3
“No soy Dios para perdonar”
Al día siguiente la misma rutina, esta vez antes de ingresar al salón vi a Andrés, al verlo rápidamente aparte la mirada, me sentía rara y mi estómago daba vueltas y más vueltas, y eso solo cuando le veía. Pararon las clases y en el receso me encontraba en los baños unisex, de alguna manera no quería entrar a las próximas clases, sabía que estaba mal, pero yo me sentía rara. Escuche que alguien entro y yo quería saber quién era, y si, ya de imaginan quien era, al verlo no pude evitar sentirme de esta manera, mi corazón palpitaba con rapidez, quise salir de allí pero él me detuvo serrando la puerta con seguro.
Andrés: de aquí no sales, hasta que me digas porque me ignoras, pensé que éramos amigos.
Nicol: si y eso somos pero estoy muy furiosa contigo por lo que asiste ayer.
Andrés: fue un accidente
Nicol: los accidentes no ocurren dos beses
Andrés: Mira, yo lo siento ¿si?
Nicol: ok si pero déjame ir, no quiero estar más aquí *tocan el timbre que anuncia el fin del receso* ¿ves? Ya tocaron el timbre, tengo que ir a clases.
Andrés: no, vos de aquí no sales
Nicol: Andrés, si mi mama se entera que falto a clases me castigara
Andrés: será la última ves
Nicol: no Andrés, no puedo
Andrés: entiendo que no me quieras hablar pero por favor perdóname, NO VOLVERA A SUCEDER¡¡
Nicol: ya deja de gritar, y.. No soy Dios para perdonar pero si ya no lo volverás a hacer está bien seamos amigos
Andrés: ohh *suspira* así se siente la amistad *me abrasa y yo correspondo al tierno abrazo*
Andrés y yo nos volvimos muy cercanos simplemente inseparables, pararon los años y yo ya estaba en mi 10 cumpleaños y el bueno él ya tenía 12, eso era de esperarse, pues era exactamente dos años y 3 meses mayor que yo, al pasar los años nuestra amistad cada vez se hacía más fuerte, aunque me cambiaron de colegio a los 9 no nos impidió vernos puesto a que su casa quedaba cerca de la mía, nuestras cosas favoritas eran y siguen siendo, las películas de terror, los videojuegos, la música electrónica entre otras muchas más, compartíamos gustos, incluso fuimos “novios” pero eso no funciono en esos tiempos puesto a que se sentía incómodo, encajábamos mejor como mejores amigos. La mama de Andrés se llama esperanza, es una señora muy dulce y siempre nos acompaña en donde estemos ya que somos muy desordenados
*cap corto, pero les contare como fue la primera vez que fui a casa de Andrés: eso fue muy vergonzoso*