Pijamada
En mi apartamento vuelve a extrañarme que todo está más recogido de cómo lo dejé esta mañana, hago memoria y recuerdo que dejé el bate en mi habitación por lo que tomo un jarrón de porcelana que está cerca de la puerta, sólo por si acaso.
La ansiedad iba a terminar de volverme loca.
Camino con cuidado de no hacer ruido. Cuando voy a cruzar hacia el pasillo una persona está ahí parada y empieza a correr hacia mí. Sin pensarlo dos veces arrojo el jarrón, él se agacha, esquivando el jarrón, dejando que éste caiga al suelo, rompiéndose en pedazos.
── ¡Agh! ──Entonces reconozco a la persona y exhalo, aliviada, pero sigo enojada.
── ¿Planeas colarte de esa forma en mi casa todos los santos días?
Derek sonríe ante mi cara de fastidio.
── Sólo te esperé aquí para decirte que te dejé la cena lista, junto al café.
Muerdo mi labio para retener la sonrisa que quiere asomarse en mis labios. Entonces recuerdo la forma en que corrió hacia mí.
── ¿Por qué carajo corriste hacia mí de esa forma? ──Exijo saber con el ceño fruncido.
── Quería asustarte. ──Giro los ojos ante su sinceridad.
── Bueno, lo lograste, vete. ──Le ordeno── Tengo que recoger el desastre que me hiciste hacer.
Señalo los pequeños pedazos de porcelana junto con una buena cantidad de tierra. Él se ríe, pero yo me cruzo de brazos demostrando mi molestia hacia él, que sólo sube sus manos con rendición. Siento cómo mi celular suena indicando un nuevo mensaje, lo tomo para verlo.
── Adiós, Querubín. ──Se despide, y aprovechando que tengo la cabeza gacha, besa mi frente.
No presto atención a aquel gesto cuando veo que el mensaje es del padre de Derek.
Camilo Foster:Alex, me informan que ven movimiento sospechoso cerca de tu edificio, trata de mantenerte acompañada.
Un escalofrío me recorre entera, y cómo no quiero meter a Jess en más problemas de los que ya tiene, me volteo y me trago todo mi orgullo.
── Derek. ──Le llamo y el voltea── Quédate.
Mi petición es apenas un susurro, pero a él parece no importarle. Se acerca caminando lentamente, como si estuviera esperando un escape por mi parte, y ganas de hacerlo no me faltan. Paso mi peso de un pie a otro, incomoda, siento cómo mi corazón se acelera aún más cuando se detiene a sólo unos centímetros de mí.
── ¿Para qué, Querubín?
Obligo a mi mente a reaccionar y cierro la boca que no era consciente de que la tenía abierta. Que estúpida debí verme.
── Tengo miedo de quedarme sola. ──Aunque en parte es verdad, me pica el cuero cabelludo por no decirle toda la verdad.
Su rostro se acerca el mío, y susurra cerca de mis labios, mareándome.
── ¿Quieres que me quede cuando las posibilidades de besarte son altas?
Toma mis hombros y me presiona contra la pared, no me asusta ni nada, por primera vez disfruto de un movimiento así. Mis manos suben por su torso, acariciándolo. Hace que parezca que la tela de su camisa es más delgada de lo que es en realidad, cuando llegan a su cuello siento como se eriza su piel a la vez que se estremece.
── Creo que me arriesgaré. ──Repito sus palabras del día anterior.
Jalo su cuello para besarlo, porque no puedo resistir tanta tentación cerca de mí, su aroma me embriaga y hace que mis sentidos giren en torno a él, quiero sentirlo cerca y mandar todo a la mierda.
Entonces la puerta suena.
── ¡Maldita sea! ──Derek se queja mientras se aleja para abrir la puerta, lo sigo a paso lento sintiendo cómo la frustración se acumula por estar a punto de besarlo y ser interrumpida.
Cuando Derek abre la puerta, una muy contenta Jess entra irradiando alegría por todas partes, ignorando la actitud sonrojada y frustrada de Derek y yo.
Recuerdo lo que me contó Lauren, y aquello me hizo sentir mal. No quería arruinarle la felicidad.
Ella alza las cejas al percatarse de la presencia de Derek, me sonríe con picardía y yo me sonrojo sin poder evitarlo. Derek, que parece percatarse de mi incomodidad, cierra la puerta principal y se encamina hacia mi habitación supongo, al pasar a mi lado me susurra.
── Te espero en la habitación para continuar con lo que dejamos pendiente.
Abro los ojos como platos ante sus palabras, se aleja sin darme oportunidad de decirle algo inteligente en mi defensa, aunque de todas formas yo también me muero por estar a solas con él.
── ¿Interrumpí algo? ──Inquiere Jess, subiendo y bajando sus cejas repetidas veces.
── No. ──Me apresuro a decir.
── Sí, claro. ──Tose diciendo mentirosa.
Sonreí algo apenada.
── ¿Y eso que viniste? ──Cambio de tema, ella se extraña, pero no dice nada.
── ¿Está prohibido visitarte? ──Pregunta indignada── ¿O solo Derek es bienvenido?
Ella ríe al ver mi expresión.
── No seas tonta. Dime.
── Ayúdame a planificar la fiesta. ──Pide con un puchero.
── Jess, jamás en mi vida he hecho una.
── Yo tampoco, así que sé un desastre conmigo.
Me río y me siento con ella para ayudarla en lo que puedo, de vez en cuando le interrumpo para decirle una que otra opinión que pasa por mi mente. Veo cómo su rostro se ensombrece un poco al decir que ninguno de sus familiares vendrá a celebrar con ella, solo puedo asentir con algo de pena ante eso.
Entonces lanza la bomba.
── Será mañana. ──Hago una mueca y ella se alarma── ¿Qué?
── En ese caso Ryan no podrá venir. ──Explico── Toda esta semana estará ocupado con la universidad y las notas.
── Oh.
Baja la mirada, pensativa. Parece un poco desganada por lo que acabo de decir, pero luego suspira y me sonríe un poco.
── No es su culpa. ──Asegura ella── Me la deberá.
Al ver su expresión, se me escapa la pregunta de los labios sin que pueda evitarlo.
── ¿Te gusta Ryan?
Ella me mira con los ojos abiertos como platos, no puede culparme por pensarlo. Para mí no pasaron desapercibidas esa miraditas que le dedicaba Jess a Ryan.
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Editado: 17.01.2025