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Hubo un gran momento de silencio por tu parte, y me sobresalté un poco al ver que Alfredo había llegado; claramente, él era el que había aconsejado a Ángel, y eso me dolía mucho.
—Hermano, vámonos, iremos a la casa. —me vio un poco mal— ¿Todo bien? —él asintió y yo solo lo vi.
—Nos vemos, Ash… —vi cómo se alejó de mí junto con todos sus amigos.
Sentí que mi corazón se partía en mil pedazos. No pude evitarlo, las lágrimas comenzaron a caer, me senté en una banqueta y lloré aún más, pero más cuando me di cuenta de que realmente lo había perdido; ya era demasiado tarde.
—¿Estás bien? —miré hacia arriba y era Mon... genial.
—Sí…
—Vi todo desde lejos, lo siento mucho.
—Da igual —me levanté para así poder irme.
—Creo que deberías ir a descansar, Ash.
—Sí, creo que sí, permiso.
Comencé a caminar y mejor decidí ir a la alberca; había poca gente, pero yo quería distraerme, así que me fui a poner el traje de baño y comencé a nadar.
Di una y otra y otra y otra vuelta, hasta que me cansé. Ya era noche; llevaba en el agua 2 horas. Me encantaba estar aquí, pero comenzaba a hacer algo de frío. Estaba sentada en uno de los escalones, mirando cómo el agua se movía por el aire.
El agua siempre me pareció algo tan relajante. Podía verla por horas sin cansarme, pero creo que era momento de irme. No tenía ningún permiso de estar aquí a esta hora, así que prefería evitarme problemas.
Decidí dar otra vuelta en el agua, solo estar flotando. Me quedé un rato más así, mirando el techo, el cual se lograba ver como un cielo estrellado gracias a la tecnología.
—Veo que diste alguna especie de clase particular —me sobresalté al escuchar esa voz.
—¿Qué haces aquí?
—Creo que debería preguntarte eso a ti, ¿qué haces a estas horas aquí?
—Estaba nadando, y se me pasó el tiempo.
—Ya veo. Como te fue en la competencia... ¿Te quedarás con el trabajo?
Sabía que al sacar ese tema, yo debía disculparme... nuevamente.
—Sí, no ganamos el primer lugar, pero al director le gustó mucho cómo formé el equipo, y cómo se llevaron, así que me dejó el trabajo.
—Me da mucho gusto por ti, Ash... sé cuánto te gusta todo esto.
—Sí... —miré mis manos algo nerviosa, no era muy buena con las disculpas— sobre eso... perdón por haberte gritado.
—Sigo sin entender muy bien lo de Vera...
—Pues lo que te dije, pero realmente no quiero...
—Sí, debemos hablarlo, Ash. Eso claramente fue un chisme, y no quiero que haya este tipo de malentendidos entre nosotros. Me dolió que desconfiaras de mí de esa forma.
—Estás diciendo que no es verdad...
—Exactamente. Al parecer fue un chisme que casualmente inició con Vera. Una de sus amigas fue la que te dijo, justo para que tú te molestaras conmigo.
—Eso explica mucho... pero aun así me molestó el simple hecho de que pudiera estar contigo...
—Oh, pero no... entiendo que pudiste molestarte al enterarte de algo así, pues hace poco tú y yo...
—Tienes una mala reputación, Ángel...
—Lo sé, y por eso mismo es que estoy aquí. Tuviste tus razones, las cuales respeto, pero también ponte en mi lugar, Ash. Yo no he estado con nadie desde que supe de tu existencia y te vi en clase. Y para serte honesto, te estuve esperando a que tú estuvieras lista.
—Bueno, entonces creo que pedirte perdón está de más... yo fui la que te gritó y te trató mal... la verdad no merezco que me hables.
—Es que eso tú no lo puedes decidir, Ash.
—¿Si quieres hablarme?
—Sí, creo que al final no debía esforzarme tanto... —una pequeña risa salió de mi boca, y él solo sonrió.
—No, al parecer no...
—¿Todo lo que me dijiste es verdad, Ash...?
—¿Qué cosa?
—Lo de hace rato... que siempre has estado sola...
—Oh, esa parte... am —cerré mis ojos— es complicado.
—¿Por qué lo dices?
Me quedé en silencio un momento; claramente quería decirle, no quería que él conociera esa parte de mí.
—Después de Oswaldo, no volví a intentar nada con nadie. Digamos que me daba miedo encontrarme a un sujeto igual de idiota que él, y aparte no era como que tuviera muchos pretendientes, ni muchos amigos. Por eso te digo que estuve sola por años y que ahora llegaras, cambiaba todo.
—¿Cambio para bien?
—Eso ni se pregunta, Ángel. Apenas unos meses atrás estaba rogando por irme de ese estúpido departamento. Llegaste y estar encerrada en mi habitación ya no era tan malo porque sabía que me llegaría un mensaje tuyo.
—Entiendo...
—¿Por qué no me dijiste nada hace rato?
Editado: 13.10.2024