Más que suficiente

27. Toni

Blair.

Recuerdo que de pequeña leía muchos libros románticos, bueno, no era tan pequeña, tenía catorce o quince años. Imaginaba todo tipo de príncipe, como todo adolescente. Y cuando conocí a Keenan, tontamente imaginé que iba a ser como en los libros, pero no, él resultó ser todo un patán celoso arrogante pero eso no impedía que lo amara.

Lamento que las cosas no salieron como quería.

Que mi familia feliz se redujera a mi hija y a mí. Fue doloroso en un principio aceptarlo, no tenía con lo que había soñado pero tenía a mi hija conmigo y eso estaba bien. Genevieve vino a darme una cachetada con guante blanco.

Lastimosamente las cosas no salen siempre como quieres, que alguien sea el amor de tu vida no quiere decir que estarás con esa persona. Puede ser el amor de tu vida pero no estar en tu vida, y eso paso entre Keenan y yo, nos faltó todo, incluso dejar a un lado el orgullo para unir nuestras vidas y ser una familia.

Sin embargo, no me quejo.

Las cosas salieron como tenían que salir. Él y yo no vamos a estar juntos nunca más, no por mí, no por él, es porque me di cuenta que no lo necesito. Mi hija es más que suficiente, no necesito un hombre a mi lado para ser feliz. Solo a mí hija, mi vida y una tranquilidad que no me haga sentir que merezco menos o más.

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Keenan y yo no volvimos a coincidir en nuestras vidas hablando románticamente.

Sin embargo, nuestra comunicación continuó por nuestra hija.

No es que no hayamos querido arreglar las cosas, sino que cuando quisimos intentarlo de nuevo, parecíamos dos desconocidos que no encajaban. Al menos yo me sentí así, y no es por nada pero sospecho que él también, tan solo que no dijo nada para intentar arreglar todo.

No somos los mejores amigos, no obstante somos los mejores como papás de Genevieve. Mi pequeña es una niña lista, inteligente, por fin comprendió que habemos familias diferentes y eso no está mal.

—Mamà, tú crees que yo si pueda casarme algún día y tener una hermosa familia.

—Yo opino que sí. ¿Pero por qué me haces esa pregunta?

Aún eres una niña.

—Ya tengo once años, mamá.

Es verdad, la veo y sonrió.

Once años pasan muy rápido ¿No?

—¿Hay alguien que te guste? En la escuela conoces a alguien.

Se sonroja y asiente con la cabeza.

Quiero ser la mejor amiga de mi hija, que me tenga plena confianza en todo.

—¿Tu papá y yo lo conocemos?

—No creo, es nuevo.

—Bien, luego nos lo presentas ¿Okey?

—Si, mamá. El próximo lunes es la fiesta de pascua, entonces lo conocerás. Es muy tímido, soy su nueva amiga.

—Eso está muy bien —digo —Ya quiero conocerlo. Pero, recuerda que todavía son niños. No queremos quemar etapas tan temprano ¿Estamos de acuerdo?

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Hoy es la dichosa fiesta de mi hija en la escuela y ambos padres tenemos que estar aquí para ver su baile vestidos de conejitos. Se ven muy lindos todos, dan ternura.

—Así que hay un niño que le gusta —a su papá no parece gustarle para nada la idea. Normal en los papás.

—Eso fue lo que dijo.

—Esta muy pequeña para que le gusten los niños.

—Es normal, Keenan.

—No, no es normal. Ya quiero conocer a ese niño —murmura entre dientes.

—Por favor, no avergüences a tu hija.

—Haré lo que todo padre debe hacer. Ver si tiene buenas intenciones con mi pequeña.

—Oh, no hables como si la boda fuera en un mes —me burlo. —El chico es nuevo, le agrado, es todo.

Los niños pasan a hacer su baile en el salón, al terminar todos van felices con sus niños. Genevieve viene hacia acá y nos abraza, le gusta la escuela, es una niña muy inteligente.

—Estuvieron perfectos.

—Gracias, mamá. ¿Viste mi solo?

—Sì, cariño. Eres maravillosa.

—le doy un beso en la frente.

—Tengo una hija muy saliente —dice su papá —Y no quiero que ningún chico me robe su corazón.

—Oh, quiero que conozcan a Toni.

—Que nombrecito—susurra su papá. Gene le da una mirada matadora.

—No juzgamos a las personas por su nombre, clase, color de piel, estatus económico, etc. —lo regaña su hija. Él mismo se lo ha enseñado. Ahora que la soporte.

—Bueno, ¿Dónde está?

Gene ve hacia todos lados buscando al chico, sonríe señalando con su manita hacia una esquina donde hay tres personas, dos adultos y un niño.

Mi sonrisa y la de Keenan se esfuma al ver quienes son, no quienes, sino quién.

—Toni—mi hija lo llama y automáticamente la mirada de ellos recae sobre nosotros. Llevándose una grata sorpresa ellos también.

—¿Él es tu compañero?

—Sì, mamá. Es Toni.

Keenan y yo nos vemos las caras, el niño es hijo nada más y nada menos que de Kaitlyn, mi querida ex mejor amiga de hace tantos años.

El niño jala a sus papás hacia acá, debemos ser adultos y portarnos como tal. Los niños no saben nada y no tienen por qué, al menos por el momento.

—Hola, buenos días.

—Buenos días— el papá, supongo, nos saluda cordialmente. Tal parece que no está enterado de nada ni de quienes somos, pero ella y nosotros sí.—He de suponer que son los papás de Genevieve. La amiguita de mi hijo.

—Si, un placer conocerlos. Él es Keenan, y yo Blair.

—Un gusto, ya queríamos conocernos. Toni nos habla tanto de su hija que hasta a nosotros nos emociona.

Kaitlyn me da su mano y hacemos de cuentas que no nos conocemos en la vida. Mientras que los niños hablan y hablan, me doy cuenta que el hijo de Kaitlyn es adoptado.

—¿Cómo has estado?

—Muy bien, todo ha pasado bien.

—Me alegro mucho —comenta. —Te juro que no sabía de quién me hablaba Toni era tu hija.

—Yo tampoco lo imaginé, son niños al fin de todo. No podemos evitar que sean amigos.

—Nos mudamos hace un par de semanas, mi hijo escogió está escuela…

—No tienes que darme explicaciones, Kaitlyn, han pasado muchos años ya, es

pasado. No quiero traer el pasado a mí presente, ya no tengo edad para eso.




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