Más que suficiente

19. ¿Qué te falta?

𝓑𝓵𝓪𝓲𝓻

Llegamos al departamento de Keenan. Es grande, lo conocía desde antes pero tenía mucho tiempo sin venir a este lugar. Fácilmente podría vivir una familia cómodamente, tiene tres habitaciones extras aparte de la principal, una cocina enorme, una sala preciosa, una vista del balcón que es lo que más extrañaba de este lugar, y también un mini bar de Keenan.

─Tengo una pregunta ─digo. He de creer que él sabe lo que quiero preguntar.

─Sí, y no ─no entiendo ─Sé lo que quieres preguntar y la respuesta es no, no traje a este departamento a Kaitlyn.

Uf, vaya alivio.

Notese mi sarcasmo.

─¿Tienes otro? ─él se ríe.

─Claro, tengo uno más antiguo. No es mejor que este, Kaitlyn nunca conoció este departamento.

─Bueno, eso me deja más tranquila porque no quiero tener que verla muy seguido por aquí.

─No tendría por qué.

─Porque esa mujer es astuta, en cuanto supo que tú estabas aquí fue a meterme ideas a la cabeza ─le cuento.— Ni siquiera lo pensó dos veces para ir.

—Kaitlyn es una mujer enferma, no hablemos de ella.

Tiene razón, no podemos hacer nada más por ella.

─Bueno ¿Dónde está mi habitación?

Vuelve a sonreír, me imagino que esa sonrisa es porque mis preguntas son graciosas, no tendría otra explicación.

─¿No piensas que dormiremos juntos? ─definitivamente no.

─Es obvio ¿no crees? No voy a dormir contigo en la misma cama.

─Podríamos hacerle un hermanito a Genevieve.

─¡Por favor, no!

─Te muestro la habitación de la bebé. Esta a lado de la principal por si llora o necesita algo, podemos escucharla con facilidad.

─Sinceramente no me gusta dormir alejada de mi hija, eso es muy cruel. Tu en lugar y tu bebé de meses en otro, es muy frío.

─Así no creará mucha dependencia en ti.

─Lo intentaremos.

─La podemos decorar como mejor te guste, mañana vendrá uno de mis trabajadores para darte algunas ideas. También puedes pedir de comer lo que quieras, las chicas del servicio cocinan para mí.

Está de demás decir que es un lugar super lujoso y con tecnología muy avanzada. Puedo encender la chimenea de la sala a control remoto, ver todas las cámaras de seguridad desde un botón, calentar los sillones con un clic en la pantalla. Con razón a Keenan no le gusta salir de aquí.

─Está bien ¿cuando traen las cosas de la bebé? Necesito cambiarla.

Mira la hora en su reloj de mano.

─Estarán aquí en quince minutos.

─Está bien, usaré tu habitación para cambiarla.

─Usa lo que necesites. ─dice ─Debo salir a terminar unos asuntos de la empresa. ¿Está bien que las deje un momento solas? No tardaré más de dos horas.

─Sí, Keenan. Podemos cuidarnos las espaldas ─le digo para que se vaya tranquilo.

─Blair…─me llama antes de tomar su saco e irse ─No vuelvas a escapar porque esta vez no seré piadoso contigo.

Se me hace un nudo en el estómago, eso sonó como una muy terrible y terrorífica amenaza hacia mí persona.

No tengo miedo de lo que me puede pasar a mí, pero si a mi hija. Keenan es capaz de quitarme a la bebé y jamás poder verla. Es un buen hombre pero también tiene su lado malévolo.

─Bien, vamos a cambiar a una pequeña bebé de mamá.

Justo como Keenan dijo, las cosas llegan rápido. Guardo algunas cosas en el armario de la habitación de Genevieve y otras las dejo fuera porque son mías y todavía no sé qué habitación tomar.

Estaría completamente loca si duermo con Keenan, es la tentación en la cama. No voy a ponerme a mí misma en ese estado, no soy capaz de resistir así que es mejor que ni lo intente porque me conozco bien y con él me vuelvo más fácil que la habla del uno.

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Hace tres semanas que estamos en el departamento.

Estoy trabajando desde aquí, no he querido salir y dejar a mi hija pero pronto tendré que hacerlo. Mi jefe no me permitirá más tiempo de maternidad y lo comprendo. Mi trabajo es encontrar casas ideales para el cliente y salir a mostrarlas, no estar encerrada en un depa de lujo comiendo papas fritas y tomando gaseosa desde la comodidad del sofá de la sala.

Hasta ahora todo ha sido tranquilo, es decir, Keenan y yo nos llevamos bien por el bienestar de la niña. Él viene todos los días y pasa tiempo con ella mientras yo trabajo, a Genevieve le gusta estar con su papá. Cuándo Keenan se va por las mañanas, debo tranquilizarla porque no deja de llorar y ver por la puerta.

Es una bebé de meses que sabe reconocer quién es su papá, siente su olor, su esencia, su energía. El llamado de su sangre.

─Hola, Blair.

─Brígida, qué gusto verte de nuevo. ¿Cómo has estado?

─Bien, mucho mejor ahora que no cargo con el peso de saber de ti y no poder decirle a mi hermano.

Se mofa.

─Lo siento, fue una buena causa.

─Claro, claro ─murmura ─¿Y dónde está mi hermanito? No me digas que las deja solas todo el día.

─No, únicamente va un par de horas a la empresa y regresa. Tampoco es como que tiene que estar detrás de nosotras todo el tiempo. Es frustrante para él. La vida le cambió repentinamente.

─Créeme, mi hermano es el más feliz de que ustedes estén aquí.

─Lo sé.

─Y… ¿íntimamente cómo están? Tu y él han vuelto ─bufo ─Por tu reacción, quiere decir que no.

─Claro que no ─le digo ─Solo somos buenos papás.

─Sí, cómo no. Ambos se mueren por estar juntos, es lo mejor que podrían hacer. Dejar el orgullo atrás. Son el uno para el otro.

─Eso no pasará.

─Entonces cada uno hará su vida por su lado, es decir que tú puedes tener novio y él novia.

─Básicamente, no. Fue la advertencia de Keenan, no puedo estar con nadie más y supongo que él tampoco.

─Vaya estúpida idea.

─Fue lo mismo que pensé.

─¿Y aceptaste?

─No tenía otra opción, Keenan no quiere que Genevieve crezca creyendo que tiene dos papás y dos mamás, como si fuera eso posible ─farfullo.─Tu hermano esta loco.




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