Más Que Sueños

Capítulo 26

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Ya habíamos terminado las pruebas por el día, y estaba algo cansada de repetir lo mismo y ver lo mismo durante casi dos horas. Muchos tenían potencial, pero no me convencía del todo.

Estaba nerviosa porque debía salir con Mon a hablar, y eso de hablar no iba mucho conmigo, especialmente cuando me sentía triste, como en estos días.

Decidimos ir a la cafetería de la escuela, pedimos un café cada una y unas galletas. Me sentía nerviosa, y eso se notaba a simple vista. No sabía qué hacer o qué decir frente a ella.

—Quería pedirte disculpas —me dijo, mirando su café—. No debí comportarme de esta forma.

—No te preocupes, Mon... No debes explicarme nada, ni siquiera disculparte.

—Necesito explicártelo, quiero que me entiendas —suspiré y asentí para que prosiguiera—. Ángel ha sido un hermano para mí. Aún recuerdo cuando lloraba por aquella chica que lo había dejado. Sentía horrible verlo de esta manera.

»Cuando me contó lo que había pasado, no podía creerlo. Muchas chicas querían andar con él, y lo habían dejado. No lo podíamos creer, Alfredo y yo. Él nunca pudo odiarte; te extrañaba cada día. Yo, comencé a agarrarte odio. No te conocía, pero ya te odiaba. Habías dejado a mi amigo destrozado. Y además, tú sabes, a mí me gustaba demasiado.

»Cuando te conocí y luego me contaste sobre tu exnovio, de que le habías puesto el cuerno, entre mí pensé que era algo x, fue tu pasado y no te juzgo. Pero cuando me enteré de que Ángel era tu exnovio... me sentí horrible pensando que le habías puesto el cuerno a Ángel, que andabas hablando con más chicos siendo novia de él, y él no sabía nada, no sabe nada, mejor dicho.

»Sé que cambiaste, pero creer que le habías hecho todo eso a mi amigo, me sentí horrible. Por fin te tenía frente a mí, Ashly, y no podía decirte nada de todo lo que debía decir por qué te tomé cariño y esto era mucho para mí. No sabes cuánto quería tenerte cerca y decirte tantas cosas horribles, pero cuando pude hacerlo, me quedé en blanco y por eso me alejé de ti. Estaba procesando todo, y creo que apenas agarré la onda.

Pensé bien lo que le iba a decir. Ella estaba en todo su derecho de enojarse conmigo, pero al menos debía decir algo en mi defensa.

—Yo sé que hice mal, Mon. Lo sé y lo tengo muy presente. Créeme, si hubiera sabido que eras amiga de él, nunca me habría acercado a ti. Sé que me odias, o que me odiaste, no lo sé, pero cambié. Lo que hice está mal, y entiendo que no me quieras volver a hablar. Pero aun así, discúlpame. No quería que te enteraras de esas cosas...

—Ash, no me estás entendiendo —la miré—. Yo quiero seguir siendo tu amiga. De verdad que me caes genial, y quisiera cumplir las cosas que dijimos. Pero a mí no me debes una disculpa. Supongo que lo mejor para todos es que hables con Ángel y le digas lo que sucedió.

—No sé si pueda decirle...

—Yo no le he dicho nada, así que por qué deberías decirle tú, no yo. Y deberás hablar con él tarde o temprano, porque sabes que yo siempre estoy contigo y con los chicos, y quiero que así siga, que sigamos compartiendo amistades y no se dividan por nuestra culpa.

—No puede dividirse nada, Mon. Todos son tus amigos, no míos.

—Dominik no quiere estar con nosotros... eras la única que le caía bien —una sonrisa se formó en mi rostro—. Y por ende podría irse y dejar a sus amigos por ti en cualquier momento.

—Bueno, Mon, pero no estás tomando en cuenta que si él y yo terminamos mal... que pasará entonces. Será todo muy incómodo, tanto para mí como para tus amigos.

—Eso lo vamos a resolver, ¿okay? Ahora solo quiero que hables con Ángel para que se te quiten esos sueños y puedas estar más tranquila a su lado, porque él me cuenta todo, Ash, y lo evitas muy feo... y yo, obvio, sé por qué, pero él no lo sabe.

—Está bien, trataré de hablar con él...

—Bien, seguramente se enoje, pero luego tratará de pensarlo todo. Así que no te sientas mal por si se enoja, así es él.

—Entiendo.

—Por cierto, no sé si sea buena pregunta, a decir verdad, pero ¿cómo le hiciste para hacer que fuera tu novio? Ángel siempre ha sido tan cerrado con las chicas, y más de pequeño.

—Pues, me gustaba mucho en quinto grado. Nunca me atreví a hablar con él porque me daba vergüenza. Una vez, una amiga le mandó mensaje y todo eso, yo no me quedé atrás y solo le mandé uno, y a los días me respondió.

»Creo que fue cuestión de tiempo. Realmente no sé bien qué sentía él, pero yo estaba tan feliz de hablar con la persona que me gustaba. Nunca supe por qué se fijó en mí... pero puedo decir que éramos muy buenos amigos.

—¿Pero él sabía que te gustaba?

—Pienso que sí, la verdad que toda la escuela lo sabía. No creo que él no lo supiera.

Una leve sonrisa se formó en el rostro de mi amiga, la veía algo decaída.

—¿Por qué la pregunta?

—Por nada. Bueno, creo que deberíamos irnos a descansar.

—Sí, supongo que sí.

—Pediré las galletas para llevar y mañana lo llevo a la escuela, y lo comemos juntas, ¿va?




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