Más que amor, más que amistad

Capitulo 2. La Inercia

CAPITULO II 

El trayecto hacia la casa de Caro es de 15 minutos en coche, sin embargo, esos quince minutos se me hicieron eternos. Escuchaba preguntas de mi mama que sonaban como a kilómetros de mi a pesar de estar al lado mío, no lograba sacarme de mi pensamiento que es lo que había sucedido y tenía la esperanza que al llegar a la casa de Caro ella estuviera ahí.

Mi madre se estaciono en la calle enfrente de la casa, como pude baje del carro con la leve ilusión de que ella ya estaba ahí, pero al ver a Vicky con lágrimas en los ojos parada hablando por celular supe que no era así. Mi mama fue corriendo a abrazarla susurrando que todo estaría bien, yo no sabía que hacer o que decirle.

- ¿Dónde está? Ella siempre me decía dónde iba a estar y que estaba haciendo. No me explico que pudo haberle sucedido. No quiero pensar lo peor. –Las lágrimas de Vicky empezaron a caer con más intensidad.

-Tranquila, debe estar por ahí. ¿Ya hablaste con la policía? –Mi madre tratando de tranquilizarla.

-No, aún no. Pensé que regresaría antes, pero no.  Van 5 horas desde que salió de consulta, pero yo sé que algo pudo haberle sucedido no me explico que, pero ella no hace estas cosas de irse nada más por que sí.

- ¿Ya intento rastrear su celular? –Las palabras salen de mi boca sin pensarlo.

-No, ¿acaso se puede hacer eso? –La voz de Vicky comienza a sonar esperanzada.

-Sí, con el número telefónico desde una computadora. ¿puedo usar la suya? –Igual yo me siento más esperanzado.

- ¿Enserio?, si claro pasa. La laptop de Caro es la única que tenemos. –Pasamos a la casa, Vicky subió por la laptop y al bajar venia desconcertada.  –Creo que se la llevo, no está en su habitación y nunca la saca de ahí al no ser para llevarla a la escuela. –Comienza a llorar de nuevo.

-Voy por la mía. –Digo quitándole las llaves del carro a mi mama de las manos.

-Ve con cuidado por favor. –Me grita mi madre.

Me subo al coche y arranco, de camino a mi casa voy suplicando que el método funcione, con la adrenalina que tengo me pase por alto un semáforo, ¡Que idiota! No estas para que te detengan ahorita, corro con suerte que no hay patrullas y las calles están vacías a pesar de que aún son las diez de la noche. Llego a mi casa y busco las llaves para abrir. ¡Lo que me faltaba maldita sea! Las llaves las tiene mi mama en su bolso. Tengo ganas de azotar mi cabeza contra la pared. ¡Arturo! Gracias a Dios que vive cerca, me subo al carro y comienzo a marcarle mientras conduzco a su casa. No me contesta, ya sabía que tan buena suerte era demaciado bueno para ser verdad. Le marco por quinta vez y me contesta, ¡por fin!

- ¿Qué quieres imbécil? Estaba durmiendo demaciado bien. –Me responde con una voz somnolienta y ronca.

-Oye necesito urgentemente que me prestes tu laptop estoy afuera de tu casa, rápido por favor. –Mi voz suena demandante para que entienda que no puedo explicarle nada ahora.

-Ya voy. –Me cuelga, es bueno conocernos desde niños ya que ambos estamos en cierto modo conectados y nos entendemos muy bien sin necesidad de hablar mucho.

Veo que la puerta de su casa se abre, viene con un pijama azul y una camiseta blanca con el cabello despeinado, cara somnolienta y la laptop en su mano derecha.

- ¿Qué pasa? ¿Dejaron tarea? –Me dice al pasarme la laptop por la ventana del auto.

-No, Caro desapareció y quiero rastrear su celular, pero su computadora se la llevo y vine a mi casa por la mía, pero no traje mis llaves y estoy temblando ahorita del tiempo que estoy perdiendo.

-A ver, a ver, a ver, espera. ¿Qué estás diciendo? –Me pregunta asombrado.

-No tengo tiempo te cuento luego. –Cierro la ventana del coche y me golpea el vidrio, la bajo.

-Voy contigo espera, cierro mi casa. –Corre hacia la puerta de su casa y luego se sube al auto. –Ahora si ve explicándome que sucede.

-Pues hace como una hora y media estaba en mi casa, recibí una llamada de la mama de Caro diciéndome que ya la llevara porque era tarde. Yo no entendía nada, Caro me dijo que iba a ir a consulta con el doctor Mendoza. –Le explicaba torpemente.

-Si recuerdo que dijo eso. ¿y qué? ¿Acaso le dijo a su mamá que iba a estar contigo? Eso es muy raro. –Arturo hace que en mi mente se despierte esa duda en mi mente que no había tomado en cuenta. ¿Por qué le diría a su mamá que iba a estar conmigo en lugar de decirle que había cambiado la cita con el Doctor Mendoza?

- ¡NO LO SÉ! –Respondo un tanto enojado, estoy empezando a enfadarme al darme cuenta que Arturo tiene razón, es muy raro.




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