Capítulo 40

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Ashly.

Al captar que Ángel me estaba besando, lo seguí. Todo el enojo que tenía se esfumó; esto cambiaba muchas cosas. Agarré su pecho con cuidado para no lastimarlo, y sentí cómo sus manos apretaban mi cintura para pegarme más a él. Esto era tan mágico.

Pero de la nada, sentí cómo se estaba alejando de mí. No quería que se alejara, pero tampoco quería verme mal, así que dejé que se alejara poco a poco.

—Me gustas, Ashly. Me gustas demasiado y no lo puedo ocultar más. Desde que te volví a ver, sentí lo que siempre sentía cuando estábamos juntos o cuando me llegaba un mensaje —dijo al separarse de mí unos centímetros—. No espero que sea mutuo, realmente no, pero quiero que lo sepas. Quiero que sepas lo que siento por ti, porque es algo que jamás lo había sentido. Jamás me había enamorado tanto como de ti.

—Yo… —dije, viendo sus hermosos ojos color miel.

—No te obligaré a sentir lo mismo por mí, pero te pido que me des una oportunidad, aunque sea de ser amigos.

Miré a Ángel; no podía asimilar bien lo que me estaba diciendo. No quería confundirme e ilusionarme.

—¿Estás enamorado de mí?

—Sí.

Ese simple sí hizo que mi estómago se revolviera.

—¿Desde primaria?

—Suena tonto, pero fuiste mi primera novia, la primera y única que me hizo sentir especial. A pesar de estos meses que hemos estado “juntos”, sigo sintiendo lo mismo.

—Pero Ángel, ya no me conoces. Cambiamos mucho…

—Lo sé, y no te estoy diciendo que nos casemos. Solo te pido que nos conozcamos nuevamente.

Miré una vez más sus ojos; se veían tan lindos de cerca, tenían un brillo tan hermoso. Claramente, no podía negarme a la idea de tal vez ser novios en algún momento.

—Está bien…

—¿Está bien? —dijo con una sonrisa burlona—. ¿Nada más eso?

—¿Qué esperabas que dijera?

—Pues, acabo de decirte que estoy enamorado de ti. Tal vez decir, aunque sea un “yo no lo estoy de ti” me vendría bien; capaz, me esfuerzo más para reconquistarte. O si me dices “también lo estoy de ti”, sé que debo también esforzarme para que no te vayas. Pero un “está bien” no me ayuda en mucho.

Una risa salió inconscientemente de mis labios, y él solamente me miró.

—Vale, pues creo que tendrás que esforzarte.

—¿Eso qué quiere decir?

—¿De qué?

—Estás o no enamorada de mí.

—No lo sé, lo veremos pronto.

—Eso no está bien, Ashly. Yo te he confesado todo, no está nada bien.

—Tampoco estuvo bien que te fueras a pelear.

—Y eso que...

—Creo que estamos a mano.

—Bien entiendo, no quieres confesar tus sentimientos. Solo respóndeme una sola pregunta: ¿Te gustó? —Lo miré confundida.

—¿En serio?

—Respóndeme, por favor.

—No sé ni siquiera subir más tu ego.

—¿A qué te refieres?

—Literalmente eres el crush de media escuela.

—Vaya, no sabía eso.

—Claro, tú y Alfredo son de los más guapos de la escuela.

—Sí, pero a mí me viene valiendo la escuela; únicamente me importa gustarle a una persona.

—Tal vez a esa persona le gustes. ¿Quién sabe? Ahora debo irme.

—No quieras huir de esta conversación, señorita.

—Lamento decirte que ya lo hice —sonreí y agarré la ropa que había bajado—. Nos vemos en la escuela.

—¿Puedo preguntar algo? —me detuve—. ¿Quedé en el equipo de natación?

—Aún no veo eso.

—Bueno, como sea, en dado caso que no me quede, ¿podrías darme clases particulares?

—Claro que no, tengo una vida.

—Ándale.

—Lo siento, pero no. Adiós.

Salí de la casa con una gran sonrisa en mi rostro. No podía creer que Ángel me hiciera sentir así con tan solo simples palabras.

No quería irme de aquí, quería estar con él y ver si estaba bien por esos golpes, pero mi vergüenza me lo impedía. Nos habíamos besado y me sentía muy estúpida ahora mismo. Me hubiera quedado.

Pero ya era tarde, así que fui a mi departamento para seguir lidiando con mi hermana. Por suerte, estaba en clase y lo tenía para mí sola… por fin, tenía el departamento para mí sola.

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