Más Que Sueños

Capitulo 45

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Ashly.

Mientras estaba lavando unos platos, escuché cómo la puerta de la parte de arriba se azotaba. Me asomé y Mon venía bajando, muy enojada y llorando. Me acerqué a ella.

—¿Todo bien, Mon?

—No, amiga, nada está bien —me abrazó—. Debo irme, lo siento por no quedarme. Nos vemos en la escuela.

Se separó de mí y solo la miré, asintiendo con la cabeza. Ella se fue de la casa, dejándome aquí con un montón de dudas, que claramente ella no me iba a responder.

Después de que Mon se fue, bajó Ángel con su pijama ya puesta.

—¿Qué fue lo que pasó?

—Larga historia —suspiré—. Ve a bañarte, porque si no te vas a resfriar —asintió.

—¿Podremos hablar después de bañarme?

—¿De qué?

—Solo dime si podremos hablar…

—Supongo que sí podríamos…

—Okay, iré a bañarme.

—Sí, te dejé una pijama en mi habitación.

—Gracias.

Mientras estaba lavando unos platos, escuché cómo la puerta de la parte de arriba se azotaba. Me asomé y Mon venía bajando, muy enojada y llorando. Me acerqué a ella.

—¿Todo bien, Mon?

—No, amiga, nada está bien —me abrazó—. Debo irme, lo siento por no quedarme. Nos vemos en la escuela.

Se separó de mí y solo la miré, asintiendo con la cabeza. Ella se fue de la casa, dejándome aquí con un montón de dudas, que claramente ella no me iba a responder.

Después de que Mon se fue, bajó Ángel con su pijama ya puesta.

—¿Qué fue lo que pasó?

—Larga historia —suspiré—. Ve a bañarte, porque si no te vas a resfriar —asintió.

—¿Podremos hablar después de bañarme?

—¿De qué?

—Solo dime si podremos hablar…

—Supongo que sí podríamos…

—Okay, iré a bañarme.

—Sí, te dejé una pijama en mi habitación.

—Gracias.

No dije nada más y subí las escaleras para meterme en su habitación. Me sentía mal en este momento, y ni siquiera sé por qué razón lo estaba. Mon nunca me dijo nada de qué le gustaba Ángel; si me hubiera dicho, no estaría pasando por esto sola y yo ni siquiera me interpondría entre ambos, porque por más que me duela, sé que tuvieron algo.

Me metí a bañar y sí que la ducha me relajó mucho. El leve dolor de cabeza que traía fue desapareciendo. Debía estar relajada si es que quería hablar con Ángel sobre Mon. Debo admitir que tengo algo de miedo al pensar que podría decirme.

¿Qué haría si me dice que sintió algo por ella?

¿Será que aún la quiere?

¿Lo mejor sería alejarme?

¿Por qué ahora mismo estoy tan insegura?

Tantas preguntas aparecían en mi mente, pero ninguna tenía respuesta. Sentía una sensación de pánico. No quería alejarme de Ángel, de eso estaba segura, pero Mon… era mi amiga y para mí la amistad siempre es importante. Y si ella no puede estar bien viéndonos juntas, claramente me voy a alejar de él.

Mi mamá diría que estoy mal, que debería estar primero yo y después yo. No debía poner primero a las personas antes que a mí, y lo entiendo. De verdad que lo entiendo, pero no puedo hacerlo así porque sí.

Mon puede estar sufriendo por mi culpa.

Pero no era mi culpa sentir algo por Ángel. Eso era estúpido, porque eso no se controla, y mucho menos si todo es mutuo. Porque yo cambié, me sentía atraída hacia él de una manera que no sabría cómo explicar.

Después de estar reflexionando un poco sobre esto, me puse la pijama de Ángel. Esta me quedaba enorme, y decidí bajar. Al verlo poniendo los platos y la pizza en el sofá, una sonrisa se formó en mi rostro. Vi el sillón y en este había dos mantas. Espero que esta charla no arruine esta noche.

—Qué bien que te queda mi ropa.

—Me queda enorme.

—Por eso mismo, te ves bien, pequeñita.

—Siento que internamente te estás riendo de mí.

—Tal vez, mira, te traje una mantita, porque no sé tú, pero yo tengo mucho frío.

—Sí, también tengo algo de frío —me senté a su lado—. Ángel, antes de ver la película, ¿podemos hablar…?

—¿Sobre qué? —dijo agarrando un pedazo de pizza.

—Sobre Mon…

—¿Qué pasa con ella?

—Es lo mismo que me pregunto... ¿Qué pasó con ella hace rato?

—No entiendo, Así.

—¿Tuviste algo con ella? —él me miró sorprendido.

—No, bueno, no, o sea…

—Dime la verdad, Ángel.

—Sí, tuvimos algo, Ash, pero para mí no significó nada…

—¿Qué pasó?

Se quedó en silencio un par de segundos, cada segundo en silencio parecían eternos para mí y la ansiedad aumentaba.




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