Más Fría Que La Navidad

Capitulo 25: "Nuestros Dulces Favoritos"

Vieron cuando parece que todo lo que estás viviendo es un sueño y temes que podrías despertar en cualquier momento? Bueno eso es lo que me pasa en este momento. No puedo creer que esté sucediendo todo esto… de verdad estoy arriba de la camioneta de Lucas, viajando con él, hasta la casa de Emily, yendo al cumpleaños de su hijo? Donde quedó mí dignidad de mujer? Seguramente por los suelos. Pero es que ese niño es tan bonito, que podría irme caminando hasta su casa, si fuera necesario.

Lo que más me llama la atención es que lucas está solo, no hay rastros de Laia por ningún lado y él parece haberse comido un payaso, porque está contento, con una hermosa sonrisa en los labios, como si estuviera disfrutando el momento.

–Donde está Laia?– pregunto por fin, intentando recuperar mí cordura.

–Ha estado toda la tarde en casa de Emily– responde mirándome a los ojos– sabes que le gusta estar en todo. Estaba ayudando a organizar el cumpleaños de Joaquín.

–Puedo preguntar algo?– digo devolviéndole la mirada.

–Dime– en ese momento, veo como lucas pone su CD favorito de heave metal, nuestro CD favorito, y algo dentro de mí se emociona y a la vez me enoja, porque seguramente lo está haciendo a propósito.

–Lo estás haciendo a propósito…

–Que dices?– me pregunta confundido, volviendo la mirada hacia mí– te refieres al cd?– parece haber recordado.

–Si…–respondo, no se que decir, esa música era muy importante para nosotros, era nuestra banda favorita, nuestras canciones favoritas, algo que me genera miles de emociones, pero debo ser fuerte y no demostrarle que me desestabiliza emocionalmente.

–Disfrutalo– añade, poniendo nuestra canción favorita. Lamentablemente me pierdo en la melodía, porque ya no supe más que decir.

Minutos más tarde, completamente en silencio, solo acompañados por la música, llegamos a la casa de Emily. El frío afuera es infernal, por lo que, rápidamente bajamos de la camioneta y entramos a la casa de Emily, quien nos abre la puerta muy emocionada.
Nos ayuda a quitarnos los abrigos, ya que allí dentro está la calefacción y nos acompaña hasta el comedor, donde está todo decorado con la temática de Superman, desde banderines, vasos, platos, globos, hasta el pastel que hizo mí padre, acomodado en una mesa en la esquina, todo de colores azul y rojo como el traje del superhéroe.

Pero lo que más nos emociona a Lucas y a mí, es la llegada de Joaquín. El niño lleva el traje de Superman, con su larga capa. Está tan increíblemente bello y tierno que me acerco a él y lo saludo con un beso y un abrazo.

– Feliz cumpleaños, Joaquín – el niño corresponde a mí abrazo– eres un verdadero superhéroe.

–Soy Superman, Harper – responde con esa vocecita tan dulce que me lo comería a besos.

–Parece que mamá fue una excelente aprendiz– exclamo, al ver qué Emily está emocionada. Estoy segura de que lo hizo ella con sus mismas manos.

–Tuve una excelente maestra– confiesa mirándome a los ojos con una tierna sonrisa, la misma que se dibuja en el rostro de Joaquín. A pesar de tener los rasgos característicos del síndrome, el niño es muy parecido a ella.

En ese momento, siento la vocecita de mí niña que aparece en el comedor y corre para abrazarme:

–Harper!– exclama y yo la subo a mis brazos, mientras ella me da un beso en la mejilla. Cómo lucas puede creer que soy capaz de engañar a Laia con mis sentimientos? Ellos son demasiados genuinos, para mí desgracia.

La noche transcurre en armonía, entre risas, festejos y mucha ternura. Esa misma noche conocí al esposo de Emily, un hombre muy especial sin lugar a dudas, servicial, que se encargó de asar la mejor barbacoa que probé en siglos y contar los peores chistes que escuché en toda mí vida. Realmente es un momento muy agradable, un momento que me hace dar cuenta de que no estoy preparada para irme de Leavenworth… pero se que no tengo otra alternativa. Amo mí carrera y regresar al pueblo sería perderla para siempre.

Faltan solo unos minutos para regresar a casa. Lucas va por los abrigos, me ayuda a ponerme el mío, abriga a Laia, quien duerme plácidamente en mis brazos, se pone el suyo y nos despedimos de los dueños de la casa, para subirlos a la camioneta.

Durante el trayecto a casa vamos en completo silencio, no quisiera despertar a Laia. Esa niña es tan hermosa y tierna durmiendo entre mis brazos que todo eso genera en mí una angustia muy grande y evidente para Lucas, quien detiene la camioneta y me mira a los ojos:

–Estas bien, Harper?– me pregunta preocupado.

–Si, por qué?– y yo me creo la gran superada, la reina del disimulo.

–Por que estás llorando – que? Me pregunto a mí misma… estoy llorando? en ese momento me llevo mí mano izquierda a la mejilla y la noto mojada, por mis lágrimas, evidentemente es verdad, estoy llorando.

–Seguramente es el frío, no te preocupes –miento, intentando que me crea, pero ese hombre me conoce demasiado.

–Si, el frío, Harper – dice llevando su mano a mí mejilla para secar mis lágrimas con sus dedos. Ese mínimo contacto de su piel sobre la mía, hace que mí corazón se dispare como un loco, comienza a latir de prisa que siento que podría sufrir un paro cardiorrespiratorio, si, también respiratorio, porque por momentos me olvido de respirar y más cuando él es tan tierno y me mira con esos ojos tan cálidos que me dan cosquillas en la panza, como cuando tenía 15 años y moría de amor por él– cuando entenderás que soy la persona que más te conoce en este mundo?– me observa con una de esas miradas dulces que podrían derretirme en cualquier momento y lamentablemente tiene razón, no puedo negarle la realidad.

–Lucas…yo…

–Espera– me sorprende de repente– mira alli– señala con uno de sus dedos a una pequeña tienda que abre las 24 horas. Pero no es cualquier tienda, es nuestra tienda. Todas las tardes, cuando salíamos a caminar por el pueblo, a hacer las compras para navidad, está tienda era nuestro lugar, allí comprábamos todos los dulces que queríamos y luego nos quedábamos jugando en las máquinas. Realmente, pensé que ya no existía ese lugar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.