Capítulo 1
—Harper, necesito que regreses a casa, tu madre ha tenido un accidente y necesitamos ayuda en la pastelería, más en esta época navideña —comentó mi padre, muy preocupado, generando una punzada de inquietud en mí. Pero, lamentablemente, este no es el momento para un viaje familiar a mi insignificante pueblo. Debo viajar a Miami para recibir el premio a la mejor influencer del año, y no tengo tiempo para esas cosas.
—Papá... —sé que les dolerá mi negativa, sobre todo porque hace más de siete años que no nos vemos—. Pero este es el mejor momento de mi carrera. Ese premio y esa noche son el sueño de toda mi vida, y no voy a abandonarlos por una tonta pastelería.
—Hija mía, sé que tienes mucho trabajo, que eres una persona importante, pero te extrañamos y te necesitamos —algo en la voz de mi padre me genera más preocupación, pero deseo tranquilizarlo.
—Tranquilo, papá, déjame ver cómo puedo solucionarlo. ¿De acuerdo?
Hola, voy a presentarme un poco. Mi nombre es Harper Taylor, tengo 28 años y vivo en la Ciudad de los Vientos: Chicago. Mi vida se resume básicamente en ser la influencer de moda más exitosa de la última década. Soy la persona con más seguidores en redes sociales y he recibido premios de todas partes del mundo, no solo por ser influencer, sino también por ser una gran diseñadora de modas. Mi especialidad son los vestidos de novia. He diseñado para personas muy importantes, incluidas primeras damas y mujeres de la corona británica.
A los 18 años armé mis valijas y me mudé a Chicago, dejando atrás mi pueblo y a personas que no quisiera recordar, solo a mis padres. Pero, como verán, ni siquiera tengo tiempo para viajar a pasar la Navidad con ellos. Todos piensan que el trabajo de un influencer es cómodo y fácil, pero se equivocan. Son muchas horas de trabajo, de investigar tendencias y demás. Sin embargo, no puedo quejarme; es mi trabajo, y me apasiona hacerlo.
Uno de los pilares de mi carrera es Transforma tu estilo, un programa semanal que transmito por Instagram Live. En él, junto a mi equipo, transformamos la imagen de personas comunes, devolviéndoles la confianza y haciéndolas brillar. Esos cambios radicales me han llevado a alcanzar fama internacional e incluso me invitan a otros países para grabar.
Dejando de lado un poco mi trabajo, mi vida amorosa es un desastre, para qué voy a mentirles. Se imaginarán que, como diseñadora de vestidos de novia, deseo casarme con el hombre de mi vida y formar una familia. Pues no. Se equivocan. He tenido varias citas que luego terminan en la cama. No soy una santa, pero no pasa de eso. Podría tener al hombre que yo quisiera; siempre me han considerado muy bonita. Pero ya no creo en el amor. Una vez lo hice, y me rompieron el corazón en mil pedazos.
Esa es otra de mis razones para no querer volver a Leavenworth. Seguramente mi exnovio, un completo imbécil y fracasado, sigue viviendo en el pueblo, y mi mayor deseo es no volver a verlo nunca más. Quizá, en el fondo, muy en el fondo, admiro a las personas que se enamoran y pasan el resto de sus vidas juntas, como mis padres, que llevan más de 30 años de matrimonio. Jamás, en los 18 años que viví con ellos, los escuché pelear. Seguramente lo hacían, como toda pareja, pero nunca delante de mí.
Pensé que eso tendría con Lucas. Hubiese sido feliz viviendo en Leavenworth con él, pero me engañó de la forma más vil, y nunca pude volver a confiar en los hombres. Además, la mayoría de ellos me dicen que no tengo corazón, y quizá sea cierto.
Hoy es un nuevo día. Realmente estoy de mal humor. Es un día muy especial para mí; debo ir a elegir el vestuario para la noche de la premiación, y mi asistente, Lisa, avisó que hoy no podría ir por él. ¡Justo hoy!