𝓑𝓵𝓪𝓲𝓻
Ya pasaron dos meses desde que decidí decir la verdad a Keenan y también dos meses desde que él se fue sin decirle a nadie. Se esfumó de la faz de la tierra y no sabemos dónde está.
Es decir que no he pedido darle la noticia
También me siento muy muy pero muy culpable de que le haya pasado algo y yo no habré dicho la verdad. No sé cómo mejorar las cosas, soy una tonta que debió hablar cuando pudo pero ahora ya es muy tarde.
El arrepentirme no me llevará a ninguna parte.
Brígida sigue intentando por todos los medios comunicarse con Keenan, su madre dice que tampoco ha hablado con ella. Mientras tanto yo, sigo aquí en casa de mi hermano. No quise regresar a mi casa sin antes asegurarme que Keenan sepa todo. Le he dejado mensajes en su celular, le he pedido que regrese porque tengo que hablar con él pero no hay respuesta y me tiene pensando en eso todo el tiempo.
─¿Tú no te aburres de estar así?
─¿Cómo?
─Así, todo el día en casa. ¿Crees que no le hace daño al bebé? Porque yo sí.
─No, no le hace daño.
─Deberías salir, no sé, a comer algo. Caminar, darte un paseo, te hace bien el aire fresco. Ya sabemos que Keenan no esta cerca de ti, así que no tienes de qué temer.
─Yo sé pero igual, no quiero salir. No tengo nada que hacer afuera.
─¿Aún no saben nada de él?
Niego.
─Deberías regresar a casa ─dice Winona.
─Yo también quisiera. En cuanto tenga al bebé volveré.
─Me haces mucha falta. Está casa es muy grande para una sola persona. Ya quiero que regreses.
─Tal vez lo haga pronto, ya sabes que en cuanto mi bebe nazca.
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Hoy decidí salir a comprar unas cositas para el bebé.
Me hacen falta zapatos y calcetas, no compraré mucho. Solo lo necesario, debo cuidar el dinero que he ahorrado porque no sé por cuánto tiempo estaré sin poder trabajar. Mi madre puede cuidarme al bebé, también Brígida se ha ofrecido a hacerlo pero no puedo quedarme aquí mucho tiempo.
Así que la única opción que me queda, es mamá.
─¿Va a estar bien sola?
─Sí, tranquila.
Tengo ocho meses de embarazo, mi panza está enorme y yo me cansó con más rapidez.
Mis piernas y mi espalda duelen horrores, siento que mi nariz se hizo más ancha y que mis senos son más extravagantes. No solo está cambiando mi cuerpo, también una gran parte de mi vida.
Lo que tenía planeado, lo que creía que era, mi futuro, absolutamente todo cambió en un abrir y cerrar de ojos. Y si me preguntan si cambiaría esto por mi vida de antes, diría que sí. La maternidad puede ser muy bonita pero cuando tienes ese don, de sentirlo y yo nunca lo pensé, pero estoy segura que seré la mejor mamá para mi hijo. Intentaré no fallarle en nada.
Veo a otras mujeres embarazadas andando por la calle, la única diferencia es que ellas van acompañadas de su esposo. Y yo pues voy sola, con mi bebé. La etapa del embarazo es una experiencia linda, pero al vivirla tú sola se tiene una sensación extraña como de nostalgia o vacío.
─Hola, buenas tardes.
Entro a la tienda a buscar las cosas, todas las cosas de bebé son hermosas.
Anteriormente veía estas cosas y temía, decía 《no ahora, no estoy lista y no lo quiero》 pero no sabía que la vida tenía otros planes más interesantes para mí.
Encuentro lo que busco y paso a caja, delante de mí van tres personas pero dos de ellas llaman mi atención.
De hecho, una de ellas lo hace.
No puede ser, es Keenan.
No sé cómo reaccionar así que dejo pasar primero a otras personas, podría hablarle pero él no está solo. Hay una mujer rubia que lo acompaña del brazo. ¿Tan rápido encuentra reemplazo? Es decir, cambia de mujer cada tres meses o menos. Me enoja, me causa tanta rabia, él está muy feliz con otra chica y yo buscándolo y preocupada por él.
《No vale la pena, Blair 》
Mi mente dice y yo le hago caso, claro que no vale la pena. Salgo de la tienda sin rumbo alguno y en la banca de un parque me siento a llorar. Me siento nostálgica por el embarazo, estoy en mis últimos días para entrar a los nueve meses y mi hijo puede venir en cualquier momento, supongo que es eso.
Mi conciencia dice que no tengo porque sentir enojo y tiene razón, yo fui la primera en alejarme de él. Me siento tan tonta.
Regreso a casa, Brígida está preparando la comida.
─¿Qué tienes?
─Vi a Keenan, pero no fui capaz de hablarle porque lo vi con otra mujer.
─¿Lo viste? ¿Dónde? ¿Por qué no me avisaste?
─No pude…lo siento. Estaba en la tienda de ropa de bebés, a la que hemos ido un par de veces. ¿Qué hacía ahí? ─ahora lo pienso mejor ¿qué hacía ahí?
¿La mujer con la que andaba estará embarazada? ¿Será de él?
Dios, estoy creando tantas películas.
─No lo sé, pero eso quiere decir que está más cerca que lejos.
─Sí, jamás esperé verlo ahí.
─Quizá la mujer que lo acompañaba era una amiga.
─¿Amiga? Por favor, Keenan no tiene amigas que no aflojen, lo conoces mejor que yo. Y yo de tonta queriendo decirle sobre nuestro hijo y él felizmente con otra mujer.
─No sabes el contexto de las cosas.
Lo defiende.
─Entiendo que es tu hermano y que lo quieras defender, yo también haría lo mismo por Rylee. Pero Keenan, Dios, es un hombre que le gusta andar de cama en cama. A lo mejor fue la vida misma quien me mostró eso para decirme que no merece saber de su hija.
─Te estás ahogando en un vaso de agua, Blair. ─Dice con toda la calma posible.
¡Yo no puedo estar calmada!
Es tanto el enojo que siento que no quiero hacer nada más que llorar como una niña pequeña a la que su madre acaba de regañar por hacer una travesura.
Siento un dolor punzante en la parte baja de mi vientre y luego un líquido parece caer por mis piernas. El terror me coge de sorpresa, veo mi ropa mojada y no sé de qué.
─Brígida, ayúdame ─le suplico, pues ella siguió en lo suyo.
Al verme se asusta.