Máscaras, mentiras y secretos

Parte 3

Cuando Mía cayó por la borda se golpeó muy fuerte la cabeza, por suerte entre su semi inconciencia se mantuvo a flote, cuando ya no tenía más fuerzas encontró parte de la madera del mástil y se aferró a éste, cuando empezó a amanecer llegó a una playa, allí finalmente perdió el conocimiento, al anochecer un hombre pasó por el lugar, vio a la bella muchacha, la subió a su camioneta y la llevó a su casa, ella despertó cuando sintió que era besada y acariciada bruscamente.

— ¿¿¡¡Qué diablos!!?? Suéltame...

La respuesta que recibió fue dicha en un idioma que no entendió, por suerte logró golpearlo en su ingle, y salió corriendo. Se ocultó del hombre furioso que la buscaba, mientras estaba allí el dolor de cabeza no la dejaba en paz, sentía como un pitido en los oídos, por suerte no la encontró el tipo, que luego de una hora se fue bufando.

La joven descansó esa noche allí, hasta que ya no soportó el hambre y la sed, trataba de recordar cómo se llamaba o de donde venía, pero nada, sabía cómo caminar, o ir al baño, pero no de donde venía, ni nada de su vida. Caminó hasta que encontró un almacén donde quiso comprar algo, pero se encontró con el problema que no tenía dinero.

— Tengo mucha hambre, por favor ayúdeme — rogó al borde del desmayo.

El hombre de ojos rasgados miró los dedos de la joven.

— Anillo, dar galletas y dos bebidas grandes.

Ella miró la joya, pensó un momento y replicó.

— Sería la comida, las dos bebidas y 500 dólares.

— Loca.

— Esta joya vale al menos 10.000 dólares — no supo de donde le salió la información.

— Robado — dijo el hombre después de mirarla de arriba a abajo — si o yo llamar policía.

Entre regañadientes la joven no tuvo otra que aceptar. Sentada en la vereda comió uno de los paquetes de galletas, se puso a pensar que hacía allí y como es que tenía esas joyas ¿Sería de verdad que las robo? ¿Y por qué no recordaba nada? Tal vez era una ladrona, la descubrieron y la golpearon antes de tirarla al mar.

Lo primero que debía hacer era conseguir dinero, fue a una casa de empeño, por suerte el dueño hablaba inglés, uso otras alhajas que todavía tenía, por todo el hombre le dio el 10% del valor real de las joyas, pero como no tenía identificación, si presionaba podrían denunciarla. Ahora debía conseguir ropa limpia y donde vivir, compró un bolso, algunas poleras y pantalones en una tienda de segunda mano. Cerca había un hotel, esa noche se durmió preguntándose quien soy, de donde vengo, mi familia me estará buscando... ¿Tengo quién me busque? Al otro día salió temprano a comer algo, cuando volvió se dio cuenta que habían entrado en su habitación, y le robaron su dinero, cuando fue a reclamar el encargado solo decía no entender bien.

— Ahora pagar por noche de ayer.

— Yo le pague anoche.

— Tú decir pagar hoy, pagar o llamar a la policía, usted mentirosa.

Asustada la muchacha se fue corriendo entre los gritos del encargado que llamaba a la policía, cuando la vio perderse en la calle, entró a su negocio riendo.

La joven se alejó de la cuidad a pie, esa noche se acomodó a dormir un poco al lado del camino de tierra, estaba muy cansada y hambrienta, unas horas después pasaron por allí unos contrabandistas de mujeres, vieron a la occidental, era joven, bella y sin nadie a su alrededor, una presa fácil, o eso pensaron los dos hombres que iban en la furgoneta. Se le acercaron sin hacer ruido, cuando la tomaron de ambos brazos ella golpeó al más alto, vio que el otro abría la puerta del vehículo para subirla, adentro había varias mujeres orientales amarradas y amordazadas, muy asustadas, algunas llorando.

La adolescente mordió en el brazo al hombre que la tenía sujeta, cuando la soltó levantó la pierna y le dio una patada en la cara. El otro se acercó a ayudar, gesticulando y gritando en ese idioma que la muchacha no entendía, fue como verse en cámara lenta en una película de artes marciales, también lo golpeó, y aunque recibió un par de puñetazos, con ayuda de una rama gruesa que encontró los dejo inconscientes. Con un machete que encontró en el vehículo dejó en libertad a las muchachas, todas corrieron a perderse en la oscuridad, menos una.

— Gracias — la joven quería saber cómo estaba su salvadora.

— ¿Hablas mi idioma?

— Mi madre tener tienda de comida... no... restaurant, siempre venir turistas. Yo — se apuntó a si misma — iba a fiesta, mamá no dejar salir, me escape, ellos atrapar. Ven, estar herida. Yo Xuan.

Corrieron por la senda, cuando sentían que algún vehículo venía por el camino, se escondían en la maleza, un rato después llegaron a una aldea pequeña, a orillas del mar, en la periferia del lugar, entraron tratando de no hacer mucho ruido, pero apenas cerraron la puerta, se prendió la luz, una mujer mayor estaba de pie allí, recibió a las dos jóvenes con gritos en el idioma de ese lugar, se notaba que estaba muy molesta, hasta que su hija le contó lo que había ocurrido, luego miró desconfiada a la occidental.

— ¿Es verdad lo que dijo mi hija?

— Sí señora.

— ¿Cómo te llamas?

— No lo sé... no recuerdo nada de mí — dijo sincera.

— No será que no quieres decirme tu nombre — aseguró la madre.

— Señora, de verdad se lo juro, no recuerdo nada de mí — se tomó la cabeza con las manos, donde tenía una herida, antes que nadie dijera nada más, su estómago rugió.

— No tienes dinero, ni documentos ¿Verdad?

— No — reconoció avergonzada.

— Te daré algo de comer, puedes dormir en la pieza donde guardamos las mercaderías, no tengo espacio en mi casa.

— Gracias señora — le tomó la mano — es la primera persona que me ha ayudado, de verdad se lo agradezco.

Al ver la mirada sincera de la joven, la mujer bajo la guardia, había vivido tanto tiempo con miedo, se preocupó que pudiera ser uno de "ellos".

— Ten — la mujer le sirvió varios Goi Cuon (rollos primavera) que la occidental devoró en segundos.



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En el texto hay: mentiras, traicion, secretos

Editado: 03.05.2021

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