Máscara Inefable (saga Disfraz #1)

Capítulo V

Cambios Drásticos

── ¡Gané! ──Exclamo mientras levanto la botella casi vacía── No eres rival para mí.

Cuando nos acabamos la primera botella salimos ebrios a la calle en busca de una segunda. De regreso caminamos muertos de la risa recordando como Ryan le coqueteo al chico de la licorería, solo Dios sabrá porque lo habrá hecho. Se me escapó un chillido cuando el chico le correspondió dándole un beso a los labios de Ryan, lo que más me sorprendió fue que al principio le siguió el beso, luego sólo pude escuchar a mi pobre amigo quejándose mientras se limpiaba la boca con su mano.

Estamos sentados en el piso de la sala de estar, bueno, yo me mantengo sentada con una sonrisa triunfante mientras Ryan se encuentra acostado sin tener fuerzas para nada. El voltea a verme con una mirada sorprendida.

── Sigo sin entender cómo diablos lo soportas. ──Murmura con un rastro de envidia en su voz.

── Definitivamente tengo un estómago más tolerante que el tuyo. ──Digo mientras pongo la botella en el suelo── Creo que lo tuyo es conquistar a chicos en licorerías. ──Ryan me saca el dedo medio.

── Calla, eso fue inesperado. ──No puedo evitar reírme cuando veo su expresión de asco.

── Sí claro, por eso le seguiste el beso.

── ¡No sabía que él me estaba besando! ──Exclama levantando las manos con frustración.

¿Tan borracho está?

── ¿Quién más podía ser? Tú empezaste con el coqueteo.

── Pensaba que era otra persona. ──Confiesa. Su mirada se torna intensa sobre la mía.

Trago saliva.

── ¿Y quién era, tu novia? ──Al terminar de decir esas palabras me muerdo la lengua.

Él me dedica una mirada molesta, aprieto los labios en respuesta, decido olvidar el tema así que me acuesto al lado de Ryan y juntos observamos el techo en un silencio realmente incómodo, de pronto se levanta y yo lo observo arqueando una ceja.

── ¿No era que no podías más? ──Le pregunto con fingida inocencia.

── Debo ser fuerte para prepararme para el regaño de tu psicólogo.

Me río a carcajadas porque sé que aquello es normal, mi psicólogo parece un brujo que adivina todo por más que intento ocultarlo.

Busca su teléfono y empieza a buscar algo, luego lo deja en la mesa nuevamente, me toma las manos jalándome y obligándome a levantarme. Lo miro con confusión y de su teléfono empieza a sonar una melodía muy hermosa, que reconozco casi al instante.

── ¿En serio pusiste la canción de la Princesa y el Sapo? ──Le digo soltando una risita mientras tomo su mano y pongo mi mano en su hombro, él me toma de la cintura acercándome a él.

── Pues es tu canción favorita. ──Dice con tono obvio.

Recuerdo que él un día me descubrió viendo esa película como una niña pequeña, pues tenía un paquete de galletas escondido en las sabanas de mi habitación, ese día estaba en mi apartamento debido a que se había ofrecido a cocinarme el almuerzo. Estuvo un mes burlándose de mí.

Empieza a guiarme para poder bailar decentemente, el baile nunca se me dio, pero él parece no tener problemas con eso. Mientras la canción continúa siento su respiración en mi oído, eso me hace temblar ligeramente, él al darse cuenta me apretó más contra él.

──Alex.

── ¿Hm?

── Estoy enamorado de ti desde hace años.

Está demasiado borracho, pero al menos, fue finalmente sincero conmigo.

Pero no todo es de colores, esa foto viene a mi mente y no deja de molestarme, pensando en porque si aquello que dice es cierto, que sus acciones me lo demuestran cada día. ¿Por qué me ocultó tal cosa?

Sonrío con amargura a pesar de que no puede verme, sé que no recordará nada mañana, él está demasiado happy, para recordar algo más allá del cuarto trago. Sigo bailando con él, queriendo no tener que rechazarlo. Es el único amigo que tengo, pocas veces me permito ser egoísta como ahora, pero de solo pensar que puedo quedarme sola, es suficiente para fingir que no escuché nada.

Aunque me diga eso, sigo teniendo un mal presentimiento, y tuve razón en tenerlo.

Porque al despertar, lo que menos esperaba era despertar y que él se haya ido.

(...)

Cruzo la calle y llego a la cafetería en donde Ryan quedó en encontrarse conmigo en una nota que encontré en la cocina. Frunzo el ceño al recordar como en la mañana desperté sola sin señales de él por ninguna parte. Supongo que una chica normal se ofendería o se sentiría usada en esta situación, pero a mí me enojaba. Ryan no es así, no entiendo qué demonios pasa.

Me siento en la mesa de siempre mientras juego solitario en mi celular para matar el tiempo mientras él llega, maldigo en voz baja cuando veo que no rompí récord. Siempre fui fanática de aquellos juegos de cartas, a pesar de que Jenna asegura que son aburridos y tontos.

Aprieto los dientes al recordar a esa mujer que me debe demasiadas explicaciones.

Levanto la mirada en el momento que siento la puerta del local abrirse y mis ojos localizan a Ryan entrar seguido de una mujer realmente hermosa. Obligo a mi corazón calmarse debido a que se disparó debido a los nervios y mi mente creando historias. Es algo tonto sentirme así debido a que yo no veo a Ryan de esa manera, solo es el temor egoísta de no querer perderlo

Desde que conozco a Ryan no ha tenido pareja alguna, no sé si aquello será por mi culpa, pero espero de verdad que no me haya escondido eso. Además, puede ser una hermana...

No tiene hermana, Alex. No seas tonta.

La idea de que fuera su hermana o cualquier pariente se fue a la basura cuando bajé la mirada y los vi sostenido de las manos. Entonces todos aquellos rumores en donde Ryan salía con otra, se confirman. Miro de nuevo a la chica y sí, es ella. La misma chica de la foto que me envió Jenna.

Mira a tu lindo novio.

Seguido de aquella foto donde salen riéndose de forma muy amistosa, estaban de pie muy cerca del otro. Esa idiota sabe que no somos novios, y aunque su intención fuese prevenirme de aquello, no tiene por qué ser tan sarcástica en el mensaje. Ellos se acercan dónde estoy con una leve sonrisa, yo la fuerzo porque no me queda de otra que fingir que estoy de maravilla.




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