Máscaras, mentiras y secretos

Parte 9

Mia estuvo todo un día viendo videos de su vida pasada y fotografías, hasta que su tío la llamó a su celular.

— ¿Sabes que había pasado con Chloe... mi madre verdadera?

— Por fin lo recordaste, te lo conté a los 12 años.

"La edad que tenía cuando empecé a rebelarme contra Jacqueline, ahora entiendo el por qué".

— Tu entendiste que esa mujercita solo quería la fortuna de tu padre, por eso te acepto, te exigía mucho, te trataba como si fueras otro de esos chiquillos que cuida en sus fundaciones. Peleaba seguido con tu padre por no dejarle su dinero a ella.

— Todavía no recuerdo nada de eso.

— Ya lo lograrás ¿Quieres venir a vivir de nuevo conmigo?

La muchacha no se sentía a gusto al lado del hombre.

— Por ahora no tío, quiero estar en esa casa, así tal vez mi memoria vuelva más rápido.

— Creo que mejor sería que volvieras a mi lado... pero es tu decisión, nos vemos cariño.

Durante muchos días Mía eludió a su madre, hasta que Jacqueline la enfrentó.

— Entiendo que todo esto es muy fuerte, pero no puedes hundirte en la depresión.

— ¿Acaso no puedo sentirme así? Acabo de descubrir que tuve otra madre que se suicidó o la mataron, y que puedo o no ser hija de a quien le dije toda mi vida papá ¡¡¡Tal vez soy producto de una violación!!!

— A pesar de todo eso mi amor, el cómo llegaste a este mundo no define tu vida, sino lo que haces con ella. Si quieres me voy de casa para dejarte tranquila, solo quiero que estés en paz.

La joven no dijo nada, pero su expresión le indicó lo que debía hacer, fue a su pieza a arreglar sus maletas, cuando ya estaba lista se fue a despedir de la Sra. Hue.

— Por favor cuídela mucho, se nota que Mia le quiere y usted a ella.

— ¿Va de viaje?

— No, le hago daño a mi niña, ya no quiere verme, prefiero irme y que éste más tranquila.

— Está equivocada Sra. Jacqueline, ella la necesita más que nunca, y la quiere, solo que han sido muchas cosas para Mia en muy poco tiempo.

— No quiero abrumarla, estaré en contacto.

Cuando la jovencita vio que cargaban el auto de su madre con las maletas, su corazón se rompió, entendió que no quería separarse de ella, corrió y se puso frente al auto, por suerte el chofer pudo parar a tiempo.

— Cariño, estas bien, pudiste salir herida.

— Mamá, no te vayas, lamento todo lo que pasó, y lo que te dije, yo... no estaba segura que me querías, perdóname, no quiero separarme de ti de nuevo.

Luego de eso la vida decantó un poco para Mía, hasta que decidió hacerse el examen de ADN.

— ¿Estás segura mi niña?

— Necesito saber si soy o no hija de él. Siempre lo amaré y lo respetaré, pero si descubro que no lo soy, puedo investigar quién fue el que abuso de mi madre con mi ADN.

El resultado estaba listo dos días después, la Sra. Jacqueline fue por la carta, en ese rato llegó Colton a la mansión.

— ¿Qué pasa sobrina? Te veo muy nerviosa.

— Me hice el ADN, quiero saber si soy o no la hija de papá.

— ¿Por qué crees que no lo eres? — le consultó extrañada.

— A mi madre la violaron, ella no sabía quién era mi padre, estoy segura que quien abuso de ella la mató, eso no fue un suicido. Mamá fue a buscarlo, yo estoy demasiado nerviosa para conducir.

— A Chloe la mató Jacqueline para casarse con tu padre.

— No hables así de mamá.

— Es mentirosa, incluso trato de seducirme, te apuesto que falsificará los resultados para quitarte la fortuna de mi hermano.

— No te creo, ella no es así.

— Te lavó el cerebro, aparenta ser una buena persona, pero en realidad es todo lo contrario.

En eso apareció la Sra. Hue.

— Por favor retírese.

— Usted es solo una recogida de mi sobrina, no puede echarme.

— Pero yo sí, no te quiero ver más, tú no quieres a mi madre, ella me crio, me cuidó, no creo nada de lo que dijiste, ella es una mujer intachable.

— Si es tu deseo no volveré — se fue rápidamente.

Las mujeres orientales y Mía esperaron a la Sra. Jacqueline, pero ya pasadas dos horas y al no poderla ubicar al celular, se dieron cuenta que algo le había pasado.

Sonó el teléfono.

— Tengo a tu madre, trae cinco millones de dólares y la soltaré, si llamas a la policía es mujer muerta. En tres horas te diré el lugar de la entrega.

Todas escucharon porque estaba activado el altavoz, la voz del secuestrador era distorsionada, sonaba como la de un robot. Las tres mujeres se miraron.

— ¿Qué harás? — le preguntó la Sra. Hue seria.

— Ir, no puedo dejarla morir por dinero.

— Me parece muy extraño todo esto.

— Iré Sra. Hue, debo ayudarla. Haré las llamadas para que traigan el dinero lo antes posible.

Mientras ella fue a contactarse con los del banco, las dos mujeres asiáticas hablaban en susurros.

— ¿Qué piensas hacer mamá?

— También iré a ese lugar, algo no me cuadra, pedirle cinco millones de dólares, es como sacarle un pelo a un gato, me parece una excusa. Justo secuestran a la Sra. Jacqueline cuando traía el resultado del examen de ADN... son demasiadas coincidencias.

— Mejor será avisar a la policía.

— Sé que hacer, quédate aquí, no hagas nada, me lo prometes.

— Sí madre.

La Sra. Hue pudo hacer que la joven millonaria le dijera donde iba, espero un rato luego que Mia se fue, la mujer oriental tomó tres taxis para asegurarse que no la seguían, mientras hacía varias llamadas.

En el puerto Mía buscó desesperada en la oscuridad el número del puerto, y del muelle de amarre que le habían dado, un hombre vestido totalmente de negro, la recibió, tenía un pasamontaña, le señaló que subiera, la muchacha todavía tenía miedo y por un segundo quiso dejar botado el dinero y huir, pero el amor a la mujer que la crio fue más fuerte. Entró a la cabina, entonces el yate partió, una angustia tremenda la envolvió. Media hora después el motor de nuevo paró, estaban en medio del mar.



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En el texto hay: mentiras, traicion, secretos

Editado: 03.05.2021

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