Masamune Date

CAPITULO 9 (HIS SIDE STORY)

Era leyasu y yo contra las fuerzas combinadas de Uesugi y Shingen, y la batalla estaba en su punto más álgido...

Vasallo de Ieyasu- ¡Maldición! Kenshin, esto aún no ha terminado...

Kenshin- No me interrumpas, las cosas se estaban poniendo interesantes.

Unos cuantos jinetes se acercaron para respaldarme mientras luchaba contra Kenshin.

(¡¿Qué creen que están haciendo?! ¡Necesitan salir de aquí!)

Pero Kenshin los derribó como si fueran paja. Pronto, solo quedó un hombre con vida. Parecía paralizado ante Kenshin. Le grité para intentar sacarlo de ese estado.

Masamune- ¡Oye, tú! ¡Aléjate! ¡Te va a matar!

El soldado se sobresaltó como si me hubiera escuchado, pero se quedó quieto, interponiendo su caballo entre Kenshin y yo.

Kenshin- Muévete.

Kenshin atacó al caballo del soldado. El caballo cayó con un grito de dolor. El soldado fue lanzado violentamente al suelo. Cayó sobre la hierba, y no lo vi moverse más.

(¡No! ¡Llegué demasiado tarde!)

Kenshin- ¿Listo para continuar, Dragón?

Masamune- Estoy listo para terminar esto. No permitiré que haya más bajas.

(El Dios de la Guerra, Kenshin Uesugi. Es tan fuerte como imaginaba.)

Mi hombro derecho, donde me habían disparado, gritaba de dolor. El dolor empeoraba cada vez que blandía mi espada.

(Pero no perderé ahora. No dejaré que sus muertes sean en vano.)

Mi mirada cayó sobre los cuerpos de los hombres que yacían a mi alrededor.

(Derrotaré a Kenshin y crearé un futuro mejor para todos. Es la única forma de honrar a los caídos. La única forma de estar a la altura de mis ideales.)

Kenshin dio un paso al frente. Ajusté el agarre de mi espada, listo para bloquear su ataque. Pero... Gemí de dolor. Mi hombro ardía, y mi espada pesaba como un bloque de plomo. No podía sentir mis dedos a través de la tormenta de fuego en mi brazo. Mi espada se escapó de mis manos.

(¡Maldición!)

Kenshin- ¿Dejar caer tu espada? Eres débil como un gatito. Será mejor que la recojas... antes de que pierdas la cabeza.

Soldado- ¡Por aquí!

(¡¿Qué?! ¿Quién dijo eso?)

La voz me resultaba familiar, pero apenas podía creer lo que escuchaba. Sin embargo, esa fracción de segundo que me regaló la voz fue suficiente. Esquivé el ataque de Kenshin y recogí mi espada. Mi mano derecha temblaba, pero ya no me concentraba en eso.

(¡Conozco esa voz... ¡Es su voz!)

La adrenalina de la batalla se desvaneció cuando la sangre en mis venas se convirtió en hielo. Kenshin miraba fijamente al soldado que había caído de su caballo.

Kenshin- Esa voz... ¿Eres una mujer?

Masamune- No puede ser...

(Me equivoqué al escuchar. No puede ser ella. No hay forma de que esté aquí.)

El sudor resbalaba por mis nudillos mientras apretaba la espada con más fuerza, temiendo lo que vería. El soldado se arrodilló y se quitó el casco - una melena de seda se soltó y cayó sobre sus hombros.

Masamune- ¡Chica...!

(¡Dios, Sakura! ¡Realmente eres tú!)

Kenshin- ¿Qué hace una mujer en el campo de batalla?

(¡¿En qué estabas pensando al venir aquí?!)

Sakura miró fijamente a Kenshin. Sus ojos... vi la muerte en ellos. De repente recordé lo extrañamente solemne que había estado anoche.

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Sakura- Dame tu mano.

Masamune- ¿Quieres mi mano? Toma. ¿Qué tal está mi mano?

Sakura- ...Descansa bien esta noche. Mañana sales temprano, ¿verdad?

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Ieyasu- Estás actuando muy raro hoy.

Masamune- ¿Notas algo diferente en Sakura?

Ieyasu- Siempre ha sido diferente. ¿O te refieres a algo reciente?

Masamune- Tenía el extraño presentimiento de que quizás nunca volvería a ver su sonrisa.

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(Chica, no estarás pensando realmente en...)

Entonces lo supe. Lo que ella había estado pensando. Lo que planeaba hacer. Sakura había tomado una decisión. Iba a matar a Kenshin. Apretó los labios con tanta fuerza que temí que sangrara. Kenshin avanzó lentamente hacia ella. Fue entonces cuando Sakura alzó su rifle desde donde estaba escondida en la hierba. Kenshin se detuvo en seco. El cañón del arma de Sakura apuntaba directamente a su corazón. Su dedo se posó sobre el gatillo...

Masamune- ¡Sakura!

Corrí.

(No dispares. No lo hagas.)

Masamune- ¡Sakura, detente!

Extendí un brazo para detenerla. El rifle resonó con un estallido seco. Sentí el retroceso del cañón en mi mano. Atrapé el cuerpo de Sakura con mi otro brazo. Había desviado el rifle hacia arriba, disparando inofensivamente al aire.

Masamune- Tú. ¿Qué crees que estás haciendo?

Kenshin me miró, desconcertado.

(En serio. ¿Qué estamos haciendo los dos?)

Había forzado el rifle hacia arriba, donde se disparó inofensivamente al aire. Los tres - Sakura, Kenshin y yo - estábamos vivos e ilesos.

(¿Tú intentas matar a alguien y yo intervengo para salvarlo? ¿No debería ser al revés?)

Masamune- Eres una tonta, muchacha... pero yo soy más tonto todavía. ¿En qué estaba pensando?

Sonreí, exasperado conmigo mismo.

Masamune- Nunca me di cuenta de que te estaba llevando a esto.

Sakura- Masamune... ¿por qué no me dejaste disparar?

Sakura miró a Kenshin, luego a mí. Había ira y confusión en su voz. Agarraba el rifle con tanta fuerza que tenía los nudillos blancos.




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