Más que suficiente

14. Es mi hija

𝓑𝓵𝓪𝓲𝓻

─¡Oh, por Dios!

La felicidad de Winona se nota hasta por los aires. Me había pedido traer a la bebé desde que nació, pero yo no había podido viajar.

Odense está un poco lejos y sería muy cansado para ambas.

No le avisé que vendría, la he tomado por sorpresa.

─Vine a visitarte.

─Y que bueno que lo has hecho porque me estoy volviendo loca aquí. ─me quita a la bebé de brazos─Es muy mona.

─Sí, Brígida dice que se parece a su papá de pequeño.

─Claro, tiene el mismo color de ojos. Y, además lleva su sangre.

─¿Y tú cómo estás?

Cambio de tema.

─Bien, mejor que nunca. La maternidad es muy cansada pero estoy bien y feliz, mi bebé me da motivos de levantarme todos los días.

─Lo sé, tener un bebé es muy lindo cuando quieres ser madre.

─¿Has sabido algo de..?

─¿Kaitlyn? ─asiento ─No, desde aquella vez ya no la volví a ver. Dicen por ahí que tiene un nuevo novio. Ya lo superó. Ya pasó un año.

Demasiado rápido ¿no? Un año desde que Keenan la dejó abandonada en el altar. No la he vuelto a ver yo tampoco, si la extraño mucho, o la extrañaba hace un tiempo.

No más ahora.

Tengo alguien que será mi mejor amiga siempre. Alguien que no me va a fallar pero me va a sacar fuertes dolores de cabeza.

─¿Cuántos meses tiene?

─Seis meses.

─Ya es una bebé grande ─Claro que lo es.

─¿Ya te decidiste por el nombre?

─Genevieve─ estaba entre ese y lacey. Si, que no se note lo fanática que soy de Barbie y las doce bailarinas. ─Ese es su nombre. Genevieve.

─Me encanta ─apapacha a mi hija. ─Está muy linda tu hija.

Keenan no sabe de lo que se pierde.

Mi hija la mira cuando dice ese nombre, ¿lo reconocerá? Dicen que los bebés en el vientre escuchan todo ¿no?

Me devuelve a la niña y va por algo para tomar. Trae dos cervezas sin alcohol y un jugo para bebé. Ella se preparó todos estos meses para hacer esto.

─No quiero saber nada de Keenan.

─¿Y qué tal si aparece de pronto? ¿Qué vas a hacer?

─No lo sé, no creo que aparezca.

─¿Por qué no?

─Ya tiene casi diez meses que se fue, la última vez que lo vi estaba con esa mujer. A lo mejor ya hasta es papá con esa otra chica. ─digo sin preámbulos.

─Nah, no creo. Keenan podría tener todos los defectos del mundo pero su apariencia no daba a entender que le gustará andar de chica en chica.

Yo creo todo lo contrario.

Me quedó un rato hablando con Winona, luego debo ir a visitar a mamá y a mi hermana. Ellas han ido a los pocos días de nacer mi bebé pero no han podido quedarse mucho tiempo.

Quiero que papá conozca a su nietecita, la primera. Dudo que mi hermana quiera tener hijos, Maeve solo tiene veinticuatro años y estudia en la universidad. Es su pasión.

Pero eso no quiere decir que no le gusten los niños.

Llego a casa de mi madre, me bajo del auto y abro la puerta de atrás para sacar de su silla a mi bebé. Genevieve es muy tranquila, no llora, no molesta, es todo un amor.

─Vamos a conocer al abuelo ─le digo.

Cierro la puerta del auto y doy un paso al frente, lo hago bruscamente así que termino chocando con alguien a quien de inmediato le pido disculpas pues fue mi culpa.

─Perdone…

─Blair─pongo la vista en esa persona, ya que no la había notado bien y me doy cuenta de quién es.

─Kaitlyn ─mira a mi hija, aunque su mirada no me dice nada, su expresión tampoco. ─¿Qué haces aquí?

─Me he mudado por esta zona.

Esta irreconocible, su cabello ahora es negro, su maquillaje disminuyo considerablemente, ya que le encantaba el maquillaje cargado. La verdad se ve muchísimo mejor así.

─Oh, que bueno, yo tengo que irme.

─Espera…─me detiene. ─¿Es tuya?

─Sí, ella es mi hija ─murmuro. Adiós, Kaitlyn.

─¿Es de él?

Hago mi mayor esfuerzo, no quiero ser grosera pero tampoco quiero darle alguna explicación porque creo que no necesita saberlo.

─Es solo mía.

─¿Qué edad tiene?

─Con todo respeto, Kaitlyn. No voy a hablar de mi hija contigo.

─Disculpa, no quería incomodarte. No sabía que querías ser mamá ─pues yo tampoco lo sabía.

─Las cosas pasan ─digo solamente.

─Yo…─dice, no le salen las palabras. ─Quisiera hablar contigo después, quizá podamos salir a tomar algo.

¿Salir a tomar algo? No, no puedo. Por mi bien y el de mi hija, mantener la distancia es lo mejor. Ya no somos unas chiquillas.

─Lo siento, Kaitlyn. Es mejor que las cosas sigan así, tu por tu camino y yo por el mío ─le digo. Muestra una faceta decepcionada. ─A veces es mejor que las aguas estén calmadas.

La dejó ahí y entro a casa de mis papás antes de que siga con más preguntas.

Tengo mala suerte en haberla topado justamente cuando tengo a la bebé conmigo. Pero qué rayos importa, no tengo razones para temer, no le quite nada a nadie, no lastime a nadie y aunque es un poco tarde, al fin lo entendí. Yo no herí a Kaitlyn, fue él. ¿por qué debo sentirme culpable por algo que yo no hice? Ya basta, ya no más. Quiero disfrutar mi vida con mi hija y ya.

Si quieren verme como la mala del cuento entonces seré la peor.

─Mamá, estoy en casa.

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─No.

─Blair, por favor.

─Mira, Brígida, a ti te dije la verdad porque no tenía de otra, pero a tus padres no les pienso hablar sobre mi hija.

─¿Por qué no? Ellos también tienen derecho.

─No quiero que nadie tenga relación con ella. Tus papás no son malos, yo lo sé porque los conozco pero no me apetece que piensen que lo hago con otras intenciones.

─Ellos no piensan así. ¿Sabes cuánto desea un nieto mi mamá? Y al saber que la tiene va a flipar de felicidad. No le puedes negar ese derecho a Genevieve.

No es la primera vez que saca el tema a la luz, ya lo había hecho pero con menos intensidad. Solo lo había tocado por encima. Me sorprende que no haya hablado con su madre sobre esto, aunque me agrada que haya respetado mi decisión.




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