Más que un sentimiento

Capítulo VIII: Fe

Al Quasyr, Siria (cerca de Líbano)

Fecha desconocida...

Dos semanas desde la extinción humana...

*¿?*

Me detengo para descansar un momento, estoy agotado por correr esa larga distancia. La frontera me queda tan cerca, pero se aleja con la idea de pensar que todavía me falta un último tramo por correr. Mis piernas están exhaustas. Caigo en el candente piso, con menos granos de arena, pero más duro, la tierra que abarca todo me deja reposar un rato. Falta poco para llegar a un asentado armado y a las casas.

*Dabir*

Alcanzamos la cima de la colina hace escasos minutos, cuando bajemos por completo la pendiente tocará caminar por un extenso llano hacia la frontera. Me duelen los vastos de ambas piernas, llevo aproximadamente tres días caminando sin casi detenerme.

Pienso todavía en qué era lo que se movía cerca del tanque y todo aquel material bélico, en la munición, en que pasé por alto recargar las armas.

—Amid...

—No me llames así —se queja. Le percibo disgustado.

—Pero me dijiste que te llamara de esa manera —cuestiono esa reacción, innecesaria en su totalidad.

—¡Es broma. Cálmate, nómada! —Deja de andar tras su mofa—. ¿Qué quieres? Espero que sea importante. —Tardo un poco en contestar, no tolero que se burle de mí o que se tome todo como un juego—. Si te vas a quedar callado no me hagas perder tiem... —lo interrumpo.

—Lo que vimos corriendo en el horizonte, cerca de la frontera. ¿Qué crees que sea?

—Eh... no lo sé, tal vez un animal, o una persona; pero quién sabe.

—Pues averigüémoslo, podría resultar útil conocer las intenciones de ese ser —propongo.

—Lo dudo, tu idea es un poco superflua. Está como mínimo a un kilómetro de distancia. ¿Acaso pretendes alcanzarlo?

Tardo unos instantes en responder.

—No es eso, es sólo que... de ser una persona, podría darnos mucha información.

—¿Y si no lo es?, ¿vamos a perseguir un animal inútil durante horas porque el nómada quiere preguntarle cosas? ¿Eh? Dime. —Continúa el paso y sigue descendiendo la colina—. ¡Deja las idioteces y baja! Cuando llegues a Beirut te encontrarás a muchas personas.

*Amid*

No entiendo cómo un simple beduino puede causarme tantos dolores de cabeza. Dudo si en algún momento me será útil, deshacerme de él sería cuestión de un disparo. ¿Sería lo oportuno?

—¿Cuánta distancia crees que haya hasta la frontera? —pregunto para retomar la armonía.

—Leí en Al Quasyr que quedaba a unos 15 km, pero por lo que ha transcurrido, aseguro que serán menos de 10.

—¿Me estás diciendo que cuando bajemos deberemos caminar todo esa distancia?

—Sí, más o menos.

Está oscureciendo y falta poco para llegar a la planicie, nos asentaremos esta noche, así aprovecharé de matarlo rápidamente y seguir, tendré el frío a favor para recorrer unos cuantos kilómetros antes de que amanezca, significará menos cansancio, aun así, por mientras espero sacarle la máxima información posible. 

*¿?*

Sigo corriendo en busca de un escondite, no puedo permitir que me encuentren, bajo ningún concepto sería una buena idea intentar presentarme a gente armada, y menos viendo la metodología del segundo hombre que usó de recluso al nómada. Lo percibo como alguien bastante violento. La noche está tomando lugar, debo aprovechar ese factor para mi beneficio. Hay varios vehículos a mis alrededores, no son algo habitual para mí, pero pueden ser útiles para ocultarme. Veo un auto oxidado, pero con su cubierta en óptimas condiciones. Intento abrirlo, está cerrado por todas sus puertas. Pateo el cristal frontal con fuerza hasta romperlo, la noche ya ha caído, junto con ella, el sonido de un estrepitoso viento y un frío devastador. Ingreso al coche, abro las puertas desde el interior y compruebo su correcto funcionamiento en caso de necesitar escapar velozmente. Me oculto entre los asientos.

*Amid*

—Cambio de planes. Nos asentamos aquí —ordeno.

—¿Piensas dormir en la arena durante toda la noche? —cuestiona.

—¡Sí! ¡Eso pienso! —reafirmo. Será la oportunidad perfecta.

—Si tú lo dices...

Ya obtuve lo necesario de este nómada, por desgracia para él, soy egoísta con mis objetivos, y ya me dio información suficiente para juntar la siguiente pieza del rompecabezas, no tolero este enigma.

—Voy a dormir, mantendré tu mochila y tus provisiones conmigo, ni se te ocurra irte. Deberás hacer guardia durante las próximas horas —exijo. Acomodo su bolso como almohada, también amarro la escopeta a mi torso y guardo el revólver en mi bolsillo. Necesitaré energías para el largo trayecto que me depara. Si el nómada intenta hacer algo, lo lamentará, dormiré con un ojo abierto.

—¿Podrías darme una lata de comida? —suplica—. Algo tendré que comer todas estas horas.

—Como quieras, sólo no molestes. —Le hago entrega de una lata y cubiertos a petición suya. Todos tenemos derecho a elegir nuestra última comida antes del juicio final. Finalmente cierro mis ojos y al cabo de unos minutos caigo en un profundo trance...

«—¡Papá, papá! ¡Mira mamá, ha llegado! —exclama Adib a lo lejos. La pequeña Zahra, un poco más tímida, se percibe asustada, en el regazo de su madre.

Hace semanas que Dios me enmendó una prueba, lo buscaba en medio del desierto. Como Mahoma, me veo en la necesidad de profetizar las enseñanzas que me ha transmitido el Arcángel Gabriel, pero antes debía mantener diálogo con Alá. La armonía que nos rodeaba a mí y a mi familia, se vio rota por problemas bélicos. La única alternativa para protegerla era hallar a Dios, debo encontrarme antes, necesitaba tiempo para meditar y ser uno con mi espíritu. Desafortunadamente mi expedición no obtuvo frutos, puede que hubiese fallado, o simplemente aquel ente todopoderoso esté posponiendo su presentación para probar mi fe. Lo cierto es que reunirme con mi familia me brinda la fortaleza que necesito para continuar en esta eterna búsqueda, la cual confío que tarde o temprano, dará resultado. Beso a mi mujer y abrazo a Adib. Zahra sigue muy desconfiada hacia mí, tal vez sea por mi nueva barba.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.