Más Que Sueños

Capitulo 32

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Ashly.

Comencé a llenarle la planilla que pedía la escuela. Aún me sabía algunos datos sobre él; me sorprende a mí misma acordarme de eso. Cuando sentí una mirada en mí, alcé mi vista, y era Ángel que venía acercándose a donde estaba yo.

Verlo así me puso algo roja, pues su abdomen estaba algo marcado. Yo recordaba que era muy flaquito de chiquito, y ahora ya tenía un muy buen cuerpo. Pero no debía estar pensando en esas cosas. Debo dejar de verlo, pero es que se veía que sí hacía mucho ejercicio y tenía un cuerpo bastante definido.

—Eh, tienes que llenar eso que me falta.

Le entregué el papel y me alejé de él para no estar viéndolo; parecía una pervertida.

Después de unos segundos, él me entregó el papel lleno.

—Bien, debes hacer un 100 completo. ¿Sí sabes hacerlo?

—Claro que sí. Desde que supe que ganaste una medalla, me informé sobre ese deporte y me gustó. Digamos que estuve tomando clases unos años.

—Genial —no quería que se diera cuenta de que, en realidad, me moría de emoción, de que se acordara de eso...— Ve a la alberca, anda.

Él asintió y comenzó a nadar. En realidad, sus movimientos eran buenos; no tenía muchos fallos, e incluso era rápido. Pero aquí el problema es que no quería que estuviera en mi mismo lugar. Estar aquí era mi lugar seguro. Cuando acabó, él se puso en la orilla, y yo solo lo miré.

—Ok, puedes irte. Yo te aviso cualquier decisión.

—¿Nada más así?

—Sí, claro. Si no te molesta, creo que ya me voy...

Agarré mi mochila y comencé a caminar.

—No, espera...

Cuando menos me di cuenta, él ya se había salido del agua y venía detrás de mí.

En verdad, no entiendo qué está sucediendo. Pensé que me odiaba después de lo que le dije y que jamás hablaría con él otra vez.

—¿Qué pasa, Ángel?

—Quiero hablar contigo.

—¿Sobre qué?

—De lo de hace rato, lo que me dijiste.

—¿En serio quieres hablar de eso?

—Sí... necesito preguntarte algunas cosas...

—¿Qué? No, pienso que no es lo mejor.

—Sí, me debes una explicación. Es lo único que te pido, Ashly.

—No creo poder, Ángel.

—Por favor...

—Tendremos esa plática que quieres, pero ya es tarde y debo irme...

—¿Por qué?

—No todos tenemos una casa aquí. Tengo que ir al departamento donde vivo, y está algo lejos.

—Duerme en mi casa...

—¿Qué? No...

—Sí, solo estoy yo. Puedes quedarte en una de las habitaciones. Y podríamos hablar.

—Ángel, no puedo...

—Sí puedes, y me lo debes.

—Si te debo la explicación, pero puede ser después.

—Por favor, Ashly. No voy a dejar que te vayas sola cuando puedo ofrecerte una habitación.

—Puedo irme sola.

—Sí, pero no estaré tranquilo. Anda, vamos; solamente me cambio y vamos.

Me quedé en silencio y miré mi celular. Eran ya las 7 de la tarde, y ya estaba oscureciendo. Me daba miedo andar sola en la calle, la verdad, y estaba tentada a quedarme con Ángel, pero no podía hacerlo.

—Por favor...

—Está bien, pero nada más vamos a hablar...

—Claro que sí. Iré a cambiarme, y espérame aquí.

—Okay.

Él me sonrió, y se metió a las duchas mientras yo me sentaba en una banca que estaba ahí. Tenía miedo y nervios de ir con él. No sabía qué me iba a preguntar o si iba a salir bien esto.

Cuando salió de las duchas, ambos comenzamos a caminar, sin saber a dónde. Solo lo seguía en silencio.

—¿Quieres algo de cenar?

—No, gracias.

—Pediré una pizza.

—Si tú vas a cenar eso, está bien.

—Vamos a cenar.

—Eres tan necio.

—Sí, la verdad, si lo soy. Aun así, tú eras igual, ¿no?

—Pues sí, pero ya no lo sigo siendo.

Llegamos a una entrada; la casa se veía bastante linda.

—Cómo digas. —abrió la puerta, y ambos entramos.

Nos sentamos en el sillón, y yo estaba nerviosa, demasiado nerviosa, la verdad.

—¿De qué quieres hablar? —murmuré mirando mis manos.

—No entiendo por qué lo hiciste, Ashly.

—¿Qué parte?

—Ambas partes. Pensé que ambos estábamos bien, que yo era un buen novio...

—Y lo eras...

—Entonces, ¿por qué dejaste entrar a personas a tu vida?




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