Más que suficiente

21. ¿Pamela Richard?

𝓑𝓵𝓪𝓲𝓻

─Entonces están juntos de nuevo.

Me muerdo el labio, no sabría responder a esa pregunta. Juntos no estamos, es decir, no románticamente.

No sabría cómo decirlo, es una historia complicada.

─No lo sé. No hemos hablado nada sobre nosotros.

─Se podría decir que sí.

─¿Solo por tener sexo? Sabes cuantas personas tienen sexo y no son nada.

─Ustedes se aman, hay una diferencia ahí. Si yo fuera tu, no dejará pasar la oportunidad de estar de nuevo con él.

─Brígida, eres malísima dando consejos.

─Qué te pasa, soy la mejor. Ah ,por cierto. La próxima semana es el cumpleaños de mi mamá, no queríamos hacer nada por el estado tan delicado de salud en el que se encuentra mi papá pero haremos una pequeña reunión en casa.

─Está bien ¿Qué puedo llevar de obsequio?

─Lleva a Genevieve. Mi mamá es feliz con su nieta. ─levanta su bolso─Me debo ir, tengo una cita con tu hermano.

─Gracias por cuidar a la bebé ayer.

─Cuando quieras.

Se despide y luego se va, vino a hablar conmigo sobre lo que pasó ayer con Keenan y decirme que no le tenga miedo y que su hermano es un idiota.

Visto a Genevieve y después mi bolso, la pediatra me recomendó sacarla todas las mañanas para que su piel coja algo de sol, dijo que es bueno para los niños.

Aquí hay un parque cercano, no caminaré mucho.

─¿Va a salir? ─cuestiona la chica del servicio. Keenan dice que es de toda su confianza y que tiene más de diez años trabajando con él.

─Sí, saldré a caminar.

─¿Lo sabe el señor? Digo, ya que no le gusta que salga sin avisar.

─Solo voy a caminar ─digo molesta.

Asiente y vuelve a hacer lo que hacía fuera de mi vista. Ya entiendo por qué Keenan le tiene tanta confianza.

Salgo del departamento con Gene en su cuna, esta pesada y no quiero acostumbrarla mucho a los brazos. Aunque a Keenan eso le da igual porque siempre la carga aunque le diga que no.

Él y yo solíamos caminar por este parque, lo recuerdo como si fuera ayer y ya han pasado tantos años. Es increíble como la vida te devuelve a donde perteneces, no podría asegurar que estamos destinados a estar juntos pero con todo lo que hemos vivido, tampoco puedo decir que no.

─¿Blair? ─un hombre me habla.

─Vander ─mi jefe y amigo.

─Qué increíble sorpresa ¿Qué haces por aquí?

─Trabajando. Hola, Genevieve ─mi pequeña se ríe ─Está hermosa igual que la mamá.

─Gracias, favor que me haces.

─¿Y caminas por aquí sola? Pensé que tu novio no te dejaba salir de su jaula de oro ─se ríe.

─Calla, él no sabe qué ando aquí.

─Eso quiere decir que si nos ve aquí, se arma un problema.

─Efectivamente.

─He hablado con el jefe ─mi jefe es él pero también hay otro más que es el jefe de Vander ─quiere que te presentes a trabajar.

─Lo sé, estoy en un lío con eso.

─¿Keenan no te lo permite?

─Al principio la idea no le parecía pero ahora cambió de opinión.

─Bueno, cualquier cosa que pase avísame. Recuerda que hoy tienes un departamento que mostrar.

─Vale, te hablo cualquier cosa.

Él sigue su camino y yo el mío, al terminar de darle un lindo paseo a mi bebé, tomamos camino para regresar a casa. Justamente en la puerta del edificio me topo con una mujer rubia y de gustos refinados.

Intento ignorarla y funciona todo bien hasta que ambas nos metemos al elevador.

Al llegar al piso la dejó salir primero para no incomodar ni nada de eso, pero me resulta extraño que parece ir a la misma dirección que yo. Me hago la que vive en otro número y espero a ver lo que ella hace, toca a la puerta de Keenan.

¿Quién es y qué hace aquí? Según me había dicho Keenan, no le dice a todo mundo donde vive y que pueden venir a visitarlo. A menos que sea una persona importante para él.

Me acerco y abro la puerta con mi tarjeta, ella me observa.

─¿Hola? ─le digo ─¿Busca a alguien?

─Oh, hola. Sí, busco a Keenan. ¿No es este su departamento?

─Sí es. ¿Es usted algo de él? Perdón, no la puedo dejar entrar sin saber primero quién es. Son órdenes del señor ─me hago pasar por empleada del servicio.

─Oh, bueno yo soy Pamela Richard. Solo dígale que Pamela ha venido a buscarlo.

─¿Es su novia?

Se me hace un nudo en la garganta al hacer esa pregunta.

─No exactamente ─Ella parece muy respetuosa y noble. ─Volveré cuando él esté.

─Solo una última pregunta…─le digo ─¿Si hubo algo?

No entiende mi pregunta pero su respuesta es más que suficiente para mí.

─Fue cosa de una noche… ¿Eres tú algo de él?

─No, solo soy su empleada.

─Bien, entonces me voy.

La veo retirarse.

Bueno, es Keenan. ¿Qué esperaba? Que no tuviera nada con alguna mujer mientras estuvo lejos de todo esto.

Aunque no seamos nada ni hayamos sido, me da un tremendo coraje. Y no son celos, no exactamente.

Guardo unas cosas en el bolso de mi bebé y poco más tarde salgo de la casa con Gene. La llevaré conmigo al trabajo, sé que habíamos quedado que Keenan iba a regresar temprano y la cuidaría pero estoy muy molesta y tal vez quiera hacerlo enojar un poco.

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─¿Por qué te llevaste a la bebé?

─Estaba llorona, decidí traerla.

Gene me mira como si hubiera dicho una mentira y tiene razón.

Es un muy mal pretexto.

─Debiste hablarme para venir a cuidarla.

─Está bien, no pasa nada. Yo puedo cuidarla también, regreso en un par de horas. Pasaré visitando a mi mamá.

─No tardes mucho, ya se acerca la noche.

─Lo sé, estaré ahí pronto.

─Vale.

Creí que iba a reaccionar mal, pero no. Gracias a Dios.

Paso visitando a mis papás, me regañan porque no suelo hacerlo muy seguido. Converso un poco con ellos y luego les digo que tengo que irme porque Keenan me espera en casa.

Me despido de ellos y conduzco hacia el departamento, Genevieve se ha quedado dormida. Al entrar, veo la luz de unas velas sobre la mesa del comedor, recorro con la vista meticulosamente lo que parece ser una cena romántica.




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