Máscara Inefable (saga Disfraz #1)

Capítulo XVII

Fuertes Puñaladas

Sin esperar respuesta de mi amigo, toma las llaves y se va del apartamento. Ryan voltea a verme y me sonríe con tristeza, extiende su palma hacia mí, pidiendo una galleta y no dudo en negar.

── Mías, cómprate las tuyas. ──Se ríe levemente al escucharme.

── Lo siento, es que no sé qué decirte. ──Dice Ryan.

── ¿Lo que querías decir tal vez?

Él sonríe con timidez. Al ver ese gesto me es imposible no notar los ligeros golpes que tiene, sobre todo como se ve claramente que su labio tiene una cortada.

── Bueno, lo primero. ──Se endereza para verme bien── Lamento lo de Jenna, yo... no quise decir aquello, es que la idea de que tú... diciendo esas cosas, me dolían. Me decepcionaban.

── ¿Has hablado con ella?

── ¿Con Jenna? ──Asiento── No. Con ninguna de las dos, de hecho. Después de que te fuiste con Derek, me levanté y las dejé allí... Ni siquiera voltee cuando Lauren me llamó. ──Suelta una risa seca── Asegura quererme y me manipula para alejarme de ti.

── ¿Dijo ella que te quiere?

── Sí, pero es mentira. ──Dice y luego me mira con tanta intensidad que sus ojos castaños parecen más oscuros── De todas formas no la quiero a ella.

¿Se refiere a...?

── ¿Entonces? ──Pregunto.

Él juguetea con su oreja, señal de que está nervioso.

── Que te quiero a ti. ──Confiesa── Aunque me haya tardado demasiado en decírtelo directamente, aunque te haya lastimado como todos lo hicieron, aunque trate de olvidarte, te quiero a ti, Alexandra. Siempre lo he hecho.

Cuando deja de hablar yo me quedé sin palabras, claro que lo sabía, pero creí que nunca me lo diría, nunca creí que se atreviera a declararse. Sobre todo, cuando yo estoy con Derek.

── Eh... ──Empiezo a decir. No sé qué decir, en realidad. Él parece entenderlo.

── No tienes que decir nada. ──Se levanta tomando su celular y llaves── Cuídate mucho, y ten presente que te robaré de Derek y serás mía.

Y de nuevo soy una propiedad, perfecto. Se acerca para besar mi cabeza, se voltea para irse, pero antes se voltea con una sonrisa ladeada. Una mano se posiciona sobre mi cabeza moviéndose sin sentido alguno, arruinando el peinado de mis rizos. Luego de eso, finalmente se va.

La paz no dura mucho tiempo cuando Derek entra corriendo cerrando la puerta de golpe, se acerca a mí y veo en la mesa un envase gigante de helado de cappuccino, siento como mi estómago cruje. Se arrodilla ante mí y yo lo miro confundida mientras observo cómo me examina.

── Lo mataré, te revolvió el cabello a propósito. ──Gruñe.

Solamente me río, pero internamente me inquieta la idea de que estos dos estén compitiendo entre ellos.

(...)

Me veo en el espejo como me queda el vestido azul ajustado que me ha prestado Jessica, aunque me siento de lo más ridícula, ella insiste en que me veo sexy. Pero por el amor de Dios, voy a conocer al padre Derek, quien a pesar que no se mucho de él, soy consciente de que tiene un carácter horriblemente fuerte. Por lo que, en lugar de Sexy, me gustaría parecer más formal. Por lo que estoy usando mi chaqueta de cuero, la misma que usé para ir al club. Con eso me siento mucho más cómoda y confiada de mi vestimenta.

Miro por última vez mi mejilla, en los últimos días gracias a los medicamentos ha bajado muchísimo la hinchazón, casi ni se nota y con maquillaje menos.

── Creo que me veo gorda. ──Por alguna razón mi observación se siente como si ya la hubiera hecho.

── Alex. ──Percibo el fastidio claramente en la voz de mi amiga── Has dicho eso más de veinte veces, te ves bien, maldición. Déjalo estar.

── ¿Y si a Derek no le gusta? ──Pregunto insegura.

── Él te come con la mirada todo el tiempo, hoy no será la excepción.

Abro mi boca ofendida y me volteo para verla, la verdad es que no me gusta que alguien me vea como un pedazo de carne. Pero a su vez en cierto modo me agrada que lo haga, me hace sentir... bien conmigo misma, por así decirlo.

── No quiero que me coma con la mirada.

── ¿Y qué es lo que quieres? ──Pregunta mirándome fijamente.

Que nunca me deje.

── Que deje de ser tan imbécil. ──Ladeo mi cabeza pensativa. Siento como ella me escruta con la mirada.

── Es gracioso ver como ocultas tus sentimientos.

── Lo sé, soy una profesional.

Tocan la puerta y la veo como Derek asoma su cabeza como si estuviera tanteando el terreno. Cuando sus ojos se topan con los míos, se queda helado, al igual que yo, veo como sin disimulo alguno me barre el cuerpo con la mirada causándome un escalofrío en toda mi columna vertebral.

Me permito hacer lo mismo, la verdad es esta muy guapo con su camisa azul marino abotonada y sus pantalones negros. Aprieto mis labios para esconder una sonrisa, la verdad es que hoy más que nunca me encanta cómo se ve. De pronto su mirada se torna salvaje y mis piernas empiezan a fallarme.

── Sí, bueno... dejen sus miradas lascivas para cuando me vaya. ──Acota Jess mirándome con picardía y me enderezo indignada por su comentario── Me tengo que ir.

── Te acompaño a la puerta.

Jess es la primera en salir, golpea ligeramente la cadera de Derek con la suya causando una leve risa por parte de éste, al pasar yo por su lado, su mano se posa en mi espalda baja, me estremezco sin poder evitarlo.

── ¿Por qué no te quitas la chaqueta? ──Pregunta en un ronroneo. Lejos de ponerme nerviosa hago una mueca pensando en mis cicatrices.

── Tengo frío. ──Respondo secamente.

── Como digas, Friki mentirosa. ──Me besa la cabeza.

──Esa combinación de apodo está fatal. ──El chasquea la lengua.

── Prometo buscarte un apodo mejor, Friki.

Tomo mi bolso junto con mis llaves y todos salimos, entonces Jess se despide de nosotros con un beso. Derek me toma de la mano y me lleva hasta la camioneta, la enciende y estamos en camino. Ninguno de los dos habló, pero estamos en un silencio cómodo, aunque creo está nervioso, pero no sé si lo está más que yo, siento que moriré en cualquier momento. Al estacionar elevo mis cejas impresionada por lo amplia que es la casa, nunca había visto una así.




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