamente fue sorprendida al sentir una presencia muy cerca de ella, más específicamente a sus espaldas.

— ¿Qué escribes con tanto afán? —interrogó Haide inclinado sobre su hombro viendo con mucha curiosidad el cuaderno, alcanzando solo a distinguir una letra muy bonita antes de que la chica se apartara rápidamente—. ¿Qué…? —y fue en ese momento que cayó en la cuenta de lo cerca que se había puesto de su cuerpo, provocando gran confusión en él, pues era muchas cosas, pero de todo menos imprudente— lo lamento yo…

— ¿En qué le puedo ayudar? —preguntó Eleonore con algo de recelo al ya haber procesado todos los… hechos.

—SÍ, yo…ahm… —Haide hizo bastante esfuerzo por unos segundos tratando de recordar el motivo original de su acercamiento y como una piedra calienta su libreta quemó en su bolsillo— ¡cierto! Por favor, déjame dibujarte —pidió volviéndose a acercar otra vez con su sonrisa pintoresca.

— ¿Dibujarme…? —cuestionó Eleonore bastante confundida.

—Si, veras, lo cierto es que pareces estar tan en armonía con este parque, este lugar, y al mismo tiempo destacas tanto sin esforzarte que… por favor, incluso si quieres te puedo pagar.

— ¿No se supone que es al revés? —pronunció sorprendida Eleonore por las palabras del chico de cabellos oscuros.

—No estás equivocada, pero, creo que en este caso yo debería de dar una ofrenda por poder pintarte a ti —respondió mientras lentamente se sentaba frente a la chica en el suelo para tener un mejor ángulo, y sacaba su cuaderno llenó de tachones por su reciente bloqueo artístico, llegando a una hoja inmaculadamente blanca.

Eleonore no supo que responder y mientras veía como se postraba a sus pies buscando con mucho afán una hoja vacía solo pudo sonreír sin motivo aparente y eso en vez de desconcertarla la conforto. Con cuidado se inclinó y colocó una de sus manos sobre las del chico captando de inmediato su atención y casi con ternura de verlo tan… apasionado, habló.

—Me encantaría que me dibujaras, Haide —dijo con una sonrisa sumamente luminosa provocando que el chico la viera sorprendido para luego simplemente relajar sus facciones y verla con mucha intensidad.

—Entonces, me encargaré de no decepcionarte… Eleonore.

Y sin darse cuenta Haide ya estaba realizando rápidos pero certeros trazos mientras Eleonore se perdía en su mundo sin saber que se estaba convirtiendo en el de un joven, pero encantador artista.



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En el texto hay: miedo, amor, suspenso

Editado: 08.06.2019

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