Más Que Sueños

Capítulo 41

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Por fin ya era viernes, salí de la escuela y tuve que ir a los entrenamientos. Si ya había hecho el equipo de la escuela, esto lo tuvo que aprobar el director, por promedios y todo eso, pero ahora mismo ya estaban entrenando.

Llegué a dónde está la alberca, dejé mis cosas y me senté en el escritorio. Nunca me cansaré de decir que me siento una persona con mucho poder detrás de este escritorio.

Mi celular comenzó a vibrar, lo agarré y vi las notificaciones. Una sonrisa salió de mis labios al ver que eran de Ángel.

Holaaa, buenas tardes.

¿Qué harás el día de hoy?

Estuviste evitándome en clase, no creas que no me di cuenta.

Con Ángel, ahora mismo es algo complicado. Siento que no podría verlo después de aquel beso en su casa. Para mí, recibir cierto tipo de contacto me ponía muy incómoda. Con él no fue así, pero no podía evitarlo. Me daba miedo que llegara a abusar de mí como el idiota de Oswaldo.

Pero no es solo con él. Realmente, con cada persona que está a mi alrededor, siento pánico. Más cuando vienen a mi oficina. Siempre trato de que estén lo más alejado de mí.

Me costó tanto superar lo que me hizo hace unos años. Ya era una parte de mi pasado que claramente no me gustaba recordar. Aun recuerdo que me daba miedo estar cerca de los chicos de mi preparatoria. No podía usar faldas o alguna cosa que fuera corta porque me daba miedo que metieran su mano fácilmente. Pues ese día llevaba un short. Me costó mucho poder hacer amigos hombres, no hice muchos, pero pude hablar con algunos.

Ya todo estaba bien en mi vida. Dos años de paz interior pude lograr. Para que venga este imbécil y me quisiera hacer lo mismo o incluso más cosas de las que me llegó a hacer.

Para mí, muy, muy mala suerte. No lo han corrido de la escuela. Lo dejaron otra semana en su casa y un par de castigos. También que no puede acercarse mucho a mí. Eso es realmente estúpido. Yo lo único que quiero es ya no verlo jamás en mi vida. Pero creo que ahora mismo no importaba eso.

—Hola a todos. Sé que todos están emocionados por pertenecer a este equipo, pero les tengo malas noticias. Debo de hacer el equipo principal y el suplente. Recuerden que todos son importantes en este equipo y ser suplente no te hace menos. Yo ya tengo anotaciones de su primera prueba, pero necesito que den más de ustedes. En unas semanas, mientras los veo, iré decidiendo quiénes serán los titulares. ¿Tienen alguna duda?

—¿Entonces aún no hay equipo oficial?

—Pues ya todos son el oficial, pero no, no está uno principal.

—¿Okay, gracias?

—¿Los entrenamientos a qué hora serán?

—Bueno, las clases de la mayoría acaban a las 3 de la tarde. Nosotros nos veríamos a las 5 para entrenar. Serán dos horas de entrenamiento.

—¿Por qué tanto? —miré a la chica que había preguntado.

—Te explico. Aún no tengo bien el cronograma, pero será más o menos media hora de calentamiento y estiramiento. Las rutinas serán de una hora y media. Todo es depende de cómo es que trabajen.

—Entiendo, gracias.

—Bien, hoy empezamos con todo esto. Antes de que se pongan su traje de baño, necesito que troten 3 vueltas por toda la alberca.

Todos asintieron y comenzaron a trotar. Mi sueño de pequeña se estaba volviendo realidad. Siempre quise dar clases de natación. Bueno, mi sueño era a niñas de la edad en la que comencé a nadar, pero esto no estaba tan mal. Podía ser algo dura con ellos sin sentirme mal.

Cuando acabaron, los puse a estirar, y después comenzaron a nadar. Les puse una leve rutina y acabamos temprano. Debía de irme aun cuando había algo de luz, pues me daba miedo irme sola en la noche.

Al terminar el entrenamiento, esperé a que todos se fueran. También llegaban algunos chicos a nadar, pero ya no me tocaba a mí ayudarles, ya debía de irme. Fui a la oficina para agarrar mis cosas y ponerme mi sudadera, pues afuera

seguro hacía algo de frío.

Miré mi celular que comenzó a vibrar. Era una llamada de Ángel. Una sonrisa se formó en mi rostro y se borró al recordar que no le respondí. Le atendí la llamada.

—Holaaa.

—Hola —guardé mis papeles.

—¿Hablo con la entrenadora Ashly?

—Tal vez.

—Es que necesito de tu ayuda.

—¿Ayuda para qué?

—¿Podrías salir de tu escondite?

—No, ya me voy a ir.

—Andaaa ven tantito a la piscina.

—Ángel, ya tuvimos una conversación similar a esta, y creo que ya sabes la respuesta.

—Bien, iré yo a verte.

—No quiero... —me colgó, genial.

Ahora en cualquier momento vendría. Tenía que huir de aquí antes de verlo.

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