Máscara Inefable (saga Disfraz #1)

Capítulo XXVI

De Regreso con los Foster

Elevo mis cejas con sorpresa al ver a un chofer esperando frente a la universidad, no sólo porque sea extraño. Sino que el vehículo es una limosina o algo parecido. Cuando el señor me mira y me sonríe de forma profesional, sé quién lo ha enviado.

── Buenas tardes, Srta. Carvajal. ──Habla cortésmente── Suba por favor.

── Esto no era necesario. ──Digo algo apenada.

── Claro que sí, no se preocupe. ──Dice instándome a subir

Me remuevo incómoda en mi lugar sintiendo la mirada de curiosidad de los estudiantes que pasan a mí alrededor, volteo a ambos lados en busca de Ryan, no queriendo que me vea y preocuparlo.

Me subo sin más.

── ¿Cómo le fue en las clases, Srta. Carvajal? ──Su pregunta me saca de mis pensamientos. Aprieto mis labios antes de hablar.

── Por favor, llámeme Alex. Me hace sentir como si fuera una entrevista de trabajo. ──Me quejo a la vez que él se ríe levemente.

── Está bien, Alex, ¿cómo le fue? ──Al escucharlo hablar con un tono más casual me relajo visiblemente.

── Pues bien. ──Digo, tímidamente.

De pronto me siento como si estuviera con el Dr. Jones, por mi respuesta. Observo al chofer, algo apenada de no ser tan conversadora.

── Me alegro. ──Comenta antes de volver a quedar en silencio.

Diez minutos después estamos cruzando el portón para entrar a la casa más grande que he visto en mi vida, ya la había visto antes, pero por alguna razón con la luz del día se ve aún más grande. A diferencia de la última vez que estuve aquí, ahora sí puedo apreciar los diferentes tipos de flores que se encuentran en toda la entrada.

Al estacionarse en toda la entrada, mis nervios parece que se están multiplicando sin parar, sin poder evitarlo muerdo mis uñas tratando de encontrar algún tipo de consuelo. Una duda viene a mi cabeza y pregunto antes de que me dé un ataque.

── ¿Derek está aquí?

El chofer me mira con curiosidad.

── No. ──Exhalo visiblemente── Está con su amigo Mars.

Sólo espero que ese idiota no abra la boca.

Asiento tratando de mostrarme serena, me despido del chofer y me bajo del auto. Elevo mi mirada para apreciar la entrada, vacilante empiezo a caminar hacia ella, por cada paso que doy, mi confianza regresa y finjo estar segura de mí misma, toco el timbre a la vez que enderezo mis hombros y acomodo mi cabello.

La puerta se abre dejándome ver a una empleada joven que me sonríe amablemente.

── Srta. Alexandra. Adelante. ──Se hace a un lado y yo me adentro en la casa, observando todo de nuevo con disimulo.

¿Debería preocuparme porque todos saben mi nombre?

── Buenas tardes. ──Le saludo cortésmente── ¿El Sr. Foster...?

── En su despacho. ──Me interrumpe y se posiciona delante de mí antes de empezar a caminar── Sígame.

La sigo a través de las escaleras y unos cuantos pasillos preguntándome cómo habrá sido el primer día de trabajo de esta chica, es decir ¿Cuántas veces se habría perdido? Yo me hubiera perdido de lo enorme que es esta casa. Mientras más avanzo, más me sorprendo, todo está lleno de cuadros y esculturas que parecen costosas. Me detengo en seco al reconocer uno y lo observo detenidamente.

── Srta. Alexandra. ──La chica me llama y arqueo una ceja en su dirección. Ella se limita a señalar una puerta a mi derecha── El Sr. Foster le está esperando allí.

Asiento y ella desaparece yendo por otros pasillos, esta podría ser una casa perfecta para un asesino en serie.

Le doy una última ojeada a la pintura antes de acercarme a la puerta, la toco suavemente y escucho murmuro indicándome que pase. Abro la puerta y me adentro.

Apenas miro aquella mirada intensa que posee el padre de Derek, no puedo evitar tragar saliva con dificultad. Me había preparado días antes para esto, diciéndome una y otra vez lo intimidante que este hombre puede llegar a ser, aun así, no sirvió de nada.

── Siéntate, Alexandra. ──Dice el Sr. Foster señalando una silla frente a su escritorio.

── Alex. ──Murmuré

Avanzo y me siento donde me indicó. Al estar en silencio por un rato, incomodándome, él me observaba fijamente como si quisiera descifrarme y yo no sabía que decir.

Cuando no dice nada, pierdo la paciencia.

── Ya me senté. ──Señalé.

── Lo sé. ──Pongo los ojos en blanco── Quiero ofrecerte una disculpa.

Caray si era de verdad las disculpas.

Solo que era demasiado sospechoso.

── ¿Disculpa por qué? ──Pregunto fingiendo no entender.

Me mira ligeramente arrepentido.

── Por todo. ──Dice él── Te juzgué sin siquiera conocerte, tenías razón aquella noche en todo lo que dijiste. Tú no me juzgaste a mí a pesar de todo.

── No lo perdono.

Sus ojos se abren de par en par.

── ¿Por qué?

── Usted cree que puede llamarme y acosarme para que venga a aquí hoy, decirme unas sencillas palabras, ¿y ya está? No. ──Niego con la cabeza── Usted sólo hizo lo que todos hacen, herirme a tal punto de que no lo quiero cerca.

── Lo imagino, Alexandra. ──Se recuesta en su silla para analizarme con atención── Tengo entendido que Derek se abrió contigo, te contó todo, ¿verdad?

── Sí, ¿eso que tiene que ver?

── En ese caso debes entender por qué ambos somos así, tan tercos y llenos de prejuicios si de mujeres se trata. ──Asiento── No pienso excusar las acciones de mi hijo contigo, mucho menos las mías, soy consciente de que tanto él como yo, nos dejamos llevar de la peor manera

Jugueteo con mis dedos en mi regazo.

── No use eso en mi contra.

── No pienso usarlo. ──Aclara── Quiero que me entiendas, nada más. Si quieres nunca me perdones, pero me gustaría que perdonaras a mi hijo, si lo piensas, yo lo crie como pude. Sus defectos son un reflejo de los míos.

── Fue él quien tomó las decisiones.

── Bajo mi influencia.

── ¿Sabe qué? No vale la pena esta discusión, usted es su padre, obviamente lo defenderá a muerte.




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