Tensas Persecuciones
Claro que... retarlo nunca me sale como espero.
── Cuando dejes de pretender que no te importa en absoluto y que estás perfectamente bien, avísame. ──Pongo los ojos en blanco mientras veo como saca su celular, el típico sonido de Candy Crush no tarda en aparecer.
── ¡Oiga! ──Me mira de reojo y sigue en su juego── Preste atención, tiene a una paciente aquí.
── ¿Te molesta tanto que no te preste atención?
Mierda, sí.
── Claro que no...
── ¿No quieres darme la razón porque eso sería arruinar tu absurdo orgullo?
── No... Es que...
── Es que aún no confías en mí. ──Finaliza por mí.
── Es que no quiero...
── ¿No quieres terminar de confiar en mi porque tienes miedo a que te lastime?
Sin poder evitarlo, comienzo a temblar sintiendo como queman mis ojos.
── Yo sólo... ──Deja el celular y me presta toda su atención. Me preparo mentalmente del golpe que me causará sus palabras.
── Tú sólo crees que estar aquí es una pérdida de tiempo, crees que eres un caso perdido. ──Casi hace una mueca, pero la borra── Crees que no te importa lo que hagan los demás a tu alrededor cuando en realidad te carcomen por dentro. Te lastiman y aquello no te gusta.
Y con sus palabras trayéndome a la dura realidad de como soy, como siempre cada vez que vengo a su consultorio, hacen que mis lagrima simplemente fluyan, no sollozo ni nada por el estilo. Simplemente dejo salir lo que me agobia.
── Es que yo...
── Alexandra. ──Me interrumpe── Siempre te recordaré lo orgulloso que estoy de lo mucho que has avanzado. Pero necesito que en tu cabecita terca entre la simple idea de que, nada ha sido tu culpa.
── Pero me lo merecía...
── Para merecértelo debiste ser la representación de satanás y maldad en tu vida pasada, robándoles dulces a niños y empujando a ancianas para merecerlo. Eras una niña, no ha sido tu culpa.
Aprieto mis labios en respuesta, en lo más fondo de mí, sabía que tal vez todo eso era cierto, pero me negaba a creerlo. Por otro lado, sabía que, si no le mencionaba otra cosa, no me dejaría en paz. Mi mirada vaga por su decoración en las paredes llena de peces cirujano, como Dory de la película. Aseguró decorarla así por mí porque soy una maniática de Disney.
Así que, suspirando, me armé de valor.
── Conocí a un imbécil...
El aplaudió como un chiquillo que acaban de complacer por un dulce, carcajee ante su reacción de niño pequeño. No entendía a qué venia tanta emoción. Por más que en el fondo me queje de su comportamiento, por más que he pensado en buscar otro psicólogo, él me hace sentir cómoda.
── Ya era hora de que te enamoraras, mujer. Siempre creí que estarías con Ryan, pero eso no importa. ¿Cómo es él?
¿Esperen... qué?
Tal vez no tan cómoda.
Lo miro horrorizada ante su comentario estúpido. No, no puedo estar enamorada de Derek, es un imbécil que solo sabe jugar conmigo y hacerme daño, es un imbécil sí.
── No estoy enamorada. ──Le espeté── Es un imbécil que sabe actuar muy bien. Él no es importante.
Él me mira con esa sonrisa que odio con todo mí ser. Una sonrisa conocedora.
── Si no es tan importante. ──Dice── ¿Para qué lo mencionas?
Aprieto tantos mis dientes que duelen, el Dr. Jones carcajea al ver mi expresión. Este hombre no es psicólogo, es psíquico, no hay otra manera de que sepa tanto. No puede ser posible que siempre se las arregla para tener la razón en todo.
Tonta, Alexandra. Eres una tonta. ¿Para qué lo mencionaste?
── Es... solo un imbécil. ──No se me ocurre otra cosa que pueda responder.
── ¿Según tú, por qué es un imbécil?
── Porque el imbécil me hizo la vida imposible en la universidad, ¿quizás? Que no pasó ni un día antes de que se revolcara con otra, que no duda en tratarme mal a la mínima oportunidad, que me trata con desprecio cuando se enoja, ¿quizás es por eso?
── Y supongo que le confesaste que los rumores son falsos.
Eso me calla por completo.
── No.
── Entonces, ¿crees que él tiene toda la culpa?
Entorno mis ojos.
── Tal vez. ──Él me sonríe al saber que me ha ganado de nuevo en una discusión.
── ¿Siempre es así de "imbécil"?
Bajo mi mirada, pensando con cierta tristeza.
── A veces, es un celoso molesto que cada vez que me ve con Ryan activa su modo asesino, es tierno en una que otra ocasión, me trata como si yo fuera alguien perfecto, eso me causa ternura. Me da cierta gracia como me defiende, es como si me halagara e insultara al mismo tiempo, su rostro al darse cuenta de ello me da ganas de reír...
Me detengo bruscamente cuando elevo mi mirada y veo al Dr. Jones mirarme con una sonrisa conocedora. Odiaba esa sonrisa, siempre venia antes de una declaración por su parte que, muy a mi pesar, siempre resultaba ser cierta.
── Menos mal que no estás enamorada. ──Se ríe── Porque si eso no es amor, en el caso de que en el futuro lo sientas estarías con él haciendo una mejor terapia que ésta. Me sonrojo cuando lo escucho, pero al mismo tiempo siento algo extraño, él lo nota── ¿Desconfiada todavía, Alexandra?
── ¿Ahora lees mentes? ──Pregunto irritada, pero ni se inmuta── Me da miedo.
── Nadie lo hará si tú no lo quieres, ese imbécil nunca pareció presionarte. ──Odio cuando tiene razón── Por cierto, ¿qué clase de nombre es ese? Nunca he conocido a nadie que se llame imbécil.
Suelto una risita logrando que el doctor me sonría con cariño.
── Se llama Derek. ──Sonrío── Derek Foster.
── Recuerda, Alexandra. ──Le miro con atención── Puede que él se haya portado mal contigo al inicio, pero piénsalo un poco más a detalle. Nunca te he visto sonreír así.
── Trataré.
── Quiero que vuelvas en dos semanas. ──Al parecer es una orden, pongo los ojos en blanco.
── Está bien.
Me levanto para irme, pero su voz me detiene a medio proceso.
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Editado: 14.11.2024