Mas Fuerte Que Ayer

Capítulo 7: Una pérdida dolorosa

La rutina de Emilia empezaba a tener ritmo. Despertaba temprano, cuidaba de su madre, cosía por las tardes y atendía el pequeño rincón en la tienda los fines de semana. Por primera vez en años, se sentía útil. Viva.

Pero la vida, a veces, no da tregua.

Una madrugada de abril, escuchó un sonido seco desde la habitación de su madre. Corrió. La encontró en el suelo, respirando con dificultad, los labios pálidos, los ojos perdidos.

—¡Mamá! ¡Mamá! ¡Respirá, por favor! —gritó, temblando, mientras llamaba a emergencias.

Las horas que siguieron fueron un torbellino. Ambulancia. Hospital. Sala de espera. Silencio.
Mucho silencio.

Cuando el médico finalmente salió, su expresión fue todo lo que Emilia necesitó para entender.

Clara había partido.

Un paro respiratorio. Rápido. Imparable.

Emilia no lloró en ese momento. Agradeció. Firmó papeles. Llamó a un par de familiares distantes. Todo en automático.

El dolor vino después. Como una ola que no avisa. La golpeó en la cocina, cuando sirvió dos tazas de café por costumbre. En la noche, cuando fue a la habitación y encontró la cama vacía.
Y en el espejo, cuando vio que no tenía a quién contarle que había vendido otra prenda.

Los días siguientes fueron grises.

Pensó en dejar todo. Cerrar la cuenta, guardar la máquina, abandonar la tienda.

Pero entonces encontró una nota en la caja donde su madre guardaba medicinas.

Era una hoja doblada, con su letra temblorosa.

“Mi Emi:
Tal vez cuando leas esto ya no esté, pero quiero que recuerdes algo:
Te vi resucitar. Con mis propios ojos. No vuelvas a enterrarte nunca más. Vos naciste para crear, para transformar, para inspirar. Estoy orgullosa de ti, hija. Hasta el último segundo.”

Emilia leyó la nota una y otra vez. Lloró. Lloró con todo su cuerpo.
Pero no era un llanto de derrota. Era de despedida. Y de promesa.

Días después, volvió a la tienda con una nueva prenda. Una blusa blanca, sencilla, con un bordado discreto en el pecho: una flor.

La llamó “Clara”.

Vanessa le preguntó si estaba lista para volver.

Emilia no lo dudó.

—No me fui. Solo me tomé un respiro.



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En el texto hay: drama, inspiracion, superación.

Editado: 19.05.2025

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